Los aranceles de Donald Trump, un grafitero que viene de Londres, la caída del sector automovilístico alemán, el duelo de los hermanos Márquez en MotoGP, Lady Gaga o los aires de grandeza de Vladimir Putin tienen en común su capacidad de incidir en el turismo de Barcelona. La capital catalana sigue firme en su objetivo de pasar de la cantidad a la calidad de la mano de los congresos y los viajes de negocios, pero navega a merced de una coyuntura internacional volátil e imprevisible. El aleteo de mariposa que deriva en la teoría del caos, sin embargo, puede tener un origen de kilómetro cero. En forma de incremento de las tasas turísticas, algo que debería suceder a corto plazo. Según el Gremi d’Hotels, encarecer la noche de un forastero en la ciudad puede tener un efecto muy negativo. Hasta el que punto de que eventos como el Mobile Wold Congress podrían terminar haciendo las maletas porque otra metrópolis europea tiene una oferta mejor.
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Barcelona ha tenido un verano aceptable en cuanto a ocupación hotelera (86,5%), con incrementos de casi un punto porcentual en julio y agosto. Este aumento amortigua 12 meses seguidos de caída, según ha señalado el presidente del gremio, Jordi Clos, que este miércoles ha compartido las cifras del sector junto a Manel Casals, director general de la entidad. Desde enero, han indicado, la bajada acumulada es de 1,5 puntos, que puede parecer poca cosa pero al no ser un descenso lineal, “la afectación es importante”, sobre todo para los establecimientos con más estrellas en su puerta, que pueden haber sufrido una pérdida de facturación muy relevante”. En cuanto al precio medio de la habitación, en lo que llevamos de 2025 se sitúa en 194 euros, cuatro más que en 2024.
Evolución del sector
La ocupación ha crecido en verano un punto porcentual tras 12 meses seguidos de ligero descenso en la capital catalana
Pero más allá de los datos, lo que de verdad inquieta al Gremi d’Hotels a día de hoy es la posibilidad de que la tasa turística se encarezca el año que viene y de manera gradual hasta doblarse en 2029. Depende de dos factores: la renovación en el Parlament del decreto que grava este impuesto y la aprobación de las balanzas fiscales del Ayuntamiento. En el pleno municipal de julio, a proposición de Esquerra, ya pasó el corte la idea de que se incremente un euro por año a partir de 2026. Votaron a favor, además de ERC, el PSC y Barcelona en Comú, es decir, 24 de 41 concejales. Mayoría absoluta. “No se puede asfixiar al turismo”, se ha quejado Clos, que ha ido mucho más allá al advertir de que el denominado turismo MICE (vinculado a los congresos y los negocios) puede llegar a la conclusión de que Barcelona ya no es una ciudad business friendly.

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El presidente del gremio se ha focalizado en la ballena azul de las ferias. Según sus cálculos, los organizadores del Mobile pueden ver cómo su factura se encarece entre 400.000 y 600.000 euros por culpa del previsible encarecimiento de la tasa turística. ¿Qué puede pasar? “Si incrementas las cosas, entra la reflexión sobre si quizás es mejor quedarte aquí o irte a otra parte”. A su siembra de dudas le ha añadido el hecho de que ciudades del entorno se deben estar fregando las manos y preparando todo tipo de estrategias para seducir a John Hoffman, CEO de GSMA, la empresa que cada año convierte Fira de Barcelona en el epicentro mundial de la tecnología. “Seguro que Cannes, Ginebra o Bruselas lo ponen encima de la mesa; todos haríamos lo mismo”, ha sostenido Clos.
Si incrementas el precio de las cosas, entra la reflexión sobre si quizás es mejor quedarte aquí o ir a otra parte”
Jordi ClosPresidente del Gremio de Hoteles
Sobre la nacionalidad de los visitantes, Casals ha explicado que los alemanes están perdiendo fuelle por el estancamiento de la economía del gigante europeo. También se siguen notando los efectos de la invasión rusa en Ucrania y ahora han entrado en juego los aranceles de Estados Unidos por todo el planeta. Tampoco ayudan, se quejan los hoteleros, “la imagen desarrapada que dan los grafitis”. “A los clientes que vienen de manera regular a Barcelona les sorprende mucho la cantidad de pintadas que ven por todas partes”, ha lamentado Casals. Por contra, el duelo de los hermanos Márquez en MotoGP a principios de septiembre en Montmeló, el concierto de Lady Gaga de octubre o los cinco congresos médicos previstos antes de que termine el año auparán al sector, que tiene pendiente la renovación del convenio colectivo. Sobre esta negociación, Casals ha asegurado que el diálogo avanza en buena dirección, pero ha aprovechado para censurar “el incremento del absentismo laboral, que en algunos sectores se ha doblado”.

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Sobre el futuro, el Gremi d’Hotels insta a Turisme de Barcelona a enfocarse en mercados aún por explorar. Por lejanía, como el asiático -se evaporó con la pandemia-, o por oportunidad, como es el caso de los muchos millones de ciudadanos de Canadá y México, dos estados ahora enemistados con Estados Unidos que podrían encontrar en la capital catalana un pueblo que les abraza. Pero antes, han insistido, hay que solventar el tema de la tasa turística. Clos ha admitido que los precios de la ciudad estaban años atrás “muy por debajo de lugares como Milán, Venecia o París”. Todavía no están equiparados, pero con la carga que prevén el Parlament y el Ayuntamiento, “se situaría como la más cara de Europa”.