De proyectar un esquema revolucionario a un fiasco mayúsculo. Así puede resumirse el insólito y errático paso de Walter Erviti como manager de Almirante Brown. Un puesto nominal, claro, porque nunca fue oficializado en los cuatro meses que caminó por la Ciudad Deportiva.
En ese tiempo, el exfutbolista de Boca Juniors y San Lorenzo, entre otros equipos, tomó las decisiones más importantes del fútbol de la institución sin tener un vínculo formal. Por eso, nunca se escuchó su voz sobre las medidas que hicieron ruido en Isidro Casanova en el último tiempo.
Los súperpoderes que la dirigencia aurinegra le delegó al marplatense derivaron en un raid de resoluciones que levantaron polvareda en La Fragata. Como la remoción de dos entrenadores (Szeszurak y Alonso), de una veintena de futbolistas y del histórico médico de la entidad, Walter Quintero, quien llevaba tres décadas en el plantel profesional.
El alejamiento del zurdo y su equipo de trabajo terminó de sellarse esta semana, cuando, por orden dirigencial, se reincorporaron al trabajo varios jugadores que Erviti había desvinculado, como Gonzalo Flores, Matías Belloso, Santiago Gauna, Joaquín Borja y Jonatan Goya.
Todavía sin entrenador confirmado (lo iba a elegir el ahora exmanager) para la próxima temporada, el cuadro matancero seguirá entrenándose en el predio de Rucci y Seguí hasta mediados de diciembre. Mientras tanto, la CD retomará el armado del equipo y la sombra fantasmal de Erviti quedará como un recuerdo tan insólito como inexplicable.



