El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) logró frenar un severo ajuste impulsado por el Gobierno Nacional. A pesar de los intentos del oficialismo por aplicar un recorte significativo en la entidad, la mayoría del Consejo Directivo aprobó una reestructuración que, aunque contempla cambios en su funcionamiento, garantiza la continuidad de los puestos de trabajo.
En una reunión clave, los representantes del Ejecutivo no lograron la cantidad de votos necesarios para llevar adelante su propuesta de desmantelamiento. La iniciativa gubernamental pretendía reducir la dotación de empleados de 6.123 a 4.500, eliminando agencias de extensión y poniendo en disponibilidad a 1.500 trabajadores. Sin embargo, el plan no prosperó y, en su lugar, se aprobó una propuesta que permite ajustes internos sin afectar las fuentes laborales.
El secretario general de la Asociación de Profesionales del INTA (Apinta), Mario Romero, explicó que la propuesta final fue elaborada por la Dirección Nacional del organismo y avalada por la mayoría del Consejo Directivo. Los tres votos en contra provinieron del presidente del INTA, Nicolás Bronzovich, la vicepresidenta, María Beatriz Giraudo, y un vocal, todos designados por el Gobierno. A favor votaron representantes del sector privado y universidades.
La reestructuración incluye el cierre de la Estación Experimental del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y de 41 agencias sobre un total de 299, aunque su personal será reubicado. También se redefinirá el Instituto para la Agricultura Familiar (IPAF), que pasará a denominarse “Producciones Regionales y de Pequeña Escala”.
Pese a haber evitado un ajuste más profundo, los gremios alertan sobre posibles nuevas medidas. “Debemos seguir en alerta porque el Gobierno tiene en la mira otras áreas del INTA, incluyendo la venta de tierras e inmuebles”, advirtió Julieta Boedo, delegada de ATE en el organismo.
El INTA es un actor clave en el sistema de ciencia y tecnología, promoviendo la innovación en el sector agropecuario. Entre sus recientes logros se encuentra la secuenciación del genoma de la «chicharrita», plaga que afectaba el maíz y causaba millonarias pérdidas. Además, ha desarrollado nuevas variedades de soja con alto contenido proteico y resistencia mejorada. La incertidumbre sobre su futuro persiste, pero, por el momento, el instituto logró evitar una drástica reducción.
