Lo que suena como una trama de ciencia ficción es, en realidad, una de las estrategias más efectivas para combatir una plaga que pone en jaque a la ganadería latinoamericana. Estados Unidos, junto a Colombia y Panamá, lidera un programa que libera 14 millones de moscas estériles cada semana para frenar la propagación del gusano barrenador del ganado.
Moscas estériles para detener una amenaza invisible

La técnica utilizada se conoce como Técnica del Insecto Estéril. Consiste en criar masivamente machos de la mosca Cochliomyia hominivorax, luego esterilizarlos y liberarlos en la naturaleza. Cuando se aparean con hembras fértiles, estas no pueden reproducirse, lo que interrumpe el ciclo biológico de la plaga y reduce su presencia de forma progresiva.
Esta operación se concentra actualmente en la frontera entre Panamá y Colombia, una zona estratégica para evitar que el parásito avance hacia el norte del continente, donde ya fue erradicado en países como México y Estados Unidos. El esfuerzo conjunto no solo protege la industria ganadera, sino también la salud pública, ya que el insecto puede afectar a cualquier ser vivo de sangre caliente, incluyendo humanos.
Aunque este tipo de estrategia ha sido aplicada en otros contextos, es la primera vez que se implementa en estos países latinoamericanos. El volumen del operativo y la coordinación entre los tres gobiernos demuestra la gravedad del problema y la urgencia de actuar antes de que la plaga se vuelva incontrolable.
Por qué América Latina depende de esta estrategia silencios

El gusano barrenador representa una amenaza directa para la economía rural: destruye tejidos vivos, provoca infecciones graves y puede causar la muerte de animales si no se detecta a tiempo. Los daños colaterales incluyen pérdida de producción, incremento de gastos veterinarios y reducción de exportaciones.
El 26 de febrero de 2025, el Servicio de Inspección Sanitaria de Animales y Plantas (APHIS) anunció la ampliación del programa hacia dos puntos clave de México para reforzar el cerco sanitario. Hasta ahora, los grupos ambientalistas no han manifestado oposición, y los resultados son prometedores.
Con millones de moscas estériles como aliadas invisibles, esta operación silenciosa podría convertirse en el mayor escudo biológico del continente.