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El legado de Alejandro Romay: Diego y Omar, dos de sus hijos, harán el musical Billy Elliot y recuerdan cómo era trabajar con su papá

Hubo un tiempo en el que solo existía la televisión abierta, los canales eran de aire y un solo canal era privado: el 9, el de la palomita, el del Zar Alejandro Romay, ubicado en el Pasaje Gelly 3378, desde donde todos los domingos se emitía Feliz domingo para la juventud.

En su adolescencia, Diego Romay, cuando cursaba quinto año del secundario en la escuela Dorrego, participó con sus compañeros en ese programa ómnibus, por un viaje a Bariloche. Claro que en la tribuna se confundía entre los cientos de alumnos que concursaban cada domingo; pero no era un alumno más: era un participante con privilegios. Tras cada ronda de juego en la que su colegio perdía, aparecía una nueva oportunidad: era el hijo de Alejandro Romay, así que le hacían lugar en el repechaje o en alguna de las últimas prendas del programa.

Diego Romay es el actual productor de lo que promete ser un espectáculo de enorme atractivo: Billy Elliot, el musical que se estrenará en mayo del año que viene en el teatro Ópera y el menor de los cuatro hijos del zar de la televisión. La cita para la entrevista fue en la Fundación Julio Bocca, ubicada en las Galerías Pacífico; porque es precisamente allí donde se montó el centro de entrenamiento para ese musical.

Su padre, Alejandro Argentino Saúl Ben Mahor, quien fuera dueño del antiguo Canal 9, murió hace diez años. Caso, al menos, poco frecuente: Alejandro Romay no sólo cambió su apellido por un seudónimo cuando se recibió de locutor, como hacen muchos artistas, sino que logró cambiar su apellido en el documento, que no es más ni menos que un anagrama de Mahor. Un apellido elegido y legalizado; símbolo de una época gloriosa de la radio y la televisión.

“Cuando empieza a tener notoriedad artística como locutor, mi papá incorpora el apellido Romay. El apellido de sus hermanos es Saúl. Lo que entendimos todos es que él necesitaba construir marca propia. Generar identidad en su proyecto personal, crear su propio camino artístico fundacional, separarse sanamente de su familia, de aquel muchacho tucumano que venía de la radio LV7 y llegaba a Buenos Aires”, relata Diego el recorrido de Alejandro, tan emparentado al camino del héroe.

“El apellido original sefardí es Ben Mahor, hijo del mayor”, dice y desmiente que la elección del apellido tenga que ver con el de un jugador de fútbol. En su documento los cuatro hijos están legalmente inscriptos como Romay.

Alejandro Romay era famoso, entre tantísimas cosas, por la duración de sus discursos en los Premios Martín Fierro. Alejandro Romay era famoso, entre tantísimas cosas, por la duración de sus discursos en los Premios Martín Fierro.

Leonor «Lita» Rosio tiene 93 años y es la madre de los cuatro hermanos que siguieron el legado del padre; todos se dedican, en distintos rubros, a la industria del espectáculo.

La mayor, Mirta -que es psicóloga-, es la creadora de Teatrix, plataforma argentina de teatro por streaming. Le sigue Omar -quien comenzó, pero abandonó, la carrera de abogacía-, productor y empresario televisivo radicado en EEUU, quien estudió cine en Los Ángeles. Luego Viviana -abogada-, es curadora de arte y es quien está a cargo de Fundación Cazadores, un lugar para artistas emergentes. El último, Diego, de 52 años, está al frente de los dos teatros que fueron de su padre y que ahora pertenecen a la familia: El Nacional -sobre la avenida Corrientes, en el centro porteño- y el Teatro Alcalá en Madrid. Sin embargo, sus caminos profesionales no se cruzaban.

Por lo menos, no había sucedido hasta ahora. Pero Billy Elliot vino a cambiar la historia familiar. “Es la primera vez que con mi hermano decidimos trabajar juntos”, afirma Diego, quien se asoció con Omar para producir el musical. “Siempre sentí una profunda admiración por mi hermano”, dice Diego, 17 años menor que Omar.

La figura de papá, distinta para todos

“Trascender a mi viejo fue difícil. La figura de Romay tuvo su impronta como gran hacedor. Y nosotros, como hijos, tuvimos que desafiar la mirada del padre, revisarla y cuestionarla sanamente para encontrar el camino propio, que es el trabajo que todo hijo tiene que hacer”, reflexiona Diego.

Billy Elliot ya fue producida por Diego, pero en el teatro Alcalá, en España. Allí sus socios compraron los derechos de la obra y él fue coproductor en esa puesta. Y fue entonces que nació la idea de comprar los derechos para hacerla en la Argentina.

Diego Romay producirá Diego Romay producirá «Billy Elliot», junto a su hermano Omar. Se verá en mayo de 2026. Foto: Juano Tesone

Entre los cuatro hermanos, hay “diferencias generacionales enormes”, dicho por el propio Diego. “Ellos vivieron desafíos distintos a los míos, en épocas distintas; también se formaron en distintos momentos junto a mi padre y atravesaron un papá distinto cada uno”, dice.

A mí me tocó el más fácil, pude disfrutarlo, porque cuando yo nací ya estaba todo armado. El otro papá, el que vivieron mis hermanos, es al que no veían nunca. Yo tuve más presencia de padre y pude participar más activamente de su labor, me daba más lugar. El ya estaba en otra etapa de la vida, ya estaba de vuelta”, afirma.

“Empecé trabajando en el canal en el área de comunicación y promociones, cuando tenía 18 años. Antes había hecho cámara, tiraba los cables… Me divertía mucho. Salía de la escuela con mi sobrino (de su misma edad) y nos íbamos al canal. Y era como estar en Disney, con esos grandes decorados, se respiraba contenido nacional, los actores se cruzaban en los pasillos, la gente esperando en la puerta a los grandes ídolos… Eso no existe más”, añora.

De la tele al teatro y el peso del apellido

Diego Romay trabajó en la tele hasta 1997, cuando se vendió Canal 9. Y ya no volvió a producir para la pantalla chica.

Alejandro Romay y Juan Domingo Peron en la puerta de Canal 9, en septiembre de 1973 Alejandro Romay y Juan Domingo Peron en la puerta de Canal 9, en septiembre de 1973

“Mi papá había vuelto al amor por el teatro en esa época y yo volví a acercarme a él, como su fiel compañero, como el Sancho Panza de ese hombre que era un don Quijote de la época, luchando contra los molinos de viento”, ilustra con esa imagen literaria.

Se enamoró del teatro, dejó de estudiar Administración de empresas y decidió estudiar cine en la FUC, de Manuel Antín.

“Y ahí nació mi primera obra de teatro, porque fue ahí donde empecé a escribir Tanguera. Siempre tuve un amor muy grande por el tango, por mi viejo”, repasa. “Después hice Nativo, Caravan…”, enumera. Y luego empezó a asumir las producciones de su padre, ya que “él estaba muy viejito”. Uno de los títulos: El hombre de la mancha. Alejandro murió hace diez años, el mismo año en el que nació el hijo menor de Diego.

“Lo sufrimos frente a ciertos incidentes que fueron duros para la familia”, dice con respecto al peso del apellido. El exilio, el secuestro de Omar, el incendio de El Nacional, la expropiación del canal. “Mi padre en la época difícil de los militares se va a Puerto Rico y funda allá dos emisoras”, recuerda. “Estaba desencantado, porque él siempre defendió la lucha de la identidad de nuestro pueblo”, agrega. “Siempre nos sentimos muy afortunados y muy bendecidos por lo que significó ser hijos de Romay”, asegura. “Fueron muchas las figuras que él patrocinó, como Natalia Oreiro”, suma.

Diego tiene tres hijos; una hija de 15 años, y dos varones de 10 y 16. Ninguno sigue por el momento el legado familiar, aunque “a Ornella le gusta cantar”. Entre tantos nietos y bisnietos de esa voz característica que decía “en este canal líder”, sólo algunos fueron seducidos por el mundo del espectáculo. Alguno probó y luego dejó. Pero los cuatro hijos del zar, que no pudieron evitar el bello destino de continuar el legado del padre, tienen todavía mucho para seguir construyendo.

Diego Romay dice que agarró una linda etapa de su papá, cuando trabajaba un poco menos. Con 52 años, es el hijo menor del Zar. Foto: Juano TesoneDiego Romay dice que agarró una linda etapa de su papá, cuando trabajaba un poco menos. Con 52 años, es el hijo menor del Zar. Foto: Juano Tesone

Billy Elliot y los herederos de un legado

“Es el primer encuentro de dos hijos, herederos de un legado, que deciden aventurarse a trabajar juntos”, sentencia Diego, haciendo referencia a su sociedad con Omar. Se trata de la producción de Billy Elliot, que se estrenará en mayo en el teatro Opera.

Hubo un largo e intenso proceso de selección. Fueron elegidos cinco Billys, que protagonizarán la obra en forma rotativa.

“Fue una audición federal. Hicimos un lanzamiento con la Fundación Julio Bocca. Pasaron más de 300 chicos de todo el país. Tenían que saber bailar clásico, tener entre 10 y 14 años, cantar, tener gran capacidad expresiva. La producción de Billy Elliot, en todos los países en los que se hizo, se ha gestado de la mano de una estructura de capacitación y formación para desarrollar las competencias necesarias. Los chicos en la obra hacen acrobacia y bailan tap. Así que fue un trabajo de formación muy grande”, explica Diego.

Pero hay un detrás de escena muy interesante. Lino Patalano -productor teatral ya fallecido- soñaba con hacer Billy Elliot y que la dirigiera Julio Bocca. “Un día, en pandemia, me llama, porque sabía que yo tenía los derechos. Le dije que cuando la hiciera, hablábamos. Luego Lino falleció y yo sentí que tenía que hacerla con Julio Bocca. Pero cuando lo llamé, me contó que iba a asumir la dirección artística del teatro Colón”, repasa. “Por eso ahora montamos la academia en la Fundación Julio Bocca”, concluye.

Billy Elliot, el musical basado en la película del año 2000 y con música original de Elton John, será dirigido por Rubén Szuchmacher. La obra se desarrolla en el norte de Inglaterra durante la huelga de mineros de 1984 y sigue el viaje de un joven, Billy Elliot, que descubre su pasión por el ballet a pesar de la resistencia social y familiar. El musical aborda temas de identidad, aceptación y las tensiones de clase de la época.

Billy Elliot, la película del año 2000. La música original es de Elton John.Billy Elliot, la película del año 2000. La música original es de Elton John.

Durante este año, los preseleccionados formaron parte de la Escuela Billy Elliot Argentina, un programa de becas y entrenamiento en danza, canto y actuación, que definió a los candidatos con mayor potencial para conformar el elenco oficial. Osvaldo Laport, Deborah Turza y Alejandra Perlusky serán el padre, la madre y la profesora de baile de Billy. Gustavo Wons es el coreógrafo y Gaby Goldman, el director musical.

El incendio de El Nacional

El Teatro El Nacional, destruido por un incendio en 1982.El Teatro El Nacional, destruido por un incendio en 1982.

En 1982 la revista porteña tuvo su homenaje y se llamó Sexcitante. La protagonizaban Susana Giménez, Juan Carlos Calabró, Osvaldo Pacheco y Ginamaría Hidalgo.

Pero la mañana del jueves 22 de julio de ese año, los porteños despertaron conmocionados con una dolorosa noticia: un voraz incendio –que se inició en horas de la madrugada- había reducido a escombros el tradicional teatro El Nacional. La reapertura fue en el 2000, con el estreno de Mi bella dama, con Paola Krum y Víctor Laplace.

“Yo era muy chico y no lo recuerdo. Tampoco recuerdo el secuestro de mi hermano. En charlas que tuve con mi madre, supe que como yo era chiquito, me mandaban a la casa de mi tío, para que no me enterara”, relata Diego. Los momentos más dolorosos de la familia los conoce por lo que le contaron. Pero los siente como si los hubiera vivido.

La palabra de Omar Romay

“Sigo apostando a la Argentina, a pesar de la distancia. Confío en la creatividad y la voluntad de mi hermano”, declara Omar Romay desde EEUU, su país de residencia desde 1998. Por primera vez se asoció con su hermano Diego, y juntos producen Billy Elliot, a estrenarse en mayo próximo en el teatro Opera. Omar tiene cinco hijos, todos, de uno u otro modo, vinculados al arte y el espectáculo. Tiene diez nietos, tres viven en Buenos Aires.

Estuvo a cargo del Canal 41 de Miami desde que arribó a los Estados Unidos, hasta el 2015. Su padre, Alejandro, lo había fundado, pero cuando en el 97 vendió Canal 9, también se desentendió de ese canal. Un año después, Omar se puso al frente.

Omar Romay, empresario del espectáculo, hijo de Alejandro Romay.Omar Romay, empresario del espectáculo, hijo de Alejandro Romay.

Actualmente, produce cine con su hijo, el director y productor Damián Romay. Desvinculado de la televisión, el año pasado, junto con Gustavo Yankelevich, llevó a Roberto Moldasvky a presentarse en teatro en Miami.

Fue productor de La extraña dama, Cosecharás tu siembra, Más allá del horizonte, entre otros recordados y exitosos títulos de la pantalla local.

“Hace un par de semanas estuve en Buenos Aires y pude ver una presentación de Billy Elliot. Estamos en presencia de 10 chicos con enorme talento y una importante formación. Ahora viene la segunda etapa, con los ensayos”, anticipa lo que sucederá a partir de febrero. Cinco chicos se alternarán en el papel de Billy y los otros cinco, en el de su mejor amigo.

“Cuando uno trabaja con un familiar, lo que nace naturalmente es el miedo. Uno se pregunta si el hecho de asociarnos pondrá en riesgo la relación. En este caso, con mi hermano Diego, la sociedad está atravesada por el tema fraternal, la exposición pública… y todo eso me remite a otros riesgos que asumí en el pasado con papá. Fueron proyectos que salieron bien en el sentido comercial, como las novelas que compró y que yo produje, como la venta internacional de la programación de Canal 9. Y lo más memorable, que fue Música en libertad en 1972: yo tenía 16 años y papá me propuso producir el programa”, repasa.

Omar está entusiasmado con la venta de entradas, que ya comenzó y va muy bien, para las funciones previstas para las ocho semanas que la obra estará en cartel. “Es una comedia musical clásica, para todo público, sobre todo para los amantes del ballet que van a encontrarse identificados con Billy Elliot. Julio (Bocca) siente que es una obra que habla de su propia vida, por eso acompaña el proyecto”, explica.

Omar Romay sufrió un secuestro en 1975. Esa fue una de las razones por las que se fue del país. “Pero también el incendio de El Nacional y del Teatro Argentino, la toma de Canal 9 en el ’74 y tantos momentos de violencia que vivimos en el país”, manifiesta.

Estaban en Cancún de vacaciones, en el ’82, se había estrenado Sexcitante y El Nacional sufrió un incendio, que Omar relaciona con el tema de la obra. Antes, en 1973, en el teatro Argentino se estaba por estrenar Jesucristo Superstar, “con el temor de cómo iba a reaccionar la iglesia más conservadora”, recuerda. Y ese teatro también fue incendiado.

“Aunque los recuerdos están en la lista de los miedos, uno trata de ponerlos en su lugar, con la perspectiva que dan los años sobre las experiencia negativas. La oportunidad de hacer algo como Billy Elliot es más grande que todos los riesgos y hay que jugarse por eso”.

Redacción

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