La «verdadera historia» de los 1.200 judíos salvados por el matrimonio Oskar y Emilie Schindler aparece documentada en un nuevo museo de la localidad checa de Brnenec, a unos 160 kilómetros al este de Praga, instalado en la antigua fábrica del empresario que quedó eternizado en la película La lista de Schindler, de Steven Spielberg.
«La verdadera historia es la documentada, no es la relatada, la ficticia, la contada, la inventada, la wikipediada», dijeron las escritora argentina Erika Rosenberg, biógrafa de Oskar y Emilie Schindler en el Museo de los Supervivientes.
La nueva entidad, inaugurada la víspera, 10 de mayo, está instalada en la antigua fábrica textil de la familia judía de industriales Löw-Beer, que tuvo que huir de la persecución nazi en 1939, y se exilió en Brasil, Estados Unidos y Australia.
La apertura coincidió con el 80 aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial. También fue en mayo de 1945 cuando Schindler recibió un anillo de oro de los sobrevivientes judíos agradecidos, hecho con oro extraído de sus dientes. El anillo estaba inscrito con las palabras hebreas del Talmud, que dicen: «Quien salva una vida salva al mundo entero».

Lenta restauración de las ruinas
Expropiado por el régimen nacionalsocialista durante la II Guera Mundial, el complejo industrial sirvió a Oskar Schindler (1908-1974) para instalar sus fábricas de utensilios de cocina y munición, en las que empleó a judíos de varios campos de concentración y exterminio para protegerlos de su asesinato sistemático.
La familia Löw-Beer recuperó en 2010 la propiedad en ruinas con el fin de restaurarla y dedicarla a la memoria de las víctimas de la Shoah. Para ello creó la Fundación Arca. Las ruinas industriales, declaradas monumento histórico desde 2016, tuvieron que ser limpiadas de residuos tóxicos y restauradas en un arduo trabajo que aún continúa.

Hoy en día, los miembros de su familia están dispersos por todo el mundo. «Me complace devolver un poco, por supuesto emocionalmente, de mi familia al lugar porque fueron sobrevivientes. Mi abuelo vivió aquí, mi padre vivió aquí, y luego el mundo se desmoronó un día en 1938», expresó Daniel Low-Beer.
El museo, ubicado en parte de una hilandería renovada, muestra la historia de Schindler, su esposa Emilie, la familia Löw-Beer y otros vinculados a la zona, junto con los testimonios de los sobrevivientes del Holocausto. Incluye un espacio para exposiciones, conferencias, proyecciones de películas y conciertos, así como una cafetería.
Uno de los edificios del complejo industrial, el ahora llamado Arca de Schindler, donde vivían los empleados judíos de Schindler, está aún por reconstruir, mientras que en la parte ya recuperada se ha instalado el museo.
«Hemos tratado de salvar este lugar y devolver relatos a este museo de los supervivientes», declaró Daniel Low-Beer, presidente de la fundación Arca, en la ceremonia de inauguración del museo, en la que intervino por teleconferencia el escritor australiano Thomas Keneally, autor de El arca de Schindler, la obra que inspiró la película de 1993 con la que Spielberg cosechó siete Óscar.
«Me siento muy cercano a lo que está pasando allí (…) Es una idea muy noble», dijo Keneally.

Para las generaciones futuras
Diez paneles de gran tamaño con testimonios y fotos de los supervivientes, carteles explicativos, cuadros de artistas judíos que trabajaron aquí y vídeos de entrevistas, componen una muestra del nuevo museo que pretende acercar a las nuevas generaciones el recuerdo de Schindler y su esposa Emilie.
Rosenberg recordó que durante mucho tiempo todo el foco estuvo puesto en Óskar, eclipsando el importante papel que desempeñó Emilie en el cuidado y la salvación de los judíos amenazados.

La imagen de Emilie quedó difuminada en la cinta, ya que ni Keneally llegó a entrevistarla, ni Spielberg le consultó tras firmar el proyecto con Universal Pictures, algo que chocó a la escritora argentina, para quien la contribución de Emilie en esta historia «es el 50 % del salvamento», dijo la escritora y periodista al resaltar lo difuminada que quedó la imagen de la mujer del protagonista en la película oscarizada.
«Emilie tuvo un papel ejemplar», insistió la también autora de una biografía del recién fallecido papa Francisco, recordando que ni Keneally ni Spielberg la entrevistaron antes de crear sus respectivas obras.
«Ella hacía todos los trabajos administrativos y era la que reclutaba, cuando se enteraba de que había alguien escondido en algún sótano, lo reclutaba (para que pueda trabajar en la fábrica», afirma.
Cuenta que a la fábrica llegaban prisioneros «muertos de hambre, que no pesaban ni 30 kilos (…) y ella (Emilia) les salvó la vida: los llevaba a una barraca, que la cerraba durante el día, y durante la noche les llevaba comida y así sobrevivieron a la guerra».
Además de Rosenberg, que expresó su agradecimiento por el hecho de que el nuevo museo honra también de forma verídica el papel de Emilie Schindler, en la inauguración participó también la actriz polaca Olivia Dabrowska, que se dio a conocer como ‘la niña de rojo’ en la película de Schindler, así como numerosos descendientes de supervivientes de la famosa Lista.
Con información de EFE y AP.