El 13 de mayo se conoció la noticia del fallecimiento de José “Pepe” Mujica, expresidente de Uruguay en el período 2010-2015. Exponente de la izquierda uruguaya y latinoamericana, Pepe Mujica deja un significativo legado tanto para su país como para América Latina. El “presidente más pobre del mundo”, como se conocía al mandatario, falleció de un cáncer de esófago que él mismo había anunciado en abril de 2024.
Expresidente, intrépido político, y elocuente orador
Mujica se hizo conocido en los años 60 al integrarse al Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T), una organización guerrillera urbana que se oponía a la dictadura y a la represión en Uruguay. Durante su militancia en los Tupamaros, participó en diversas acciones armadas, lo que derivó en múltiples arrestos y en casi 15 años de prisión, gran parte de ese tiempo en condiciones extremas, incluyendo largos periodos de aislamiento.

Tras su liberación, inició su carrera política: fue elegido diputado en 1994, senador en 1999 y, finalmente, presidente del país en 2009, cargo que desempeñó entre 2010 y 2015. Mientras fue mandatario, Mujica evitó trasladarse a la residencia presidencial. En su lugar, optó por seguir viviendo junto a su esposa en su humilde vivienda de las afueras de Montevideo, sin personal doméstico y con una seguridad mínima. Se destacó por la adopción de medidas progresistas y precursoras en América Latina, como el matrimonio entre personas del mismo sexo, y la despenalización del aborto.
Bajo su gobierno y en un contexto económico internacional favorable, Uruguay experimentó un crecimiento económico promedio del 5,4% anual, acompañado por una significativa reducción de la pobreza y un bajo nivel de desempleo. No obstante, su administración también incrementó notablemente el gasto público. Esta expansión fiscal provocó un aumento del déficit y fue blanco de críticas por parte de la oposición, que lo acusó de falta de control en el manejo de los recursos estatales, en contradicción con su discurso de austeridad.
Pepe Mujica y la izquierda latinoamericana
Durante su mandato presidencial, y luego como referente de la política uruguaya, Pepe Mujica abogó por una América Latina Unida e integrada. En sus años de gestión, Mujica adoptó una política exterior marcada por el pragmatismo y el alejamiento de posturas ideológicas extremas. Puso fin al prolongado conflicto diplomático con Argentina por la instalación de una planta de celulosa en la frontera fluvial, criticó el funcionamiento del MERCOSUR por su lentitud y burocracia, y respaldó activamente el proceso de paz en Colombia.

Además, demostró un fuerte compromiso humanitario al recibir en Uruguay a expresos de Guantánamo y a refugiados sirios. A nivel regional, si bien compartía valores con la izquierda latinoamericana, Mujica expresó su afinidad con el modelo de integración y desarrollo impulsado por Lula da Silva en Brasil, marcando distancia con el socialismo bolivariano promovido por Hugo Chávez en Venezuela. El elemento distinto de Mujica, predicar con el ejemplo, lo convirtió en una figura popular a nivel mundial, especialmente en América Latina, que hoy queda plasmada en los afectuosos mensajes de despedida que tanto figuras políticas como ciudadanos le dedican en redes sociales.
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