El presidente de la Asociación Rural de Patagones, Gastón Scheffel, se refirió al tema al revuelo que se armó, y remarcó que no habrá ningún beneficio para la zona.
Preocupación por la apertura de la barrera sanitaria en la Patagonia.
Siguen las repercusiones por la decisión de Nación, a través de SENASA, de levantar la barrera sanitaria y permitir el ingreso de carne con hueso a la Patagonia. Mientras que desde un lado sostienen que esto traerá beneficios para el consumidor (hablando del precio de la carne), desde este lado indican que no será así.
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Incluso, el productor y representante de Río Negro en la Federación de Sociedades Rurales, Luis Sacco, indicó que lo único que puede generar serán serios problemas si se registra algún caso de aftosa. Vale recordar que la zona patagónica está libre de aftosa sin vacuna desde hace 23 años, estatus sanitario que le da otro condimento a nivel mundial a la hora de exportar.
Se armó tanto revuelo ante la decisión sin consultar a las partes involucradas, que la medida se pospuso por 90 días. Más allá de eso, los productores se encuentran con la guardia alta. Siguiendo con los testimonios, Radio Noticias (105.5) se contactó con el presidente de la Asociación Rural de Patagones, Gastón Scheffel.
«Habíamos tenido reuniones tanto con la secretaría de Agricultura y Ganadería, con el presidente del SENASA, y hasta no hace tantos días nos habían prometido que esta medida no se iba a tomar. Pero no sé qué es lo que habrá pasado que sin totalmente inconsulta tomaron esa medida», manifestó.
Por otro lado, se refirió a los valores del producto en carnicerías. Una de las explicaciones pasa por ahí, que la competencia hará bajar los precios. «Dirán que va a bajar el precio de la carne, pero ya sabemos que no es así. En estos momentos, en la Patagonia, están ingresando el 60 por ciento de la carne ingresa deshuesado del norte y, sin embargo, el precio de la carne no baja. No es cuestión de mercado».
Consultado por el costo de la carne, dio su explicación sobre el motivo que la encarece. En la actualidad, el productor vende el animal en pie a unos 4500 pesos. Sin embargo, llega a la heladera del consumidor alrededor de los 18 mil pesos aproximadamente, dependiendo del corte.
Scheffel contó que en el medio hay toda una cadena que hace que el valor vaya creciendo. «Pasa por un frigorífico, por la parte de matarife, pasa por consignatario de hacienda, el flete, impuestos en el medio, y después la parte comercial, la persona que la vende. Es una cadena muy larga desde el campo hasta el mostrador».
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