El aroma a cerveza artesanal se siente cada vez más fuerte en la Confluencia, y con él, surge una alternativa productiva fascinante: el cultivo de lúpulo. Este ingrediente clave, esencial para la elaboración de la popular bebida a nivel industrial y artesanal, está demostrando un enorme potencial en la región. La creciente demanda interna fue el motor para iniciar un ensayo crucial en San Patricio del Chañar, buscando entender la adaptabilidad de diversas variedades.
Impulsada por el Centro PyME-ADENEU, organismo dependiente del Ministerio de Economía, Producción e Industria, esta iniciativa busca recopilar datos actualizados sobre variedades de lúpulo, tanto de amargor como de aroma, fundamentales para la producción cervecera.
Andrés Grassi, referente del programa de Agronegocios del Centro PyME-ADENEU, compartió noticias muy alentadoras: «Tras dos años de seguimiento y análisis de laboratorio sobre la producción, hemos obtenido resultados de gran interés y prometedores para quienes busquen diversificar su producción».
Además, desde la Agencia de Desarrollo Económico del Neuquén se han realizado estimaciones detalladas sobre la inversión inicial y la rentabilidad del cultivo. El objetivo es brindar datos certeros a productores y emprendedores interesados en sumarse a esta oportunidad.
Grassi destacó que la producción de lúpulo se destina principalmente a la elaboración de cerveza, abasteciendo tanto al sector industrial como a los elaboradores artesanales del mercado interno. Sin embargo, hizo hincapié en no subestimar el potencial de exportación: «El mercado externo ofrece una oportunidad para la diversificación de clientes, ya que la demanda es muy elevada y la producción se encuentra limitada a un rango de latitudes dentro del cual se encuentra la provincia del Neuquén». Este factor, sumado a la ubicación estratégica en la Patagonia, abre un futuro prometedor para esta alternativa productiva.
Al ser consultado sobre el perfil ideal para iniciarse en el cultivo de lúpulo, Grassi sorprendió: «No necesariamente debe ser alguien con experiencia en la producción frutícola. Por ejemplo, un elaborador de cerveza artesanal que desee tener su propio cultivo de lúpulo podría ser un perfil adecuado, ya que el manejo del cultivo no es complejo, aunque es necesario considerar la importancia de tener maquinaria propia para la cosecha o trabajar en conjunto con otros productores».