Alivio. Desahogo. Y alegría, claro. Eso es lo que sintió todo el Mundo Brown en la tarde de este sábado, luego de la victoria de Almirante 1 a 0 ante San Telmo, en la Isla Maciel, en lo que significó el segundo triunfo aurinegro en el campeonato tras aquel lejano 1 a 0 a Colón en la fecha 5.
Ganarle al Candombero resultaba imperioso para un equipo que venía de mal en peor. Poco importaban las formas. No obstante, el equipo de Guillermo Szeszurak alcanzó el éxito con algunos buenos pasajes de juego. Esporádicos, es cierto. Pero, teniendo en cuenta los pobres antecedentes de los anteriores partidos, pueden verse como señales alentadoras.
Los cambios del Búfalo, de nombres y de sistema de juego (dejó el 3-5-2 para pasar a un más clásico 4-4-2), le dieron resultados de inmediato. Especialmente por el tándem que armaron Enzo Cardozo y Natán Acosta por el costado derecho, donde se iniciaron varias jugadas de peligro.
De hecho, el gol del triunfo, que llegó a los diez minutos del complemento, se originó luego de una excursión de Cardozo que terminó con el balón en el sector izquierdo del área, donde Santiago Gauna, solo, remató y, luego de un rebote, logró superar la resistencia de Agustín Rufinetti, el gran responsable de que el partido estuviera 0-0 hasta ese momento.
Un guiño de la suerte
Para ganar, se sabe, siempre es necesario tener un poco de fortuna. Almirante no la tuvo en todo el torneo. Pero, ante San Telmo, la moneda cayó de su lado. El gol de Gauna fue un ejemplo. Si no hubiese rebotado, quizás la pelota terminaba en las manos de Rufinetti.
Lo contrario ocurrió en el arco aurinegro cuando un zurdazo de Iñaki Larthirigoyen se desvió en un defensor aurinegro y tomó una comba que dejó inmóvil a Ramiro Martínez. Era el 1-1. Pero la pelota pegó en el travesaño y volvió mansita a las manos del Mono.
En el final, por supuesto, hubo que sufrir. Porque Almirante desperdició varias contras con ventaja numérica para liquidar el pleito. Y San Telmo, aun con un futbolista menos (fue expulsado Leandro Ojeda a los 37 minutos del primer tiempo), con mucha enjundia empujó al Mirasol contra su arco.
Pero el 1-0 no se modificó. Y hubo alivio, desahogo y alegría. Por esa victoria que tanto se estaba haciendo desear. Y que, ahora, debe servir como punto de partida para una recuperación que haga que La Fragata enderece definitivamente su rumbo en el torneo.