La Patagonia argentina es un territorio de contrastes, donde la inmensidad de sus paisajes alberga historias de esfuerzo y abandono. Entre esas historias se encuentra la de Rincón Chico, una localidad que surgió en 1984 con un propósito claro: alojar a los trabajadores de la construcción del Embalse de Piedra del Águila, en Neuquén.
Un rincón de la Patagonia que pasó del auge al olvido
Durante años, este rincón patagónico fue un punto de encuentro para miles de personas que llegaron con la esperanza de un futuro prometedor. Sin embargo, una vez finalizada la represa en 1992, la comunidad que alguna vez tuvo vida comenzó a desaparecer.
En su mejor momento, Rincón Chico llegó a tener más de 6.000 habitantes y contaba con servicios que pocas localidades de su tamaño podían ofrecer: agua potable, electricidad, gas natural, una escuela, un banco, una iglesia, un hospital y hasta un cine.
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Era un pueblo con todas las comodidades necesarias para el desarrollo de una comunidad próspera. Sin embargo, su destino estaba sellado desde el inicio. Cuando la obra terminó, el éxodo fue inevitable. En cuestión de meses, las casas y edificios quedaron vacíos, las calles enmudecieron y la vegetación comenzó a reclamar su espacio.
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Rincón Chico surgió en 1984 para alojar a los trabajadores de la construcción del Embalse de Piedra del Águila, en Neuquén.
Un destino olvidado que fascina a los curiosos
Hoy, Rincón Chico es un paraje fantasma. Las estructuras que alguna vez albergaron familias están en ruinas, cubiertas por el polvo del tiempo. A pesar de su abandono, el lugar ha despertado el interés de viajeros y exploradores urbanos que buscan conocer la historia detrás de su desaparición. Los pocos rastros de su pasado invitan a imaginar cómo era la vida en sus años de esplendor.
El pueblo se encuentra a unos 14 kilómetros de la Ruta Nacional 237, a aproximadamente dos horas y media de la ciudad de Neuquén. Para los visitantes que se aventuran a recorrerlo, el paisaje patagónico agrega un marco imponente, donde la soledad y el viento parecen susurrar los recuerdos de quienes alguna vez lo habitaron.
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Rincón Chico llegó a tener más de 6.000 habitantes.
La Patagonia y sus pueblos fantasma
Rincón Chico es solo un ejemplo de los muchos pueblos que han quedado en el olvido tras grandes proyectos de infraestructura en Argentina. La construcción de represas, vías ferroviarias y explotaciones mineras han dado lugar a comunidades efímeras que, al cumplir su función, desaparecieron. Este fenómeno no es exclusivo del país, pero en la Patagonia adquiere un carácter particular debido a la inmensidad del territorio y la dureza del clima.
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Hoy, el pueblo fantasma de Neuquén es un testimonio del impacto de las grandes obras en la vida de las comunidades. Aunque su historia es poco conocida, quienes visitan sus ruinas pueden sentir el peso del pasado en cada estructura abandonada. Rincón Chico sigue en pie, resistiendo el paso del tiempo, como una huella de un sueño que alguna vez fue real.