Una casa de principios del siglo XX de Sarrià alberga un desconocido museo dedicado a la sangre y la aplicación de sus derivados en la medicina. Es la memoria de la compañía Grífols, que también tiene en este edificio su sede corporativa. El museo hace un recorrido por la historia de la empresa, desde sus orígenes familiares hasta la multinacional que es hoy en día. Su historia es también la del uso medicinal de la sangre.
La aventura de los Grífols en la hematología arranca en 1909, cuando José Antonio Grífols Roig funda el Instituto Central de Análisis Clínicos, que sería el precursor de los Laboratorios Grífols. Se trataba de un laboratorio familiar orientado a los análisis clínicos. Pero puede decirse que el precursor de la vocación científica de la familia viene del padre, José Antonio Grífols Morera, que centró su trabajo en la homeopatía, en apogeo a finales del siglo XIX. La placa que anunciaba su consulta se conserva en el museo y es una de las piezas más antiguas.

Interior del museo de la familia Grífols
Xavi Casinos
Grífols Roig contagió también la vocación médica, ahora ya vinculada a la sangre, a sus hijos José Antonio y Víctor, que durante la guerra civil colaboraron en el desarrollo de las transfusiones de sangre. Había una gran demanda durante el conflicto y entraron a trabajar en el equipo de Frederic Duran, que dirigía el banco de sangre de Barcelona y que inventó un sistema para conservar la sangre un mayor tiempo, lo que permitió trasladarla al frente y salvar muchas vidas.

La placa que anunciaba la consulta del doctor Grífols
Xavi Casinos
En esta mejora contribuyó un invento de 1928 de Grífols Roig que también se expone en el museo. Se trata de una flébula transfusora, un mecanismo que permite realizar transfusiones indirectas, aspirando primero la sangre del donante y más tarde pasarla a la persona necesitada.

La flébula transfusora., un invento casi centenario
Xavi Casinos
Acabada la contienda, los hermanos Grífols Lucas fundaron en 1945 el primer banco privado de sangre. Preciosamente, uno de los vehículos utilizados en este banco recibe al visitante en la entrada del museo. También se dedicaron al diseño de aparatos para el tratamiento del plasma sanguíneo. La mayoría se exponen en el museo. También se inicia la internacionalización de la compañía y en 1988 abren la primera filial en Portugal.
Hoy, Grífols es una de las multinacionales líderes en biotecnología, con presencia en 110 países y con centros de producción repartidos por Estados Unidos, Europa, y China.
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Su labor principal es la elaboración de medicamentos generados a partir del plasma, que ayudan a combatir enfermedades raras. Toda su historia puede seguirse en el museo de Sarrià, en la calle Sant Liguori. El centro no está abierto expresamente al público. Se utiliza para presentar la empresa a clientes e inversores de todo el mundo, pero se puede conseguir el acceso si se solicita. Vale la pena.