Desde los cuatro años, cuando tocó su primer piano, la música se convirtió en el eje central de la vida de Nicolás Sorín. A los 20, ya componía para cine, y desde entonces construyó una carrera marcada por la versatilidad, moviéndose con soltura entre la música cinematográfica, el rock alternativo, el jazz y la experimentación sonora. Hoy, con 46 años, elige sus proyectos con mayor cuidado, aunque su característica inquietud sigue marcando el ritmo de su carrera.
Desde los cuatro años, cuando tocó su primer piano, la música se convirtió en el eje central de la vida de Nicolás Sorín. A los 20, ya componía para cine, y desde entonces construyó una carrera marcada por la versatilidad, moviéndose con soltura entre la música cinematográfica, el rock alternativo, el jazz y la experimentación sonora. Hoy, con 46 años, elige sus proyectos con mayor cuidado, aunque su característica inquietud sigue marcando el ritmo de su carrera.
Esta vez, su camino lo trajo a Salta, con un propósito claro: inspirarse en su paisaje e historia para componer una nueva obra. La pieza será presentada el 12 abril junto con la Orquesta Sinfónica de Salta en un evento especial que inaugurará el nuevo sistema de iluminación del Monumento a Güemes. Sumergido en el proceso de composición, el músico recorrió el escenario natural donde se montará el espectáculo en la ciudad, buscando capturar su esencia en sonidos. Luego pasó por Molinos, Cafayate y ahora disfruta de unos días en el pintoresco pueblo de Cachi.
«Estoy abocado a componer y a tratar de que la música sea lo más honesta posible, a tratar realmente de captar este espíritu salteño, de una manera orquestal», destacó Nico Sorín en diálogo con El Tribuno.
¿Cómo surgió la posibilidad de dirigir la Orquesta Sinfónica de Salta en este espectáculo en el Monumento a Güemes?
Mirá, hace unos meses, con Edelap, la empresa de electricidad, que le puso luces a la Catedral de Luján, que es una cosa impresionante, y le arregló el campanario que había estado roto durante 10 años por un rayo. Entonces, tuve la oportunidad de dirigir una obra que escribí en la Antártida hace ya 11 años, en dos viajes que hice a la Antártida, que se llama Sinfonía Antártica, y pudimos usar las campanas. Fue darle de vuelta luz a la Catedral y fue una experiencia hermosa, así que ahora nuestro segundo round sería hacerlo en Salta a través de Edesa, en el Monumento a Güemes, la Sinfonía Antártica, y a la vez una obra, que es la que estoy escribiendo en este momento.
Me vine justamente a inspirar 20 días acá, voy a pasear, a conocer todos los lugares y tratar un poco de captar y sacar la música de acá, así que la idea es hacer una obra nueva, también con la Sinfónica de Salta y con músicos locales, obviamente.
¿Qué nos podés adelantar sobre el repertorio y el enfoque artístico del concierto?
Bueno, eso, la Sinfonía Antártica, porque yo ya la conozco, ya está subida, es una obra que ya existe, son dos movimientos, y después lo que sería la Sinfonía. En vez de Sinfonía, la llamaría Sinfonoa, que ya el nombre lo explica, y la verdad que todavía está en proceso, realmente ayer estuve en la Quebrada, en el auditorio, en el anfiteatro natural. Es algo que se está construyendo y se está gestando en este momento, lo cual también me pone un poco nervioso, porque es muy poco tiempo para armarlo, pero me parece también muy lindo, poder venir y componerlo acá, in situ.
Para los que no conocen la Sinfonía Antártica, ¿podrías contarnos de qué se trata?
La Antártica es una obra que, mira, la primera vez que la hice fue en el G-20, la dirigí en el Teatro Colón, cuando vinieron los mandatarios de todo el mundo. Dirigí una partecita en lo que fue Argentum. Después la hice, en lo que era el CCK (Centro Cultural Kirchner), después en la Catedral. Es una obra que obviamente habla del tema medioambiental, que es algo que en este momento me parece súper importante y muy pertinente por las señales que está dando el planeta.
Creo que la Antártida, el Polo, son termómetros, de alguna manera, del planeta. Hace unas semanas también hice la Sinfonía Ártica, viajé al Polo Norte, entonces ya cubrí los dos polos, hice un Concierto Bipolar, lo llamé así, realmente muy contento con todo lo que está pasando y este episodio que es acá en el noroeste argentino, en gran parte de Salta, la verdad que es una continuación de todo esto.
Me parece que a través de la música uno puede contar y también concientizar de alguna manera. Generar empatía con los lugares y con su cultura y demás.
¿Cómo influye el escenario al aire libre en la propuesta musical y en la experiencia del público?
Bueno, es complejo, la verdad que al aire libre además queda uno supeditado siempre al clima. Siempre da un poquito de nervios, pero bueno, también va a ser en el monumento, he visto el lugar y la verdad que me parece bastante increíble, va a ser seguramente multitudinario, está con los cerros detrás, y estamos trabajando también unas visuales muy interesantes.
Estamos tratando de hacer una conexión entre la Antártida y Salta, que es también uno de los lugares quizás más boreales, más nórdicos de la Argentina. Así que yo creo que va a ser una noche muy especial.
Has trabajado en géneros muy diversos, ¿cómo abordas la dirección de una orquesta en comparación con otros proyectos que realizaste?
Yo soy muy inquieto, me gusta, tengo bandas de rock, tengo bandas de punk, he hecho también música electrónica, hago música de película, la música la vivo desde el mismo lugar, creo que cambian los protocolos, obviamente no es lo mismo estar enfrente de una orquesta que de repente estar con tu banda de rock, cambian los protocolos, cambian los lenguajes, pero yo creo que la música se vive del mismo lugar, como persona. Más allá de los estilos, si es un bar, una casa, un teatro, o lo que sea, creo que la música pasa por el mismo lugar.
Pero ¿hay un favorito para vos en lo personal?
La verdad que no, yo creo que me gusta estar constantemente moviéndome, creo que me aburriría mucho si yo me dedicase sólo a una parte o exclusivamente de la música, creo que los cambios y los retos también es meterse en lugares donde de repente uno puede aprender o uno no conoce tanto, así que la verdad que me gusta, me da cierta adrenalina ir probando cosas nuevas en la música.
¿Y en qué momento de tu carrera te encontrás y cómo lo vivís?
La verdad que estoy muy contento, creo que bastante más maduro, creo que la edad, los años no vienen solos, estoy más tranquilo, más allá de la inquietud que tengo y que siempre estoy buscando, que ojalá me dure toda mi vida, estoy como más tranquilo y empezando a elegir también los proyectos en los que dedico mi energía, ya soy padre de familia, tengo dos hijos, entonces como que uno también elige un poco mejor, y la verdad que esto de los viajes y esto que estoy haciendo ahora en Salta o lo que hice en la Antártida, lo que hice en el Ártico, son cosas que me dan mucha satisfacción, la verdad. Así que estoy tranquilo, seguramente voy a estar un poquito más tranquilo más adelante, pero vengo contento con mis elecciones musicales.
¿Qué lugar crees que ocupa la música sinfónica hoy en la escena musical argentina y cómo podría acercarse más a nuevas audiencias?
Bueno, ahí me parece que está un poquito el reto, yo creo que también las generaciones, las orquestas hoy en día han cambiado bastante, se han desempolvado me parece. Hay gente más joven tocando en las orquestas, gente joven que además toca rock, toca pop y toca diferentes estilos y no tienen tanto prejuicio.
Entonces me parece que hay por un lado un lavado de cara de las orquestas, de esta cosa por ahí más elitista. En ese sentido la verdad que creo que hay un cambio, un cambio positivo. Después por el otro lado, el problema también de las orquestas es justamente a veces los fondos, hay mucha gente y a veces se siente como si fuese una especie de dinosaurio en extinción, porque obviamente es muy difícil de mover orquestas sinfónicas y de mantener las orquestas sinfónicas, hay mucha gente, estamos hablando de 60, 70, 80 personas, pero ya te digo, en lo artístico creo que hubo un cambio generacional que para mí le dio un poquito de aire nuevo.