Antes de que Mowgli aprendiera la ley de la selva, existió un niño real que nunca conoció la civilización. Décadas antes de que Rudyard Kipling escribiera «El libro de la Selva», un pequeño fue encontrado viviendo entre lobos en el corazón de la India británica. Su nombre era Dina Sanichar, y su vida marcó una línea invisible entre lo humano y lo salvaje.
En 1867, un grupo de cazadores descubrió una cueva en la zona de Bulandshahr, al norte del país. Al encender fuego para ahuyentar a los lobos, entre el humo apareció una silueta pequeña y flaca que corría en cuatro patas. No era una bestia, era un niño. Detrás de él, una loba intentaba protegerlo.
Aquel niño fue llevado al orfanato misionero de Sikandra, en Agra. Lo bautizaron «Dina Sanichar», por el día en que lo encontraron: Sábado -Sanichar significa «sábado» en hindi-. Los misioneros intentaron enseñarle a caminar erguido, comer alimentos cocidos y usar ropa, pero la selva permanecía en su interior.
De la cueva al orfanato
Los informes de la época, citados por el Orfanato de la misión Sikandra, describen a Dina como un niño que rechazaba todo lo humano. Rompía la ropa que le daban, dormía en el piso y prefería comer carne cruda.
Al principio, ni siquiera toleraba el fuego ni las voces de los misioneros. Con el tiempo aprendió a mantenerse de pie y a compartir comidas con otros niños, aunque nunca pronunció una palabra comprensible.
Según los registros recolectados por Rare Historical Photos, Dina desgarraba la carne con los dientes, sin usar las manos o utensilios; olfateaba los alimentos antes de comer y se comunicaba con gestos animales. Vivió más de veinte años en el orfanato, hasta su muerte por tuberculosis en 1895.
Dina Sanichar fue encontrado en una cueva conviviendo con una manada de lobos. Foto: Archivo En ese entonces, ya era un hombre, pero seguía habitando un cuerpo que nunca aprendió del todo a ser humano.
Los especialistas actuales lo identifican como un «niño salvaje», término con el que se designaba a los menores criados fuera del contacto social. En la India del siglo XIX se documentaron varios casos similares, aunque el de Dina Sanichar fue el más difundido.
Kipling se veía reflejado en la selva
Rudyard Kipling nació en Bombay en 1865, cuando la India era todavía parte de la colonia británica. Creció entre idiomas, mitos locales, costumbres y la fauna que más tarde describiría en sus libros.
Publicó The Jungle Book (El libro de la Selva) en 1894, un año antes de la muerte de Dina. En sus páginas, un niño escapa de los humanos y es criado por lobos que le enseñan la ley de la selva.
Aunque Kipling nunca afirmó haberse inspirado directamente en el caso, la coincidencia temporal llamó la atención de los historiadores. Snopes -medio especializado en verificación de medios-, en su revisión del mito, indica que la historia de un niño lobo circulaba en la prensa y los círculos coloniales justo antes de la publicación de la obra.
Rudyard Kimpling es el autor de «El libro de la selva», que fue lanzado en 1894. Foto: Pinterest (@dwichamb).Además, el padre del escritor, John Lockwood Kipling, había documentado casos de niños ferales (pequeños que han vivido fuera de la sociedad humana durante un tiempo prolongado) en su libro «Bestia y Hombre en la India» (1891), lo que refuerza la posibilidad de una influencia indirecta.
Con los años, Dina Sanichar fue olvidado entre los archivos y rumores. Reapareció como «el niño lobo de la India» en investigaciones psicológicas del siglo XX sobre desarrollo humano. Los pocos registros coinciden en que nunca habló, nunca volvió a vivir en la naturaleza y murió sin entender por qué lo habían separado de ella.
El libro de la selva terminó por eclipsar su existencia, pero las similitudes son imposibles de ignorar: ambos fueron encontrados en la jungla, criados por lobos y enfrentados al dilema de pertenecer.





