La Patagonia, tierra de paisajes inmensos, recibe el otoño de forma majestuosa: con un estallido de colores cálidos que tiñen montañas, valles y riberas. Nuestra tierra se transforma y, desde el Alto Valle hasta la cordillera, la llegada de esta estación no pasa desapercibida para quienes tienen la sensibilidad de mirar más allá de lo que se ve.
Como el otoño llega con esta espectacularidad, capaz de seducir nuestras pupilas y alma, le pedimos a tres fotógrafos patagónicos que nos compartan sus impresiones sobre esta época del año.
Ellos son Mati Cordero de Aluminé, Maju Franzán de Neuquén y Nelson Salazar, de Villa Llanquín. Estos tres fotógrafos capturaron paisajes otoñales extraordinarios y el resultado es este recorrido visual y emocional. Porque el otoño, según sus miradas, nos toca. Según sus corazones, nos inspira. Y según sus cámaras… nos deja sin aliento.
¿Te parece mucho? Mirá.
El otoño en el Alto Valle es poesía para Maju Franzán
Maju es una talentosa fotógrafa neuquina que viajó por más de 30 países, y también por el interior de nuestra provincia, con su cámara en mano, capturando escenas únicas. Y, ésta época del año, para ella, es una bomba (de colores): “Rojos con intensidades impensadas si recordamos el verde que tenían apenas días atrás. Solo la naturaleza es capaz de semejante arte”, dice.
La calma, la introspección y cierta poesía visual atraviesan sus fotos. “Me gusta registrar los contrastes de colores cálidos con el cielo. Me encanta también cuando todo se vuelve ámbar y parece una foto sepia sin haber pasado por ningún retoque. Saber que es una estación tan efímera la hace aún más mágica. Nos obliga a vivir el hoy, a capturar el instante antes de que se esfume”, reflexiona.
Reflexión, pausa, el otoño es poesía para esta fotógrafa y sus fotos transmiten esa calma. Mirá más en su perfil.



Nelson Salazar nos comparte el otoño épico de Villa Llanquín
Desde este pequeño paraíso en la Patagonia norte, Nelson es un cazador de atardeceres. Su mirada encuentra lo épico del otoño en los álamos dorados que abrazan su pueblo y lo transforman todo.
“El otoño para mí es un momento de cambio, tanto personal como del entorno”, cuenta. Y aunque antes asociaba esta estación con cierta nostalgia o tristeza, hoy asegura que espera su llegada y la vive como una nueva oportunidad de trasformación. “Antes asociaba el otoño con algo triste, por cómo las plantas quedaban al descubierto, pero hoy lo veo como una oportunidad de cambio. Es maravilloso”, explica.
Sus imágenes suelen captar la calidez de los atardeceres sobre el río Limay, las mil tonalidades típicas de esta estación y, cielos impactantes. Pero no es llegar y disparar. Nelson asegura que sale a “cazar” estas escenas “siempre con un mate cerca y la cámara lista”. “Disfruto esas tardes en la costa, esperando esos momentos fugaces en los que todo se alinea”, expresa Nelson.
Podés ver su trabajo en su perfil de Instagram.



La estación favorita de Mati Cordero
Mati es un talentoso realizador audiovisual de la localidad neuquina de Aluminé. Vive rodeado de lengas, ñires y robles que en otoño explotan de color y conoce los rincones más lindos de la región, donde encuentra los mejores escenarios para capturar paisajes otoñales extraordinarios. Dice que esta es su estación favorita, y se le nota.
“El otoño es mi estación preferida”, confiesa. “Es el momento del año que, aunque haga frío, te obliga a salir de tu casa porque sabes que afuera te vas a maravillar”.
Según él, el otoño es calidez antes del silencio invernal, una explosión de colores que todos debemos contemplar. “Tengo la suerte de vivir en Aluminé y hay muchos árboles que cambian de color, y cada uno con su particularidad. Me encanta poder capturar ese momento único que vive el bosque cuando sus hojas cambian y todo se transforma en un manto de rojos, amarillos y naranjas. Es un espectáculo hermoso porque cada momento tiene lo suyo”.
Sus fotos, (podés ver más aqui) transmiten esa sensación de estar frente a algo tan inmenso como íntimo: “Los bosques que tenemos son invaluables, y me importa mucho poder difundir su belleza para que todos valoremos nuestro patrimonio natural”.



¿Por qué caen las hojas?
El otoño es cambio, es transición y también es belleza fugaz. Por suerte, ellos lo reatratan cada año para inmortalizar su magia. Pero, ¿por qué sucede? Lo que pasa con las hojas de los árboles es mucho más que un detalle visual: es parte de un proceso natural y vital. Las plantas caducifolias pierden sus hojas como una forma de adaptarse al invierno, reducir el gasto energético y protegerse. La clorofila desaparece y da paso a pigmentos como los carotenoides y las antocianinas, que tiñen la vegetación de amarillo, naranja y rojo.
Así, la naturaleza se transforma para subsistir. Los árboles se desprenden de lo que ya no necesitan, los animales se preparan para el frío, y todo el paisaje parece prepararse para una pausa. Y es ahí cuando nos regala este espectáculo vibrante, como una despedida del verano, llena de vida; como la antesala del invierno que será duro, pero igual de espectacular.
En Patagonia el otoño es un regalo para los sentidos. Y gracias a estas tres miradas, podemos verlo con otros ojos: los de quienes encuentran poesía en una hoja amarilla, magia en los colores cálidos, y belleza en lo que cambia.