No hace falta montañas imponentes ni costas infinitas para ser un país extraordinario. En el corazón de América del Sur existe una nación que, aunque reconocida como la más plana del mundo, rompe todos los esquemas. Con altiplanos, salares, selvas y lagos que desafían la imaginación, este país demuestra que la diversidad no necesita alturas para brillar.
Un territorio que sorprende desde el suelo

Ubicado entre los Andes y la Amazonía, Bolivia ha sido identificado como el país más plano del planeta, según el portal Muy Interesante. Su vasto territorio de más de 1 millón de kilómetros cuadrados abarca desde montañas hasta llanuras fértiles, pasando por desiertos de sal que parecen de otro mundo.
A pesar de no contar con salida al mar, Bolivia posee una de las geografías más singulares del continente. Desde el altiplano andino hasta la vasta región oriental, la planicie domina el paisaje… pero no limita su riqueza. Muy por el contrario, este terreno plano ha permitido la formación de ecosistemas únicos y el descubrimiento de recursos estratégicos a escala global.
Entre sus joyas más destacadas se encuentra el Salar de Uyuni, una superficie blanca y brillante de más de 10.000 km² que alberga la mayor reserva de litio del mundo, un mineral esencial para la producción de baterías en la era digital.
Geografía plana, biodiversidad sin límites

Lejos de ser monótono, el territorio boliviano está lleno de contrastes. En la región occidental, los Andes centrales atraviesan el país y dividen su superficie en dos zonas principales: el altiplano, donde se asientan ciudades históricas y culturas milenarias, y la región oriental, compuesta por valles y llanuras amazónicas, fértiles y exuberantes.
El clima varía tanto como su relieve: desde las frías alturas andinas hasta los trópicos húmedos del este. Esta diversidad convierte a Bolivia en uno de los países con mayor biodiversidad del mundo, albergando entre el 35% y el 45% de la diversidad biológica global. Es hogar de numerosas especies endémicas y comunidades indígenas que conservan prácticas ancestrales.
Lago Titicaca y la conexión con la historia

Una de las maravillas naturales más icónicas de Bolivia es el lago Titicaca, compartido con Perú. Con 8.300 km² de extensión, es el lago navegable más alto del mundo, situado a 3.812 metros sobre el nivel del mar. Más allá de su belleza, este lago es un símbolo cultural, espiritual y económico para decenas de pueblos originarios.
Sus aguas tranquilas y profundas han sido escenario de leyendas incas y de estudios arqueológicos que exploran el pasado precolombino de la región. Hoy en día, comunidades indígenas continúan viviendo en sus orillas, preservando su lengua, sus costumbres y su vínculo con la naturaleza.
Recursos, cultura y una mirada hacia el futuro
La región amazónica de Bolivia concentra recursos naturales de enorme valor, como petróleo, gas natural, madera y productos agrícolas. A pesar de su superficie plana, esta parte del país es vital para su economía y para la conservación del equilibrio ambiental en el continente.
Bolivia, muchas veces subestimada por no tener montañas tan famosas o costas turísticas, es un país clave en el presente y el futuro energético del mundo. Su riqueza en litio, su biodiversidad y su cultura ancestral la convierten en un punto neurálgico de interés internacional.
El país más plano del planeta no es, ni por un segundo, un país aburrido. Es un territorio lleno de secretos que, poco a poco, se están revelando al mundo.