
Barcelona
El hedor se antoja insoportable, uno apenas puede aguantar ahí lo justo para echar un vistazo, disparar la cámara unas pocas veces mientras te lloran los ojos. Las personas que de algún modo ocupan este aparcamiento de calle Béjar de Hostafrancs, y sus clientes y demás, emplean algunos rellanos de las escaleras de emergencia como letrinas, vertederos, pozos ciego… Y ahí pues se acumulan restos de comida podrida, todo tipo de desperdicios, heces en diferentes estados…

Dos vecinas caminan por una de las rampas de este aparcamiento
Mané Espinosa / Propias
“Nosotras ya hace meses que no nos atrevemos a bajar solas a por el coche –dicen tres vecinas–. Aquí tenemos instaladas unas diez personas que practican las prostitución, que trapichean con drogas, que malviven de cualquier modo…”. “Hablamos de gente que está muy al margen de todo”. “Es complicado saber cuántas personas viven aquí, porque van y vienen. Algunas prostitutas solo vienen a trabajar, y sus clientes luego se van…”.”Y otros visitantes echan aquí un montón de horas”. “Al mediodía sí me atrevo a bajar sola, pero a las seis de la mañana, cuando salgo a trabajar, siempre voy acompañada de mi pareja, y no soy la única”. “Nunca sabes cómo van a reaccionar. A veces te cruzan con ellos y están de buenas, y otras están cruzados…”. “Yo ya solo guardo ahí el coche, que lo cojo mucho menos, y voy en moto, que ahora la dejo en al calle. Cogí la plaza porque una vez me robaron la moto en la calle, pero…”.
“Hasta más de un mosso nos dijo que tenemos un gran problema, que hasta no pase nada grave…”
Otros rellanos devinieron en una suerte de dormitorios y salas de estar, por llamarlos de algún modo. Aquí se acumulan maletas, colchones, un duende navideño… Las jeringuillas ensangrentadas pueden encontrarse en cualquier rincón. En los truculentos vídeos de los móviles aparecen gritos, gruñidos, discusiones… y una mujer tirada en el suelo. En realidad esta historia arrancó un año y medio atrás, más o menos. Estas vecinas también cuentan que entonces se instaló aquí un hombre que menudeaba drogas, que atraía a otros toxicómanos muy fastidiados. Pero que luego de unos cuantos robos dentro de los coches un juez dictó una orden de alejamiento del ocupa en cuestión, que algunas consiguieron convencer al juez que tenían miedo de sufrir una agresión sexual, que así consiguieron echarlo. No, aseguran, no es tan fácil encontrar otra plaza de aparcamiento por este lado de Barcelona. Además, la situación no volvió a torcerse hasta hace pocos meses.

Un rellano empleado del parking en cuestión acondicionado como dormitorio
Mane Espinosa
“Los ascensores y las escaleras no las cogemos porque a veces bloquean las puertas y porque ahí puedes encontrarte cualquiera en las narices”, explican estas vecinas. “Ellos también tienen llaves, también se mueven por la rampa, pero ahí pues tienes más espacio para verlos venir, moverte”. “Y encima al parecer nadie puede hacer nada, ni la Guardia Urbana ni los Mossos ni los propietarios del aparcamiento”. “Hasta los policías nos dicen que tenemos un problema, un problema muy grave, pero que mientras no nos pase nada de verdad, mientras que solo tengamos miedo, nadie puede hacer nada…”. “Al parecer los que no somos propietarios no tenemos derecho a denunciar. Al menos eso nos ha dicho más de un mosso…”.

En las escaleras se acumulan todo tipo de enseres, hasta una suerte de duende navideño
Mane Espinosa
“Llevamos meses pidiendo al propietario principal que mande limpiar el lugar, que ponga vigilantes de seguridad… y lleva meses respondiéndonos que todo esto quedará solucionado en un par de semanas, pero luego…”. “Entretanto llamamos al 112 cada dos por tres, y vienen un montón de veces, la verdad”. Este aparcamiento suma 280 plazas, sobre una docena pertenecen a particulares, el resto están alquiladas. “A empresas de alquiler de vehículos, a gente que acude a la zona a trabajar y a vecinos de los alrededores, que somos en verdad quienes más nos estamos moviendo ¡en el grupo de WhatsApp ya somos cerca de treinta! y creciendo”.