Dice la Biblia en Génesis que todo fue culpa de Eva y Adán quienes comieron la fruta del árbol prohibido y eso los volvió pecadores, así como la humanidad toda propensa al pecado para siempre. Este pecado original no es solo bíblico. También se manifiesta en muchas patologías del entretejido social del Uruguay.
Las relaciones laborales tienen que soportar el ancla de una tradición cultural donde impera una norma no escrita pero que es ley desde hace mucho: In dubio pro Pit Cnt.
El Pecado Original es haber delineado durante décadas una cultura de relaciones laborales en la que la Doctrina puede más que la legislación y la Jurisprudencia. El Derecho del Trabajo Colectivo está marcado por principios tan protectores que terminan desprotegiendo lo más sagrado en un individuo. Que es su derecho a decidir si se afilia o no, si para o no lo hace. En Uruguay parece valer que un sindicato decida si una persona tiene derecho o no a trabajar conforme esté registrado como aportante en su padrón de afiliados. Por suerte no es una práctica generalizada pero justamente es en la Pesca donde esa regla es “uso y costumbre”. No extraña que el SUNTMA oculte cuántas personas integran su padrón de afiliados.
Todos los principios de derecho Laboral les son funcionales a los sindicatos a la hora de llenar lagunas o vacíos. Y estos abundan porque la cultura de “lo Laboral” supone justamente eso. La ausencia de normas. Cuando se habla de la “Batalla Cultural” generalmente nadie lo plantea para el Mundo del Trabajo.
Despejar los pecados originales también es parte de esa batalla.
Cualquier lector desprevenido tiene derecho a pensar que abogo por reformas que favorezcan a las empresas en desmedro de los trabajadores. Al contrario. Separo los derechos de los trabajadores de los apetitos prebendarios de los sindicatos. Lo graficaría como 2 círculos secantes. No siempre los planteos sindicales y las cláusulas obligacionales sirven a los intereses reales de los trabajadores. Me consta que quedan menos pero aún veo sindicalistas de la “vieja escuela” que velan realmente por los intereses de su gremio por encima de cualquier apetencia menor. Lástima comprobar que son pocos.
Es simple. No se trata de un mero convenio de salarios el vigente. Es un convenio integral de condiciones de trabajo en el que además de convenir remuneraciones a “la parte” se acuerdan regímenes de suplencias, alistamiento en otros barcos de la misma empresa, contratación de “Grumetes”, reparto de hallazgos en el mar entre tripulantes, uniformes, alimentación etc. Por tanto, si el Suntma hubiese querido agregar un trabajador extra tuvo su oportunidad de exigirlo antes.
Ahora: “arranco pelito”. Debe respetar la cláusula que impone no tomar medidas individuales. En un convenio que lo contempla todo (no solo salario) está todo previsto hasta que las partes vuelvan a discutir en 2027.
El Suntma ha violado esta norma. Es correcto que la patronal los desconozca como interlocutores válidos y defienda a tantos trabajadores que hoy buscan alistarse para escapar de esa dictadura sindical. El Pecado Original también fue nombrar a un Ministro de Trabajo como Castillo que se supone debería ser solución al problema. No lo es. Es el problema.
¿Encontraste un error?
Reportar