Prix Pictet, el premio internacional de mayor relevancia que une fotografía y sostenibilidad, llega por primera vez a nuestro país, de la mano de su exposición Human, que inaugura este sábado en Fundación Proa y que presenta 90 trabajos de 12 fotógrafos que exploran la necesidad por encontrar delicados detalles de la cotidianidad durante la guerra, la vida de los pueblos originarios o las crisis migratorias y sus profundas secuelas entre otros temas.

Además, en alianza con el Museo Nacional de Bellas Artes, las tres instituciones planean lanzar una versión del premio en Sudamérica, algo que su director y fundador, Michael Benson, asegura que será una oportunidad para acercarse a la fotografía de nuestro continente.
–¿Cuál ha sido el objetivo central del premio desde su creación en el año 2008?
–El deseo principal ha sido mostrar fotografías de excelencia bajo la temática de la sostenibilidad, un término que comprendemos a partir de diversas particularidades, como el cambio climático y social, la migración y los patrones en el comportamiento de las personas en torno a los desplazamientos y las consecuencias de los avances tecnológicos, entre otros aspectos. El premio se estableció hace 17 años gracias a la iniciativa del Pictet Group y logró posicionarse cuando hablar acerca de estas cuestiones aún eran una novedad y preocupación para pocos, en especial en el mundo del arte. Nuestra metodología de trabajo se centra alrededor de ciclos que tienen dos años de duración, siendo «Human» (humano) nuestra décima edición.
–¿Cuáles son las características principales del premio y qué aporta la mirada plural a través de nominadores de todas partes del mundo?
–Hemos construido una red de nominadores a nivel global —350 en total— que se encargan de seleccionar a los fotógrafos que consideran merecedores del premio. Nadie puede autopostularse, sino que todo se maneja por medio de este grupo de expertos. Después de eso se conforma un jurado independiente que preselecciona a 12 fotógrafos, que presentamos en el Victoria & Albert Museum de Londres y que constituyen el germen de la temática planteada para cada edición. Durante un día observan los trabajos hasta elegir a un ganador. Sin embargo, ese no es el final del proyecto, sino el comienzo, ya que esos artistas se unen en una muestra que presentamos durante dos años.
–Con respecto a «Human», la muestra que inaugura en Fundación Proa, ¿por qué decidieron traerla a nuestro continente por primera vez?
–Sentimos que es importante comenzar a tener una mayor relación con Latinoamérica, en especial con los países del sur, ya que no hemos incluido a muchos artistas de la región en las últimas ediciones. Además, esta inauguración es la última presentación del ciclo, algo que es un poco triste por un lado, ya que es el final de una etapa, pero que también significa que algo nuevo está por comenzar. Valoramos crear alianzas con instituciones para que más gente pueda ver la obra de estos fotógrafos extraordinarios, entre los que se encuentra la ganadora del ciclo, Gauri Gill. Cuando empezamos, la gente nos preguntaba qué quería decir sostenibilidad, ya que era un tema que aún no se discutía, pero creció mucho y se volvió algo relevante en la vida de todos, por lo que la muestra hoy resuena entre las personas, incluyendo a las nuevas generaciones que crecen de la mano de estos debates.
–¿Cómo surge la alianza con Proa y el Museo Nacional de Bellas Artes para crear una versión del Premio Pictet en nuestro continente?
–Como mencionaba antes, si bien hemos trabajado con instituciones de 150 países, sentimos que es necesario tener más presencia en Sudamérica. A partir de la muestra, mostramos un interés para que el proyecto se pueda llevar a cabo, ya que, si bien recibimos nominaciones de todas partes del mundo, son muy pocas las que llegan desde acá y creo que tiene que ver con el hecho de que no nos hemos posicionado, algo que también sucede en el Sudeste Asiático y la razón por la cual lanzamos un premio satélite en Japón. Es difícil abarcarlo todo, pero creemos que es un buen momento para compartir nuestros conocimientos, equipos y expertos para acomodarnos a lo que sea mejor para este contexto.

–¿Cuál es tu visión de la escena de la fotografía contemporánea en relación a las nuevas tecnologías? ¿Estamos viviendo un cambio de paradigma?
–Es un tema interesante de debatir y depende de dónde estés situado en el mundo. Desde el lugar donde vivo, Londres, creo que la fotografía no era de enorme interés, a diferencia de lo que sucedía en ciudades como París, pero ha logrado posicionarse porque es un medio muy democrático, no solo porque cualquiera puede hacerlo, sino porque así logran entender lo difícil que es sacar una buena fotografía. Podemos imitar a los grandes artistas que se dedican a esta técnica, pero jamás imitarlos, sin importar los recursos que tengamos al alcance. Y si bien la tecnología ha ayudado a popularizar, también veo cómo muchas personas, en especial los más jóvenes, están volviendo a las bases, explorando opciones analógicas, y eso también es un cambio muy interesante.
Human puede verse en Fundación Proa (Av. Pedro de Mendoza 1929).