Hace algunas décadas, la preocupación principal era el crecimiento poblacional descontrolado, pero hoy el panorama ha cambiado por completo: cada vez más jóvenes deciden no ser madres ni padres.
¿Qué está llevando a esta decisión colectiva? Las razones son múltiples y reflejan un cambio profundo en las prioridades y estilos de vida. A continuación, analizamos los principales factores que están moldeando esta realidad.
Las nuevas prioridades de los jóvenes

El contexto social y económico actual ha redefinido los objetivos personales de muchos jóvenes en América Latina. Lo que antes parecía un paso natural —formar una familia y tener hijos— ha pasado a segundo plano frente a otras metas individuales y colectivas.
El alto costo de criar un hijo
Una de las razones principales que impulsan la baja natalidad es el costo económico que implica tener y criar un hijo. Desde la alimentación hasta la educación, las cifras son abrumadoras para muchas familias jóvenes. Los trabajos precarios y los salarios insuficientes dificultan la planificación familiar, haciendo que muchos opten por postergar o incluso evitar la paternidad y maternidad.
En países donde el apoyo estatal es limitado o inexistente, la carga financiera recae completamente en los padres, lo que genera inseguridad y miedo al futuro. Los expertos coinciden en que el contexto económico juega un papel crucial en esta decisión.
Cambios en el rol de la mujer
Otro factor determinante es el cambio en el rol de la mujer en la sociedad. El acceso a la educación y el avance en el mundo laboral han transformado las expectativas personales y profesionales. Hoy, muchas mujeres prefieren priorizar su desarrollo académico y profesional antes que la maternidad.
El aumento de la participación femenina en la fuerza laboral ha llevado a que la maternidad ya no sea vista como una obligación social, sino como una elección personal que puede o no ser parte de sus proyectos de vida.
Salud mental y realización personal
El enfoque en la salud mental también ha influido en esta tendencia. Cada vez más jóvenes priorizan su bienestar emocional y mental, conscientes de que criar a un hijo implica un compromiso inmenso de tiempo y energía. La necesidad de cuidarse a sí mismos y alcanzar sus metas personales prevalece sobre la presión social de formar una familia.
Además, la inestabilidad emocional que pueden generar las condiciones económicas y sociales actuales contribuye al temor de no poder ofrecer un entorno adecuado para criar a un hijo.
La preocupación por el medio ambiente

El cambio climático es otra de las razones que están motivando a muchos jóvenes a optar por la no paternidad. La preocupación por el futuro del planeta y la crisis ambiental hace que algunas personas vean la decisión de no tener hijos como una contribución a la reducción del impacto ambiental.
El concepto de «maternidad responsable» ha tomado relevancia, donde algunos consideran que evitar traer más personas al mundo es una manera de mitigar la huella ecológica.
Aunque algunos sectores conservadores y tradicionales ven esta tendencia como una decisión egoísta, los jóvenes argumentan que no se trata de egoísmo, sino de realismo y responsabilidad. Al evaluar las condiciones actuales y sus propias expectativas de vida, muchos concluyen que no están en condiciones de ofrecer un entorno adecuado para criar hijos felices y saludables.
El papel de los Estados: políticas para revertir la baja natalidad
De acuerdo al informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), ante esta situación, los Estados tienen un papel fundamental para incentivar la natalidad. Expertos sugieren políticas públicas que incluyan:
- Apoyo económico directo a las familias: Subsidios o bonos que ayuden a cubrir los gastos básicos de crianza.
- Acceso a guarderías gratuitas o subvencionadas: Esto permitiría a los padres continuar trabajando sin que la crianza se convierta en un obstáculo.
- Licencias parentales prolongadas y flexibles: Tanto para mujeres como para hombres, fomentando la corresponsabilidad en la crianza.
- Programas de salud mental y apoyo psicológico: Que ayuden a manejar la presión social y familiar sobre la paternidad y maternidad.