El que agarra, arriesga penales: háganse cargo

En el fútbol argentino se discute todo. Se debaten fallos como un deporte paralelo, todos opinan y sentencian, muchos incluso sin conocer las reglas. Y muchos repiten lo que escuchan, sin saber realmente si eso que escucharon está bien argumentado. Y así, cada partido tiene una historia paranoica.

Errores hay, sin dudas. Pero también irresponsabilidad de los jugadores, que no se hacen cargo. En esta nueva fecha, hay tres penales cobrados con sus justificaciones, opinables. Ahora, lo que es concreto e irrebatible es que si un jugador sujeta a otro en el área, corre riesgo de que le cobren penal. Una cosa es fricción y otra es agarrar/tomar/desestabilizar. Pasó el viernes en Racing: hay muchas así que no terminan en penal, aunque pueden ser penal; y si el jugador arriesga, alpiste: si no agarra, no hay penal. Hubo severidad del VAR y del juez, sí, pero no fue invento.

Y este sábado, lo mismo con Elordi. ¿Exageró Obregón el penal para Riestra? Sin dudas, aprovechó el toque para caer aparatosamente. Pero también sin dudas hubo una acción del defensor que desnaturalizó la corrida del delantero. Entonces, aunque Broun se enojara, como Elordi, el penal no estuvo mal cobrado. Si no lo cobraba, también se hubiese discutido. ¿Y el VAR? Si no llamó a Falcón Pérez es porque no consideró que el fallo estuvo mal.

Finalmente (al menos por ahora), llegó la jugada que involucró al juvenil De Irastorza con Braian Romero y terminó en el penal que Rey Hilfer sancionó a favor de Vélez contra Independiente. El penal que Romero convirtió para el agónico 2-1.

Así que, más allá de las equivocaciones y groserías que suceden, los jugadores y los entrenadores deben reconocer que ellos también la pifian. Y que cualquier toque intencional en el área, sujeción o empujón, es potencial penal.

El penal en contra de Racing

El empate de Riestra sobre Central