Para cualquier entrenador de fútbol de élite la pretemporada es sagrada, ese momento donde los técnicos, sin la presión del campeonato, pueden transmitir sus enseñanzas con calma y margen a sus pupilos, además de afinar el estado físico de cara al comienzo oficial del curso. Sin embargo, en los tiempos de la mercantilización, cada día libre de verano se ha convertido en una oportunidad para sacar rédito económico. Primero fueron los propios clubs, con giras exóticas en climas poco favorables, y la pasada campaña exprimió de manera oficial el calendario la FIFA con el Mundial de Clubs.
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