El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, tiene previsto regresar en agosto (si las circunstancias se lo permiten) a la residencia real de La Mareta, en la isla canaria de Lanzarote, a pasar sus vacaciones de verano. Este enclave, en medio del Atlántico, se ha convertido en su refugio veraniego desde que llegó al poder en 2018. Sánchez coincide en gusto con el anterior presidente socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, que fue un asiduo del lugar.
Lejos de lo que podría pensarse, al ser La Mareta una de las casas-palacio que gestiona Patrimonio Nacional, esta residencia real se caracteriza por la sencillez de su arquitectura y su diseño. Nada tiene que ver con la opulencia de los señoriales palacios reales. Ubicada en una parcela de 31.000 m2y con casi 2.000 de superficie edificada, La Mareta lleva el sello inconfundible de sus autores, el artista lanzaroteño César Manrique y el arquitecto Fernando Higueras.
Coincidencias
Un lugar de tristes recuerdos para la familia real
La familia real se alojó en La Mareta en 1993 tras fallecer de don Juan de Borbón. Volvieron en la Navidad de 1999 y, durante su estancia, el 2 de enero de 2000, falleció en La Mareta María de las Mercedes de Borbón y Orleans, madre de Juan Carlos I. En 2005 regresaron Felipe VI y Letizia, entonces príncipes de Asturias, con la pequeña Leonor. En 20 años no han vuelto.
Comprometidos ambos con el respeto a la naturaleza y el paisaje crearon un oasis de diez edificaciones (bungalós) de una o dos alturas y que simulan la arquitectura tradicional canaria de paredes blancas y ventanales y balcones de color verde, en contraste con el negro de la lava volcánica.
Al complejo, que tiene acceso directo al mar –está construido sobre un acantilado–, no le falta detalle. Cuenta con biblioteca, helipuerto, dos piscinas, canchas deportivas y zonas ajardinadas, entre otras instalaciones.
La historia de La Mareta también es poco común. Fue el rey de Jordania Hussein I, tras pasar unas vacaciones en la isla, quien encargó a Manrique e Higueras en 1981 la construcción de este palacio sobre una sencilla edificación que ya existía y que había adquirido. Su intención era repetir su estancia en la isla pero nunca más volvería. A finales de los 80 el rey jordano regaló la residencia a Juan Carlos I que la cedió a Patrimonio Nacional. Su uso está restringido a la familia real, el presidente del Gobierno y a altos mandatarios de otros países.
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En sus casi 40 años de historia han pasado por La Mareta ilustres como los excancilleres alemanes Helmut Kohl y Gerhard Schröeder; el expresidente de la URSS, Mijail Gorbachov, y el de la República Checa, Václav Havel, así como el exjefe del Gobierno español José María Aznar (en una ocasión en 1997). Mariano Rajoy nunca llegó a alojarse en ella. Está visto que La Mareta gusta mas a socialistas que populares.