Este es uno de los artículos inéditos que Lluís Permanyer escribió para ‘La Vanguardia’ antes de su fallecimiento el 23 de octubre
En 1911 fue inaugurado a bombo y platillo el Saturno Park, un importante conjunto de atracciones. Era sorprendente que el Ayuntamiento de Barcelona hubiera permitido que fuera situado en la plaza de Armes ante la fachada del antiguo Arsenal, ya rehabilitado como Museu Municipal d’Art. No fue de extrañar que provocara una campaña de protestas contra un Consistorio bajo el lerrouxismo.
Había atracciones para todos los gustos y edades: tiovivo, pista de patinaje, tobogán de agua, y sobre todo unas grandiosas montañas rusas. La acogida resultó de lo más calida y popular.
El divertido parque de atracciones era renovado para de esta forma evitar perder popularidad
Sorprendió a la empresa que pronto fuera muy visitado también por la menestralía, pues habían confiado de forma clara en la burguesía; no habían tenido en cuenta la seducción que ejercería la proximidad de la Ciutat Antiga (que no Vella). De ahí que no tardara en verse a familias asentadas según el estilo fontada .
Pronto se añadieron nuevas tentaciones lúdicas: el laberinto, el ferrocarril miniatura, barracas de tiro con pelotitas y la plataforma de la risa.
El Saturno Park, frente al antiguo Arsenal, ya Museu Municipal d’Art, y futuro Parlament
FREDERIC BALLELL / IMAGEN CEDIDA POR EL ARXIU FOTOGRÀFIC DE BARCELONA
Se evidenció que los barceloneses daban excelente respuesta a las atracciones, la mayoría de las cuales ostentaban nombres en inglés o francés según el país del cual procedían o habían sido simplemente copiadas, pero también porque daba más categoría.
Unos años más tarde se incorporó el teatro Tanagra basado en juegos de espejos deformantes y las espectaculares olas embrujadas. Se incrementó la iluminación, pero como un espectáculo ambiental más.
En 1915 la influyente revista La Ilustració Catalana denunció aquel panorama insoportable en un entorno de categoría histórica. No le hicieron el menor caso. Y la empresa añadió más atracciones: la barraca de variedades, como la atracción del enano Paquito, el pabellón de las ciencias ocultas, amén de acoger grandes festejos sociales.
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En 1916 el Saturno Park fue desmantelado. Una parte se trasladó al Turó Park, al ser de los mismos empresarios, y otra sólo se desplazó junto al lago y la cascada, lo que permitió ofrecer paseos con góndolas venecianas y un gran café restaurante.
Fue entonces cuando se aprovechó para urbanizar aquella esplanada mediante la creatividad del gran paisajista Forestier en torno a la escultura Desconsol de Llimona.





