
Esta mañana otoñal en el Alto Valle los álamos mecidos por el viento helado dejan caer sus hojas doradas, mientras el avión que gira a la derecha rumbo al aeropuerto neuquino se recorta nítido en el cielo sin nubes del norte de la Patagonia. Abajo, detrás de los dos metros largos de alto de las hojas verdes y los plumeros amarillos de las cortaderas, detrás de las piedras, la arena, las lavandas y la rústica elegancia de las estipas que se esparcen, emerge una casa sostenida por perfiles W, hilo conductor estructural y visual del proyecto que brilla con luz propia bajo el sol tenue de fines de mayo.



Aquí, en Fernández Oro, hasta donde llega la onda expansiva del crecimiento de Neuquén y Vaca Muerta como locomotoras de la Patagonia, las chacras de Río Negro dejan paso a los loteos y crecen nuevos barrios. Y así aparecen también diseños de esos que parecen salidos de un sueño. En este caso, el del dueño de casa.

Ese sueño cobró forma con un proyecto de 306 m2 dispuestos en ele, que en una primera mirada exterior combina en dosis exactas los tonos ocres de la piedra Zapala que revisten el muro, los ventanales de piso a techo y detalles como la chapa oxidada que la integran al paisaje bajo el sostén de los perfiles W de hierro que llegaron desde Brasil, más livianos y económicos que otras opciones cercanas.


Fundida al entorno
Explorar y potenciar la relación continua entre el interior y el exterior es el punto de partida del diseño, como explican las arquitectas Paula Gramaglia y Pía Carnevale (Pipa Studio), autoras del proyecto.


En ese diálogo del lenguaje arquitectónico con el entorno natural, la vegetación, la luz y el clima no solo acompañan, sino que atraviesan y definen la experiencia espacial, explican las arquitectas.

«Los tonos de la meseta y los colores del valle circundante se materializan en cada decisión constructiva, con el objetivo de arraigar el proyecto al paisaje patagónico, fundiéndose con el territorio desde la honestidad de sus materiales», agregan en la memoria descriptiva.
Inspirada en una joya de la costa oeste de los Estados Unidos
El cliente, arquitecto, tenía en mente una joya de la costa oeste de los Estados Unidos que lo había deslumbrado, la icónica Casa Singleton de Richard Neutra, enclavada en una colina de Bel Air con vista al entorno natural de California. Con esa inspiración, 10 mil km al sur sus colegas de Pipa Studio recogieron el guante de ese sueño, la reinterpretaron y adaptaron a la escenografía, los colores del Valle en Río Negro, los tonos de las bardas y la meseta y la proyección de la vida en familia con su mujer y los dos hijos.

En el acceso, tras las cortaderas y el efecto estepa de las piedras, la arena y las plantas autóctonas, lo que sigue es una serie de escalones amplios de piedra lavada acompañados por tres perfiles W que integran la iluminación y asoman como esculturas metálicas. Un muro revestido en piedra Zapala acompaña este sendero, que conduce a un volumen de chapa oxidada que enmarca con la puerta de ingreso, realizada en madera teñida.

Al ingresar, un espacio amplio y transparente se abre hacia el patio posterior a través de cerramientos vidriados de piso a techo. Otras dos patas metálicas definen la fuga visual hacia la galería y generan continuidad entre el interior y el exterior, como explican las arquitectas.

«En este gesto, la estructura en perfilería W cobra protagonismo, definiendo planos de cubierta y soporte con una elegancia estructural que fusiona lo técnico con lo estético», señalan en la memoria descriptiva.
Mundo interior
El concepto central: los espacios de la vivienda han sido pensados para permitir que sus habitantes se los apropien en forma dinámica y cotidiana.

Así, la cocina es también un punto de encuentro y socialización. Y las circulaciones dejan de ser un simple pasillo para transformarse en un escenario de juegos, tránsito lúdico o contemplación.

«A medida que se transita la casa, los usos se redefinen, adaptándose a las necesidades cambiantes de quienes la habitan. Esta flexibilidad espacial no solo enriquece la experiencia del habitar, sino que también refuerza la idea de que la arquitectura no impone, sino que invita a ser reinterpretada«, describen las autoras del proyecto en la memoria descriptiva.



Tres luminosos cuartos y tres baños con revestimientos calcáreos completan la propuesta de una casa que ya es parte del paisaje del norte de la Patagonia.
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La segunda etapa: quincho, gimnasio y cuarto de huéspedes
El proyecto fue pensando en dos etapa. La casa de 306 metros cuadrados que está habitada desde mediados del 2020, fue la primera. La construcción de la segunda, de 190 metros cuadrados, comenzará en los próximos días. En esta fase, están previstos un quincho, un cuarto de huéspedes y un gimnasio. Fogoneros, espacios de contemplación, expansiones y rincones de reunión y juego, darán vida a la nueva área.

El uso de la madera quemada como recurso principal en las obras que vienen, responde a la idea de que la segunda parte esté en sintonía con lo ya construido pero con un estilo propio. «Es una arquitectura que se adapta, que madura con el tiempo, y que reafirma la idea de hogar como organismo vivo», señalan las autoras del proyecto.
Las autoras del proyecto
Las arquitectas Paula Gramaglia y Pía Carnevale son las fundadoras de Pipa Studio, un estudio de arquitectura con base en Cipolletti y Córdoba. Ambas se formaron en la Universidad Nacional de Córdoba (FAUD – Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño) y completaron estudios de posgrado en diseño de equipamiento y urbanismo en la Universidad Nacional de Córdoba y la Universidad de Buenos Aires, respectivamente.

Pipa Studio nació como un espacio colaborativo que fusionó sus trayectorias individuales. Desde entonces, han desarrollado más de 50 proyectos residenciales y comerciales,
¿Qué es lo que más les gusta de su profesión? La respuesta: «Nos apasiona pensar la arquitectura no solo como un conjunto funcional de espacios, sino como una experiencia sensorial y emocional. Diseñar desde lo que queremos que el usuario sienta al habitar un lugar es un desafío que nos motiva profundamente».
En este proyecto en Fernández Oro la mayor parte de los proveedores fueron del Alto Valle y ambas destacan su profesionalismo y eficiencia.
Contacto en Instagram: https://www.instagram.com/pipa_studio_/