En apenas cinco episodios, Rehén logró posicionarse como una de las series más comentadas de Netflix. Este thriller político británico combina acción, drama y tensión diplomática en una trama que no da respiro. La historia parte de un secuestro, pero rápidamente se convierte en una poderosa reflexión sobre el poder, la lealtad y las decisiones imposibles que deben tomar quienes lo ejercen.
El conflicto arranca cuando el marido de la primera ministra británica desaparece misteriosamente durante una visita oficial de la presidenta francesa. Mientras ambas líderes enfrentan una amenaza inminente, la trama las obliga a pasar de la desconfianza mutua a una alianza estratégica. Todo se desarrolla en un clima de urgencia, con giros que mantienen al espectador al borde del asiento.
Protagonistas de peso y una narrativa sólida
Buena parte del atractivo de Rehén radica en su elenco. Suranne Jones (Gentleman Jack) y Julie Delpy (Antes del amanecer) se lucen como figuras centrales de esta historia de tensión política e intimidad emocional. Lejos de ser personajes planos, sus roles están cargados de matices: mujeres poderosas, vulnerables y astutas, obligadas a actuar con frialdad en medio del caos.
La química entre ambas potencia el guion, que sabe explorar los dilemas morales y personales de quienes están al mando. ¿Hasta dónde se puede llegar por proteger a los seres queridos sin traicionar el cargo? ¿Cómo se sostiene la verdad cuando todo alrededor es manipulación?

Una trama que va más allá del secuestro
Aunque la premisa inicial puede parecer una fórmula ya vista, Rehén sorprende por cómo eleva el conflicto con profundidad emocional y una mirada crítica sobre el ejercicio del poder. El secuestro es apenas el punto de partida: lo que se juega, en realidad, es el destino de dos países y el equilibrio de una relación diplomática frágil.
El elenco se completa con Ashley Thomas, Corey Mylchreest y Lucian Msamati, quienes aportan tensión y dramatismo en cada escena. El guion aprovecha el talento del reparto para construir personajes tridimensionales, haciendo que la tensión no dependa solo del ritmo narrativo, sino de las decisiones éticas que deben tomar cada uno de ellos.

Una miniserie corta, intensa y muy efectiva
Con solo cinco capítulos, Rehén demuestra que una historia potente no necesita muchas horas para impactar. Su ritmo ágil, su puesta en escena sobria y su enfoque en los vínculos humanos la convierten en una propuesta adictiva y distinta dentro del catálogo actual de Netflix.
Para quienes buscan una serie breve pero cargada de contenido, Rehén es una excelente opción. Ideal para maratonear en una tarde y quedarse pensando mucho después de que caiga el telón.