Mientras el mundo observa avances tecnológicos y megaproyectos en Asia o Europa, en América Latina se gesta algo sin precedentes: una autopista que pasará literalmente por debajo del mar. Esta gigantesca obra de ingeniería, que muchos aún desconocen, promete cambiar el curso del transporte regional. Lo que ocurre bajo el Canal de Panamá es más que concreto y acero: es una nueva era en infraestructura.
Un túnel que no solo une regiones, sino que redefine la movilidad

En el contexto de una competencia global por desarrollar proyectos de infraestructura colosales, América Latina entra en escena con una propuesta impresionante: un moderno túnel subacuático de más de 4 kilómetros que atravesará el Canal de Panamá. Su diseño innovador, con un diámetro de 13,5 metros y tecnología de vanguardia, busca conectar el Complejo Industrial de Farfán con la estación Albrook en la ciudad de Panamá.
Este túnel, calificado por el Metro de Panamá como una “revolucionaria autopista bajo el mar”, no solo mejorará la conectividad de la región, sino que abrirá una nueva posibilidad para el sistema de transporte urbano. La distancia entre las regiones atravesadas será menor no solo en kilómetros, sino en tiempo y esfuerzo para los más de 160.000 usuarios diarios proyectados.
Desafíos bajo presión: Lo que implica construir bajo el Canal de Panamá
Construir un túnel subacuático no es tarea fácil. La presión del agua, las condiciones geológicas del subsuelo y el constante tránsito marítimo en el Canal de Panamá representan retos monumentales. Para anticiparse a cualquier incidente, los ingenieros han realizado extensos estudios geotécnicos, modelos tridimensionales y simulaciones precisas del entorno.
El trazado del túnel evita cuidadosamente interferencias con la navegación comercial, pasando a 826 metros del icónico Puente de las Américas. Además, la obra incorpora una técnica de excavación mixta que combina perforación y revestimiento simultáneo para garantizar la máxima estabilidad estructural.
Una máquina, 65 metros bajo el mar y miles de vidas beneficiadas

La estrella técnica del proyecto es la tuneladora “Panamá”, una máquina sofisticada que trabaja a profundidades de hasta 65 metros bajo el nivel del mar. Avanza a una media de 8 metros por día, lo que equivale a unos 220 metros al mes. Hasta febrero de 2025, ya se habían excavado 450 metros del túnel, según informó la Revista E y N.
Aunque la obra avanza de forma rigurosa, su finalización está proyectada para el año 2027, con operaciones iniciando en el segundo semestre de 2028. La complejidad del entorno y la precisión requerida en la conexión con el resto del sistema de transporte justifican este prolongado cronograma.
¿Qué se gana con esta hazaña de la ingeniería?
Una vez en funcionamiento, el túnel no solo recortará drásticamente los tiempos de viaje entre las zonas que cruza. También aliviará el tráfico en los puentes actuales —el de las Américas y el Centenario— que a menudo sufren de saturación.
Además, el túnel estará equipado con iluminación LED de bajo consumo, ventilación inteligente y sistemas de seguridad de última generación, convirtiéndolo en un referente de movilidad moderna. Su impacto será visible en la eficiencia del transporte, en la calidad de vida de los usuarios y en la imagen internacional de la ingeniería latinoamericana.