Barcelona es una de las ciudades turísticas del mundo que más ha levantado la bandera contra la masificación del turismo tanto política como socialmente. La imagen de manifestantes disparando a los turistas con pistolas de agua dio la vuelta al planeta y sigue muy presente en los medios internacionales cuando hablan de Barcelona, mientras que muchos turistas preguntan, antes de viajar, sobre el grado de animadversión hacia los visitantes.
Por su parte, el Ayuntamiento y Turisme de Barcelona se han fijado el objetivo de apostar más por la calidad que por la cantidad y han aparcado la promoción para centrarse en elevar la oferta cultural. Todo ello en un contexto de vacas gordas que parece que ha tocado techo y empieza a dar síntomas de desaceleración.
Así lo dice el último informe de BBVA Research que advierte de una frenada del turismo que se nota más en Barcelona que en el resto de Catalunya. El informe detalla que llegan menos turistas y el gasto es menor, una tendencia que se produce desde principios de año. Los analistas alertan de un cierto “agotamiento” de los viajeros y constatan el aumento de los precios turísticos que puede disuadir la visita a Barcelona.

Un manifestante contra el turismo masivo en Barcelona muestra una pancarta a unos turistas animándolos a lanzarse por el balcón porque es divertido
LV
En definitiva, el peso del turismo en la economía de la ciudad baja. Habrá sectores que se alegrarán, mientras que otros, como el turístico, coinciden en estos síntomas de desaceleración y esta sensación ya se ha incorporado en las reuniones internas. “La ciudad se está frenando”, explican.
¿Es preocupante? Parece que todavía no es alarmante y se confía en el plan de atraer a menos turistas pero más ricos. Un deseo al que siguen aspirando ciudades más veteranas. Mientras tanto, el Ayuntamiento de Barcelona recaudó el año pasado 106 millones de euros por la tasa turística, una cifra récord que ya supone el tercer ingreso más importante tras el IBI y las plusvalías. Ese dinero captado a los turistas se reinvierte en mejoras en los barrios. Bien hecho. Esperemos que la tendencia apuntada sea solo un resfriado y que la gallina de los huevos de oro del turismo mantenga el ritmo de ingresos a las arcas públicas. De lo contrario, el agujero económico se notará porque no parece que tengamos muchas alternativas productivas.