A medida que pasan los días, crece la preocupación por Mariana Lens, la joven argentina de 26 años oriunda de Villa Devoto que viajó a España el 6 de octubre y desapareció sin dejar rastro.
En las últimas horas, se conoció un video publicado en sus redes sociales —el último antes de borrar todas sus cuentas— donde se la veía sonriente, disfrutando del mar y las playas de Mallorca.
El clip, breve pero revelador, mostraba el bello paisaje costero de las Islas Baleares: aguas turquesas, arena blanca y el sol cayendo sobre el Mediterráneo. Era un retrato de calma y belleza, pero también el último registro público de la joven antes de que su paradero se volviera un enigma.
Mariana había viajado con la ilusión de comenzar un trabajo como niñera para una familia alemana residente en Palma de Mallorca, empleo que, según trascendió, consiguió a través de una aplicación.
El puesto ofrecía alojamiento, comida y un curso de idioma, con una jornada laboral de ocho horas diarias. Sin embargo, con el correr de los días, su madre comenzó a sospechar que algo no estaba bien.

“Ella viajó toda su vida, pero nunca pasó algo así”
Desde Buenos Aires, Gabriela, la madre de Mariana, habló con Crónica TV y relató entre lágrimas que su hija siempre había sido una viajera empedernida, pero jamás había dejado de comunicarse.
“Ha estado en Portugal, en Ibiza, en Ámsterdam, en París, en Inglaterra, en todas partes, y nunca jamás pasó esto”, contó la mujer, con la voz quebrada.
El último contacto con familiares y amigos fue el 14 de octubre. A partir de esa fecha, Mariana borró sus redes sociales, cambió de número y bloqueó a todos sus contactos, incluyendo a parientes lejanos con los que no hablaba hace años.
“Hay personas que ella no tiene ni contacto pero están en Instagram desde hace 10 años porque ella las agregó. También están bloqueadas. Es como que están bloqueados porque tienen el mismo apellido”, explicó Gabriela, desconcertada por la magnitud del bloqueo.
La mujer confirmó además que en los últimos días no hubo movimientos en las cuentas bancarias de su hija, ni rastros digitales recientes. Por eso, teme que Mariana haya sido captada por una red de trata de personas.

Un viaje con demasiadas incógnitas
Lo que más inquietaba a la familia era la falta de claridad del trabajo que la llevó a viajar. Según los registros, el empleo habría sido gestionado por una plataforma en línea, pero no se pudo confirmar la existencia real de la familia empleadora.
Ante esta situación, Gabriela decidió enviar correos electrónicos a distintas organizaciones de lucha contra la trata, adjuntando todas las capturas de los chats que había tenido con su hija desde que llegó a España.
“Les envié todo, como muestra fehaciente de que nunca hubo un problema entre nosotras”, aseguró la mujer.

Mientras tanto, la investigación seguía abierta tanto en España como en Argentina, con la colaboración del Consulado Argentino en Palma.
En las redes sociales, amigos y conocidos impulsaron la campaña #BuscamosAMariana, que busca visibilizar su desaparición y aportar datos que ayuden a encontrarla.
El video de las playas de Mallorca —el último antes del silencio total— se convirtió en una imagen que hiela la sangre: una joven que parecía disfrutar de un nuevo comienzo, sin imaginar que sería su última publicación conocida antes de desaparecer.