Hay un país en América Latina que parece existir en el borde del tiempo y del mundo, un país donde el sol inicia su viaje en un océano y lo termina en otro. Se trata de un hilo de tierra que une dos continentes y dos mares, y que, en su singular geografía, desafía la idea misma de los límites.
Cada amanecer toca las aguas del océano Pacífico, y cada atardecer se despide en las olas del Caribe, como si la tierra fuera un puente secreto que une horizontes imposibles. Te contamos de qué país de América Latina se trata.
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El único país de América Latina donde amanece en un océano y anochece en otro: cuenta con 365 islas por cada día del año
Panamá no es solo tierra de tránsito en América Latina, es también un mosaico de islas que parecen salidas de un sueño. Se dice que tiene 365 islas, casi una por cada día del año. Algunas se esconden entre la bruma y las aves marinas, otras se abren al viajero con playas de arena blanca y cocoteros que se inclinan sobre aguas turquesa. Solo 49 habitadas.
En el océano Pacífico se encuentra la famosa Isla Taboga, conocida como la «isla de las flores», mientras que en el Atlántico se extienden las islas de Bocas del Toro, habitadas por comunidades indígenas
Cada isla guarda historias de pueblos antiguos, de exploradores, de piratas y comerciantes, y de culturas que aprendieron a convivir con el ritmo del mar y del cielo. El Archipiélago de las Perlas, con su misterio y su belleza, es solo una muestra de esta riqueza insular.
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Una tierra única de América Latina
Pero Panamá no se queda en la poesía de sus mares, también ha tejido un canal que cambió la historia del mundo. El Canal de Panamá, como un latido que atraviesa el país, conecta océanos y continentes, barcos y destinos. Es testigo de un flujo constante de vidas, mercancías y sueños, recordando a todos que este pequeño país juega un papel enorme en el escenario global.
Caminar por Panamá es sentir cómo la naturaleza y la historia se abrazan. Los bosques tropicales susurran secretos de jaguares y tucanes, mientras que las ciudades laten al ritmo del comercio y la cultura. Cada isla, cada puerto, cada río, parece invitar a descubrir algo nuevo, algo que solo puede encontrarse en este país suspendido entre dos mundos.
Panamá es un país de América Latina con contrastes y maravillas, un lugar donde un solo día puede empezar en un océano y terminar en otro, y donde cada isla es una invitación a soñar. Sus mares, sus islas y su canal lo convierten en un territorio único, un rincón del planeta que nos recuerda que la geografía puede ser, también, un poema.