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viernes, mayo 9, 2025

Elizabeth Karayekov, la bióloga molecular que trabaja en el Conicet y lidera una big band de jazz que toca AC/DC, Kiss, Queen y Gilda

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Mediodía nublado y oscuro en Buenos Aires. Las veredas y el asfalto lucen mojados y húmedos, producto de la típica lluvia otoñal durante gran parte de la noche y la mañana. A las apuradas y taconeando, la mujer arriba al pituco bar sobre avenida Caseros, a metros del parque Lezama, con un vestido rojo corto y una diminuta campera de cuero. Nada la detiene, porque así es su vida: puro vértigo.

Elizabeth Karayekov es una mujer orquesta. Lo suyo es el jazz y cuenta con su propia Big Band en la que recrea canciones de Kiss, AC/DC y hasta Soda Stereo, pero con una impronta de los dorados años ’40 y ’50.

Elizabeth Karayekov recrea canciones de pop y rock con arreglos de big band. Foto Maxi Failla
Elizabeth Karayekov recrea canciones de pop y rock con arreglos de big band. Foto Maxi Failla

Aunque no todo termina allí: esta artista, simpática por naturaleza, además es bióloga molecular y trabaja en el CONICET, en su sede rosarina.

Por lo tanto, su vida se encuentra dividida entre dos profesiones que la apasionan: la música y la ciencia.

Una apuesta fuerte

Emprendedora a más no poder, Elizabeth prácticamente hace malabarismo para cumplir con todos los roles que se propone. Durante el día trabaja dentro de una oficina. Y por las noches, puntillosamente dedica su tiempo a cuestiones artísticas, en las que aborda no solo canciones, sino también detalles visuales de los espectáculos que, de manera independiente, encarna junto a 14 músicos en escena.

Para el caso, su inminente compromiso es en la Ciudad de Buenos Aires: este viernes 9 de mayo llega con su espectáculo, Ases del Swing, a La Trastienda, en el barrio porteño de San Telmo.

Elizabeth Karayekov con su Big Band en vivo en el ciclo de verano Elizabeth Karayekov con su Big Band en vivo en el ciclo de verano «Noches de jazz y blues despues de la playa», en 2019.

Luego de una rápida sesión fotográfica en un espacio en el que abundan antigüedades como autos y motos de colección, lámparas de antaño e incluso casilleros metálicos originales del Nápoles en tiempos gloriosos de Diego Armando Maradona, la vocalista pide a la moza “dos cortados en jarritos” y comienza a hablar, casi sin cesar.

“Estoy atareada, llegué ayer en mi auto, cargada de cosas. Y después haremos un ensayo general en La Trastienda. O sea, haremos el espectáculo entero sin público para ultimar detalles, ya que además es un show visual, con cambios de vestuario. Me ocupo que salga a la perfección todo, porque quiero que el público disfrute y la pase bien”, expresa acelerada, en el inicio de la entrevista.

A diferencia de otros profesionales que abordan la música como hobby, el caso de Elizabeth Karayekov es distinto: ella invierte, pero cobra sus cachets y, por ende, otro de sus ingresos monetarios llega por mediación del canto.

Pero la pregunta obligada es cómo lo logró. Ella se encarga de detallarlo, con significativo entusiasmo: “Empecé enseguida con el canto, porque ya trabajaba en eventos cuando estaba terminando el doctorado. Allí me pagaban y aprendí muchísimo sobre la interrelación con el público. No solo cantando, sino haciendo reír a los presentes. Me lo tomé como un trabajo serio”.

Elizabeth Karayekov tocará este viernes en La Trastienda. Foto Maxi FaillaElizabeth Karayekov tocará este viernes en La Trastienda. Foto Maxi Failla

Enseguida cuenta sobre lo que llegó después, hasta abordar el jazz y una propuesta propia, de la cual se enorgullece.

“Estuve como cantante en bandas de rock en las que hacíamos covers, hasta que un día nació esta idea propia. Es que quería que fuera mi propio proyecto, no depender de otros o tener que lidiar con otros integrantes. Entonces decidí apostarlo todo a esto: pagar a mis músicos y hacerme cargo de todo. Aunque antes, también formé parte de un coro de gospel, que sin duda fue parte de mi escuela”, relata con una mirada siempre chispeante.

En sus primeros pasos individuales salió a golpear puertas con un CD que incluía tan solo dos canciones, pero, según detalla, fue muy bien recibida, pese a no contar con algún padrinazgo del ámbito jazzero tradicional.

Elizabeth Karayekov comenzó tocando en clubes de jazz como Bebop y Notorious. Foto de prensa.Elizabeth Karayekov comenzó tocando en clubes de jazz como Bebop y Notorious. Foto de prensa.

“Ahorraba dinero de mi sueldo del CONICET para poder grabar, pero iba para adelante. Así empecé a mandarme para lugares como Bebop o Notorious, donde me dieron bolilla, aunque me otorgaban los horarios más difíciles en convocatoria, por ejemplo, después de medianoche. Igualmente encaraba los shows con todo mi arsenal de vestuario, aunque tocara para 20 personas”, rememora con orgullo.

Entre tanto, la vocalista se las ingeniaba para que todo funcionara como un relojito: ya sea en la escena artística como en su función como bióloga.

“Mi rol en Rosario tiene que ver con la comunicación pública de las ciencias. O sea, opté por ser personal de apoyo en la investigación: hago videos, escribo sobre las investigaciones que se publican en la web y muchas veces las levantan, tal cual las escribo, en los medios de comunicación masivos. Cumplo mi horario y me tomo vacaciones principalmente cuando hay shows de envergadura. Por ejemplo, para La Trastienda, me tomé parte de los días que me corresponden”, explica Karayekov.

De Montevideo a Rosario

Acerca de los recortes de personal o a nivel económico en el ámbito estatal, la música lanza su opinión al respecto y además suma el arte en su análisis: “En general estamos en un clima de incertidumbre. Aunque no solo en el ámbito del CONICET, sino también dentro del trabajo artístico. Porque estamos activamente amenazados en este contexto. Igualmente, soy optimista. Y creo que hay que persistir para lograr reconstruir lo que se haya perdido”, asevera.

Elizabeth Karayekov asegura que invirtió 20 millones de pesos en su nuevo espectáculo. Foto Maxi FaillaElizabeth Karayekov asegura que invirtió 20 millones de pesos en su nuevo espectáculo. Foto Maxi Failla

Y añade: “Soy una persona optimista. No puedo concebir no hacer. Si no hago, no soy. Esta es una época riesgosa a nivel económico, no se puede no registrar lo afectado que está el bolsillo de la gente. Pese a eso, me la sigo jugando. Pensá que para mi nuevo espectáculo invertí 20 millones de pesos”.

Además de sus múltiples funciones, esta mujer descendiente de rusos e hija de uruguayos también invierte tiempo en su salud: la base de todo, según lo que expresa.

“La preparación física es fundamental. Hago mucha gimnasia, que incluye Feldenkrais, una disciplina que incluye movimientos como la autopercepción del cuerpo y el sistema óseo. Me sirve para el canto. Hago ejercicios durante dos horas antes de subir al escenario, una combinación entre voz y cuerpo”.

Respecto a su vida entrecruzada que la tuvo viviendo en Buenos Aires, en Montevideo y ahora en Rosario, resalta la época de su adolescencia en la capital uruguaya, en la que no se acopló al candombe ni a las murgas.

Elizabeth Karayekov junto a sus músicos. Foto de prensa gentileza Andy CherniavskyElizabeth Karayekov junto a sus músicos. Foto de prensa gentileza Andy Cherniavsky

“No me pegó la onda del carnaval, claro que lo afrodescendiente uruguayo sí colaboró en mi atención; de hecho, después me volqué al gospel y cuando llegó el jazz focalicé en lo afroamericano. En Uruguay empecé a estudiar la universidad, pero después vine a hacer el doctorado aquí. A mí me gustaba el rock: Madonna, Kiss, Aerosmith”, enumera, sonrisa mediante.

Luego habla sobre el importante rol de sus padres: “Ellos me dieron mucha libertad. Se hicieron muy de abajo. No tuvieron posibilidades de estudiar como yo, porque se casaron muy jóvenes. Soy la primera generación de universitarios en mi familia. Mamá, sin embargo, terminó la secundaria a los 60 años. Ella quería ser maestra. Admiro a mis padres. Ellos tienen su almacén en Paysandú y van a cerrarlo el fin de semana para venir a verme cantar”, recalca con una visible emoción en su rostro.

-¿Qué te dicen tus compañeros del CONICET cuando se enteran que además sos cantante? ¿Y los del ámbito musical cuando se filtra que sos bióloga?

-Hasta hace tres años me resistía a contar de un lado o del otros en ambas profesiones paralelas. Donde trabajo, no contaba mi vida musical. Y cuando los músicos se enteraban que tenía un doctorado en ciencias biológicas, me decían: «¡Pero vos sos muy inteligente!». Mientras que en mi trabajo de todos los días me expresan: «¡Sos una artista! ¿Qué hacés trabajando con nosotros acá?». Claro, para los músicos el mundo de las ciencias tiene que ver con lo solemne. Y para los científicos, el ámbito de la música va de la mano de la bohemia.

Elizabeth Karayekov en vivo. Foto de prensa. Elizabeth Karayekov en vivo. Foto de prensa.

-En una vida cuyos días están tan sobrecargados, ¿hay tiempo para el amor?

-Me llevo bien con la soledad. Actualmente estoy acompañada desde hace algunos años, pero no convivimos. Es muy importante en esta época estar acompañada, lo valoro. La contención emocional es fundamental, rodearse de gente que a uno lo quiera. Siempre fui muy personal en mi forma de sentir y en mis pensamientos: nunca mi sueño fue tener hijos o ser madre. Es más, se terminaron relaciones afectivas porque del otro lado me pedían que querían tener un hijo conmigo. Y no acepté.

-Por último y retornando al próximo concierto en La Trastienda, ¿por qué deberían acercarse quienes aún no conocen tu propuesta de jazz?

-Porque es una experiencia realmente impactante. Somos una big band de jazz distinta, nuestro show es divertido. Somos una propuesta original, no hay nada parecido. Realizamos el espectáculo con canciones que todos conocen y no son precisamente del jazz. En este concierto hay canciones de los Bee Gees, Whitney Houston, incluso hasta una sorpresa: una canción de Gilda, cuyos arreglos los hizo el Pollo Raffo.

No es que estoy sola en esto desde todos los ángulos, también me acompañan Ernesto Salgueiro como director musical y Alejandro Viola, integrantes de Los Amados, en el rol de director artístico. Quienes nunca nos hayan visto se van a sorprender. Les aseguro que volverán a sus casas muy contentos.

Redacción

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