A sus 22 años, Emiliano Alomo decidió ayudar a los adultos mayores que no pueden costear un corte de pelo. En poco más de un mes, ya atendió a más de 30 personas y se convirtió en un verdadero ejemplo de generosidad en su barrio.
Emiliano David Alomo vive en el barrio San Cayetano de Rafael Castillo, La Matanza, y es conocido por su talento como barbero… y por su enorme corazón. Con apenas 22 años, decidió ofrecer cortes de pelo gratuitos a jubilados que no pueden pagar por el servicio, y en poco más de un mes ya atendió a más de 30 personas.
Su historia comenzó hace cuatro años, cuando descubrió su pasión por la barbería observando a sus amigos. “Me empezó a gustar porque le metían onda, me gustaba cómo cortaban… y un día dije: ‘Me voy a tirar para hacer unos cursitos’”, recordó Emiliano. Sus comienzos fueron duros: herramientas limitadas, cortes que no salían como esperaba y la desconfianza de algunos vecinos.
Gracias al apoyo de su familia, que le compró una máquina profesional, y a su propio esfuerzo, Emiliano pudo mejorar su técnica y abrir un pequeño espacio de atención al lado de su cama. Cobra entre $9.000 y $12.000 por cortes a domicilio, pero decidió ofrecer servicios gratuitos a los jubilados que lo necesitaban.
El gesto nació de la observación de la situación económica de muchos adultos mayores: “Vi que en muchos lugares les cobraban o no se tenía en cuenta su situación. Decidí ayudar de corazón, sin pedir nada a cambio”, contó. A pesar de recibir comentarios negativos y discriminatorios por su aspecto —tatuajes, visera, ropa— Emiliano no se dejó vencer y continuó con su labor.
Hoy no solo corta el pelo, sino que también escucha a sus clientes, convirtiéndose en un “barbero psicólogo” que acompaña y emociona. “Me conmueve verlos llorar porque no tienen plata para pagar un corte. Eso es lo que me motiva y me pone contento”, confesó.