Los fundadores de unicornios –empresas valoradas en más de 1.000 millones de dólares– a menudo tienen trayectorias profesionales y personales sorprendentes. Lejos de seguir el camino cliché de estudiar en las mejores escuelas de negocio o trabajar en firmas globales de prestigio, suelen ser personas que destacan por una experiencia única y diversa. La mayoría acumulan al menos una década de experiencia laboral y han trabajado en startups antes de fundar su propia compañía. Además, suelen haber vivido un tiempo en el extranjero. Este es, por ejemplo, el perfil de los fundadores de Travelperk, la empresa de viajes nacida en el barrio del Raval en el 2015 de la mano de un israelí y un salvadoreño establecidos en Barcelona y que justamente ahora se ha consolidado como el unicornio más valioso del Estado, con 2.570 millones de euros.
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