Si bien los reclamos del establishment a la clase política argentina tienden a ser repetitivos y se evidencian todos los años, no por eso dejan de ser válidos.
De hecho, que los mismos pedidos se repitan cada 365 días es un síntoma de que la Argentina no logra avanzar en la agenda de temas a resolver y, por el contrario, incorpora nuevos desafíos a los que ya viene atravesando.
Reducir la evasión; eliminar impuestos distorsivos: simplificar el sistema tributario; acechar el gasto público; dictar una nueva ley de coparticipación y fortalecer la justicia son algunos de los reclamos que se repiten de manera permanente.
Pero no son los únicos, ya que para los principales hombres de negocios del país también hace falta mejorar funcionamiento judicial; modificar las leyes laborales; combatir la informalidad institucionalizar acuerdos clave como el déficit cero; superávit fiscal; la estabilidad macroeconómica y monetaria; la sostenibilidad de la deuda y fortalecer las instituciones para que sean más eficaces, transparentes y confiables.
Por lo menos así surge de analizar los debates y discusiones que se generaron durante los tres días en los que se llevó a cabo el 61 Coloquio de IDEA en los salones del hotel Sheraton de Mar del Plata.
Empresarios en el Coloquio de IDEA: urgencia por inversiones
Se trata del mayor evento empresario del año que, en esta ocasión, reunió a más de 1.000 participantes bajo el lema de «repensar la Argentina» y el de «salir a jugar el partido», y que, a modo de conclusiones, dejó algunas propuesta para que la dirigencia política pueda sumar a su hoja de ruta, como reducir la carga tributaria y la informalidad laboral; modernizar marcos laborales y relaciones sindicales; mejorar la eficacia del sistema judicial laboral e impulsar las reformas educativas, entre otras.
Para los hombres de negocios que estuvieron presentes en el evento, que se desarrolló entre el 15 y el 17 de octubre pasados, está claro que la Argentina necesita atraer inversiones de manera urgente para crecer y desarrollarse de forma sostenible.
Para lograrlo, reclaman que la clase política genere un entorno de confianza, basado en seguridad jurídica, instituciones sólidas y una Justicia independiente.
Es decir, de un país previsible y adecuado para el dinero, en el que se cumplan las normas, se construyan acuerdos políticos duraderos y se observe una verdadera eficacia de las políticas públicas.
Sin embargo, la historia reciente del país, marcada por recurrentes crisis macroeconómicas y cambios arbitrarios en las reglas de juego ha socavado profundamente la confianza, logrando que los grandes capitales globales frenen sus planes par la Argentina o dejen al país totalmente de lado.
El círculo rojo advierte por políticas sin continuidad
En este sentido, los empresarios de IDEA consideran que la degradación de la Argentina también se vincula a que medidas excepcionales se transformaron en permanentes, y políticas fiscales y cambiarias se modificaron de manera imprevisible.
Esto trajo como consecuencia que las políticas públicas de un gobierno no tengan continuidad en el siguiente, lo que refuerza la volatilidad, genera incertidumbre entre los actores económicos y sociales, desalienta decisiones de inversión y activa mecanismos de autoprotección en lugar de cooperación.
Varios de los hombres de negocios presentes en el Coloquio de IDEA advirtieron que los efectos económicos de la falta de credibilidad son evidentes y se transforman un mayor riesgo percibido implica tasas de interés más elevadas, impactando en las oportunidades de financiamiento y funcionando como un freno a la competitividad del país.
Es más, según el Índice Kearney de Confianza para la Inversión Extranjera Directa 2025 (Kearney, 2025), los dos factores más relevantes para los inversores al momento de decidir en qué país colocar capital son la eficiencia de los procesos legales y regulatorios y el desempeño económico interno.
En esta línea, los bajos niveles de inversión que ha recibido la Argentina en la última década reflejan cómo las crisis recurrentes y la inestabilidad macroeconómica incidieron de manera negativa en la confianza y en las decisiones de localización de capitales.
Lo demuestra un informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, 2024), en el cual se observa que entre 2014 y 2024 el flujo de Inversión Extranjera Directa (IED) hacia la Argentina promedió el 1,8 % del PBI, muy por debajo de los niveles registrados en países como Brasil, Colombia, Perú y Chile, donde los ratios se ubican entre el 3 % y el 5 % del producto de cada país.
País poco transparente
El inestable escenario macroeconómico descrito por el establishment local se completa con los bajos niveles de transparencia de la gestión pública que, para los ejecutivos, también constituyen un factor crítico en el proceso de erosión.
En una de las charlas del Coloquio se presentó el llamado Índice de Percepción de la Corrupción de Transparency International 20245, en el cual Argentina obtuvo 37 puntos sobre 100.
Con ese resultado, el país se ubica en el puesto 99 de 180 a nivel global y en el 18 de 32 dentro de América Latina, cinco puntos por debajo del promedio regional.
«Esto evidencia un estancamiento en los avances contra la corrupción, lo cual no no solo implica el desvío de recursos públicos, sino que —como advierte el BID (2022)— debilita la legitimidad democrática, fomenta la inestabilidad política y desalienta la inversión al incrementar los costos y riesgos percibidos», destacó Mariano Bosch, presidente del Coloquio de IDEA y cofundador de Adecoagro.
En este marco, el empresario entiende que la justicia adquiere un papel central como pilar del Estado de derecho, garante de la seguridad jurídica y de la transparencia.
«Sin un sistema judicial independiente, transparente y eficiente, la confiabilidad institucional se ve comprometida de forma estructural y se debilita el Estado de derecho», considera.
Por eso reclama por un sistema judicial eficiente que permita reforzar la confianza en las instituciones al garantizar el cumplimiento de contratos, proteger los derechos de propiedad, arbitrar los conflictos y sancionar prácticas corruptas.
Más que nada si se analizan datos que aseguran que en Argentina la confianza en la Justicia es baja: según el Latinobarómetro 2024, solo el 20% de los argentinos confía en ella, frente al promedio regional de 28%, mostrando que uno de los poderes fundamentales para que rija el rule of law carece de la eficacia y la credibilidad necesarias.
Falta de consensos duraderos
En el mismo sentido, Santiago Mignone, presidente de IDEA, advierte que la consolidación de las instituciones requiere también la capacidad de establecer y sostener acuerdos fundamentales que trasciendan a los gobiernos de turno.
Un pedido que se contrapone a la constante realidad en donde se hace evidente la falta de consensos duraderos en torno a objetivos básicos como el equilibrio fiscal, la estabilidad macroeconómica o la sostenibilidad de la deuda.
«Todo eso ha contribuido a la histórica volatilidad estructural de nuestro país, mientras que en otras regiones adoptaron reglas fiscales explícitas —como límites a la deuda o al déficit— que se mantuvieron más alláde los vaivenes políticos y funcionaron como un ancla de estabilidad. Casos de países como los de Perú, Chile y Paraguay son un buen ejemplo en este sentido», detalla el empresario.
En este sentido, un informe elaborado por los miembros de IDEA durante el Coloquio, advierte que «la implementación efectiva de este tipo de reglas requiere de un entramado institucional robusto y no de un contexto de institucionalidad débil y de incumplimiento sistemático en donde las reglas fiscales propuestas tuvieron un impacto limitado».
Por tanto, para el llamado «círculo rojo», el verdadero desafío no es simplemente aprobar nuevas normas, sino institucionalizar consensos fiscales básicos y garantizar mecanismos de cumplimiento, para que las reglas establecidas no dependan de la voluntad circunstancial de un gobierno.
«Solo así será posible generar confianza, garantizar previsibilidad y sentar las bases de un crecimiento competitivo y sostenible», entienden los empresarios.
Igualmente, Bosch advierte que, a pesar de que en algunos factores hay mayor consenso, como con el equilibrio fiscal, la inflación y la estabilización de la economía, hace falta seguir construyendo una agenda que permita dotar de mayor competitividad al país.
«Como empresarios que queremos invertir y generar empleo, debemos exponer con claridad nuestra agenda en la discusión pública para que se conozca nuestra posición en cada uno de los temas que atañen a la Nación».
Respetar los acuerdos
En este sentido, la agenda planteada desde el Coloquio de IDEA se basa en los 16 mensajes analizados durante el evento, y que tienen vigencia desde hace varios años.
También está plasmada en los puntos del Pacto de Mayo, que firmaron hace poco más de un año el Gobierno Nacional y 19 gobernadores pero que hasta ahora no se observa un avance hacia esos objetivos.
Por eso, los empresarios reclaman a la dirigencia política que «pasado el momento electoral, se retomen los puntos del Pacto y se acuerden las medidas para su ejecución».
En esa línea, aseguran que el Estado también tiene un rol para jugar, que es dar previsibilidad económica y asegurar reglas claras y transparentes.
«Los gobiernos municipales, provinciales y nacional, en sus tres poderes, administran recursos de terceros, que son nuestros recursos, y por lo tanto se espera que lo hagan con responsabilidad», señaló Bosch.
En el mismo sentido, varios empresarios presentes en el evento reclamaron terminar «de una buena vez con los agravios y las discusiones», y advirtieron sobre la inestabilidad que pesa sobre la economía cada dos años, producto de un proceso electoral y por la irresponsabilidad de sus actores que por llevar agua para su molino no miden el daño que causan con su accionar.
«En cada uno de esos vaivenes se produce una enorme transferencia de recursos, afectando, normalmente a los menos favorecidos y generando mayor pobreza. Porque ya no hay espacio para seguir dilatando las soluciones», asegura Mignone.
Inteligencia y sensibilidad
El reclamo es «encontrar dirigentes responsables que trabajen por el bien de la Nación y que permitan seguir construyendo soluciones junto a los dirigentes que quieran transformar el país», con el objetivo de discutir en los ámbitos institucionales correspondientes, con respeto y ánimo constructivo.
El mensaje de los hombres de negocios a la clase política es que los gobiernos pasan, pero las empresas y sus empresarios continúan trabajando, invirtiendo y generando trabajo, más allá de los éxitos y fracasos de las gestiones de turno.
Es por eso que reclaman reglas de juego permanentes, claras y transparentes», detalla Mignone, reiterando el pedido de responsabilidad a la política ya que «la economía no puede temblar cada dos años por un proceso electoral».
Todo un mensaje que también se pretende ampliar hacia la tarea de los gobernadores, teniendo en cuenta la presencia de Alfredo Cornejo, de Mendoza; Rogelio Frigerio, de Entre Ríos; y Leandro Zdero, de Chaco.
También los funcionarios Federico Sturzenegger, ministro de Desregulación y Transformación del Estado; y Julio Cordero, secretario de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación.
Para ellos, el mensaje empresario también fue de contar con una macroeconomía ordenada, un gasto público responsable, un marco institucional sólido y reformas que promuevan la competitividad como condiciones esenciales para que las empresas crezcan, para atraer inversiones y generar empleo de calidad.
«Para no volver a un círculo de avances y retrocesos, la Argentina requiere inteligencia y sensibilidad para articular la secuencia y velocidad del ordenamiento macroeconómico, la apertura comercial y el desenvolvimiento microeconómico», detallaron los ejecutivos presentes en el Coloquio.
Se trata de temas incluidos en una hoja de ruta construida por el empresariado, a partir de la convicción de que Argentina puede y debe encontrar un rumbo sostenible y como un aporte al debate público y una invitación a construir consensos amplios.
Trascender a las elecciones
«Solo con políticas estables, instituciones sólidas y un compromiso compartido podremos transformar las dificultades en oportunidades y alcanzar el futuro que sabemos la Argentina puede conseguir», advirtió Luciana Paoletti, directora Ejecutiva de IDEA.
En el mismo sentido, Sofía Vago, directora de IDEA y CEO de Accenture Argentina, sostuvo que el Coloquio sirvió como punto de encuentro y espacio de diálogo entre diferentes sectores.
«Esto mismo es lo que necesitamos en nuestro país para aprovechar la oportunidad que nos está dando nuestro potencial y el contexto ya que son necesarios consensos para alcanzar las reformas y las políticas de largo plazo, que deben suceder de manera rápida, para ser más competitivos y para crecer de manera sostenible», aseguró.
Por su parte, Agustin Dranovsky, CEO de Compañía de Tierras (CTSA), enfatizó en los focos que ofreció el Coloquio estuvo bien a modo de guía para las empresas.
«Se trata de competir mejor, bajar costos y elevar la productividad. Hubo un debate sólido sobre la cuestión tributaria y fiscal —un tema con peso propio—, porque con esta presión impositiva es difícil ser competitivos, sobre todo frente a firmas del exterior y países de la región», detalló el empresario.
También consideró valiosas las presentaciones sobre tecnología, innovación y disrupción «ya que ayudan a definir qué apertura interna necesitamos para posicionarnos y traducir esa agenda en resultados».
Para Dranovsky, más allá de la política y de qué ocurra el 26 de octubre, «la visión empresarial y los proyectos trascienden coyunturas porque puede haber ajustes, pero las compañías deben seguir operando y elevando niveles de productividad y competitividad».
A su turno, Gonzalo Agustín Gioja, general Counsel de Grupo Ayudín, entiende que la agenda para crecer está clara y que pasa por competitividad, productividad e innovación, a asegura que para ejecutarla «necesitamos reglas estables, previsibilidad y avanzar en reformas laboral e impositiva».
En este sentido, remarcó que el posible respaldo financiero de Estados Unidos «abre una ventana, aunque la decisión de invertir a escala dependerá de que se transforme en condiciones duraderas para la microeconomía: menos impuestos distorsivos, mercado laboral más moderno y seguridad jurídica».





