Deben crearse redes de colaboración
“Lo que necesitamos es fortalecer a los grupos, que puedan saber cómo manejar, conservar, restaurar y utilizar sustentablemente los ecosistemas que tenemos en nuestros países”: José Sarukhán, exrector de la UNAM
Diana Saavedra   
Las naciones de América Latina tienen el mejor conocimiento sobre uno de los elementos esenciales del cambio ambiental, que es la biodiversidad, y el mejor conocimiento de su manejo está en las comunidades originarias, con las que se puede trabajar para su conservación, reflexionó José Sarukhán Kermez, exrector de la UNAM.
El profesor emérito del Instituto de Ecología de la UNAM afirmó que en México entre el 60 y 70 % de los sistemas forestales son propiedad de ejidos, comunidades indígenas y cooperativas, de tal manera que si trabajamos unidos con ellos es posible tener realmente información científica formal y útil, y romper la asimetría ambiental.
El caballero de la Legión de Honor de la República Francesa dijo lo anterior al participar en la primera mesa de trabajo del encuentro “Perspectivas de la Ecología en América Latina”, realizada en el auditorio del Jardín Botánico de la UNAM del 23 al 25 de junio. “En mi opinión –acotó– lo que necesitamos es fortalecer a los grupos, que puedan saber cómo manejar, conservar, restaurar y usar sustentablemente los ecosistemas que tenemos en nuestros países”.
En la mesa “Historia de la Ecología en LATAM”, el miembro de El Colegio Nacional propuso organizar becas para los estudiantes similares al programa Erasmus Mundus, de Europa, que favorece su intercambio de un país a otro, entender a la gente, su cultura, y sus problemas, para tener una cohesividad social.
“Sugiero –añadió José Sarukhán– prueben la posibilidad de echar a andar una Red Latinoamericana de Universidades, para obtener buenos grados en Ecología en instituciones latinoamericanas; este sería un logro muy grande y duradero”.
Ana Barahona Echeverría, miembro de la Junta de Gobierno de la UNAM, coincidió en la necesidad crear redes de colaboración, pero no para generar ciencia regional como punto de análisis, sino con el fin de cambiar la perspectiva sobre cómo circulan las prácticas científicas, las personas, las revistas, y entender el papel de los científicos latinoamericanos o de las instituciones en la producción del conocimiento global.
La coordinadora del Seminario Universitario de Historia, Filosofía y Estudios de las Ciencias y la Medicina agregó que, en este sentido, tenemos que empezar por reconocer que no somos una periferia y la importancia que tiene ahora y con la que contará en el futuro, el seguir desarrollando las ciencias ambientales para darle visibilidad a la región no sólo por su biodiversidad, sino también por los recursos científicos, académicos, etcétera.
Indicó además que los países latinoamericanos no tienen tantos recursos e infraestructura para desarrollar experimentos de laboratorio, entre otros aspectos; por ello, es importante establecer colaboraciones simétricas, y reconocer las aportaciones a la ciencia internacional y a la globalización del conocimiento en ecología.
A su vez, Thomas Lewinsohn, investigador de la Universidade Estadual de Campinas de Brasil, estuvo de acuerdo en que es necesario crear redes de trabajo, especialmente sur-sur (de América y África) que sean realmente efectivas.
El ecólogo precisó que no existe una fórmula, lo que necesitamos es aprovechar lo que ya hay y buscar los términos comunes para Latinoamérica, África y el sur de Asia, con quienes compartimos problemas.
Detalló también que la ventaja en naciones como las latinoamericanas es que se cuenta con un amplio conocimiento tradicional de la biodiversidad que tienen las comunidades indígenas; el problema es quién representa legítimamente los derechos de dicho conocimiento.
Recalcó que en Brasil se han realizado debates sobre este tema, y aunque se presentan diferentes grupos de trabajo, no es sencillo identificar con quién se puede negociar la transferencia de este conocimiento, especialmente cuando se busca desarrollar ciencia para todo el mundo.
Laura Yahdjian, investigadora de la Universidad de Buenos Aires, Argentina, sostuvo que es necesario entender la historia para saber la perspectiva futura y hacia dónde se quiere ir.
Destacó que en esa labor, las instituciones de América Latina trabajan con tres factores esenciales: la diversidad, la inclusión y la equidad. Si tenemos esas tres palabras como norte en las investigaciones en ecología y la producción de la ciencia estaremos bien.
No se necesita una ciencia local, consideró, lo relevante es la diversidad, el conocimiento generado, de las problemáticas y realidades, y sólo incluyéndola podremos seguir fortaleciendo la ecología a fin de que sirva como ciencia para resolver los problemas ambientales actuales tan acuciantes en nuestro planeta.
Quizá, finalizó, se le pide a la ecología demasiado, porque hay mucho que tiene que ver con los ciudadanos y las políticas, pero, al final, debe generar la mejor ciencia, las mejores herramientas para la resolución de los problemas ambientales y acrecentar el bienestar de la población y la equidad socioeconómica.