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Jorge Antunes | Montevideo
@|La muerte es una consecuencia inevitable de la vida. Es parte de ésta y no puede separarse. Por supuesto que la desaparición física de una persona siempre duele y el no contar con su compañía diaria es un verdadero duelo. Por este motivo, es una etapa en que debemos respetar a quienes compartían el día a día de su compañía, su amor y su aprecio.
Pero tan claro como esto, es saber que una etapa no cambia la otra y aquí es justamente donde hemos apreciado una sobrevaloración que no se justifica.
En qué momento los uruguayos hemos perdido los valores y principios y sustituimos nuestro Himno Nacional por algunas estrofas del tango Cambalache.
…“Hoy resulta que es lo mismo, ser derecho que traidor, ignorante, sabio o chorro, pretencioso o estafador. Todo es igual, nada es mejor ¡lo mismo un burro que un gran profesor! …”.
…“Los inmorales nos han igualao. Si uno vive en la impostura y otro afana en su ambición, da lo mismo que sea cura, colchonero, rey de bastos, caradura o polizón”…
…“No piense más, sentate a un lao, que a nadie importa si naciste honrao. Si es lo mismo el que labura, noche y día como un buey, que el que vive de las minas, que el que mata, que el que cura o esta fuera de la ley”…
¿A dónde hemos llegado como ciudadanos?
Por eso, coincido plenamente con la mencionada editorial, en donde deja en claro que se ha montado un reality fúnebre edulcorando al personaje y dejando de lado todo su oscuro transcurrir por la vida.
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