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domingo, octubre 19, 2025

En el Día de la Madre, Natalie Weber presenta a su hija Mía de 13 años: «Ya tiene decidido a qué se quiere dedicar»

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En el marco del Día de la Madre, Natalie Weber posa para Revista GENTE con Mía, su hija de 13 años, fruto de su relación con Mauro Zárate, confiesa cuáles son sus miedos y adelanta que la preadolescente quiere seguir sus pasos en el mundo artístico.

“El otro día le preguntaron a ella qué podía decir de mí y contestó que era exigente, detallista y la mejor mamá del mundo”, afirma la artista de Multitalent Agency.

-¿Y vos cómo crees que sos?

-Exigente y detallista (risas). La pregunta es difícil porque me tengo que autodefinir. Creo que soy cariñosa, soy bastante pegote, y los disfruto mucho. Amo ser mamá y amo ser la mamá de ellos. Lo que te puedo decir es que soy una mamá miedosa. Pero creo que con el paso del tiempo y el crecimiento de ellos lo voy a ir superando.

Mía y Natalie posan en exclusiva para Revista GENTE.
Mía y Natalie posan en exclusiva para Revista GENTE.

-¿Qué te da miedo?

-Cuando sos mamá o papá siempre tenés miedo de que algo malo le pase a tu hijo. Bueno, o tengo pánico. Todas las noches cuando les doy un besito, le digo: «Por favor, que nunca me falte eso».

-¿De qué forma manejas esos miedos?

-Con una herramienta que no es buena, la sobreprotección. Pero en realidad es el miedo a que les pase algo malo.

“Mi compañera, mi orgullo”.
Mia hizo su debut como modelo de Alta Costura a los diez años, desfilando en el Sofitel de Recoleta.

-Hablando de Mía, ¿la edad tiene que ver con que se empiece a manejar un poco más sola? ¿Sale de noche?

De noche todavía no sale. No sé con qué tiene que ver. Es un poco todo, no solamente que les pase algo malo, sino también que alguien los pueda lastimar o ellos puedan sufrir. Tengo que soltarlos un poco porque eso también va a ser parte del crecimiento de ellos. Pero bueno, hoy todavía me cuesta bastante manejarlo.

-¿Sos celosa con ella?

-No, el celoso es el papá.

-Mía te acompaña mucho a tus compromisos laborales…

-Sí, viene conmigo cuando puede. Le gusta estar conmigo, conversamos mucho, y tenemos mucha comunicación. Creo que es muy importante la comunicación entre madre e hija.

Mía nació el 31 de diciembre de 2011, fruto del amor entre Natalie Weber y Mauro Zárate, llenando de luz cada rincón de su vida.
Mía nació el 31 de diciembre de 2011, fruto del amor entre Natalie Weber y Mauro Zárate, llenando de luz cada rincón de su vida.

-Evidentemente quiere seguir tus pasos.

-Sí, se quiere dedicar a esto. Lo tiene clarísimo.

-¿Vos le das consejos o advertís sobre ciertas cosas que suelen ser complicadas en el medio?

-Sí, pero creo que hay cosas complicadas en todos los ámbitos laborales. Mi mamá siempre me acompañó a los casting, a las campañas, y eso es lo que voy a hacer yo con ella. Pero me gusta que ya tenga tan decidido lo que quiere hacer y sepa que es libre de elegir lo que quiere. Yo la voy a apoyar en todo.

-Antes te pedí que te definas como mamá, pero, ¿como es Mia como hija?

-Es mi sueño hecho realidad, perfecta en todo sentido. Es buena, es leal, es compañera… me emociono al hablar de ella.

Los planes ideales de la familia

Natalie y Mía en un shooting exclusivo para Revista GENTE.
Natalie y Mía en un shooting exclusivo para GENTE.

Natalie Weber disfruta de una nueva etapa junto a Mauro Zárate y sus hijos: “Ahora que él se retiró estamos los dos trabajando en el mismo país, porque, claro, yo siempre lo acompañé yo y en el exterior no ejercía mi profesión…”, cuenta con una sonrisa.

Hoy, con una rutina más estable y sin los vaivenes de la vida futbolística, la modelo y el futbolista celebran su presente en el país.

 “Uno de nuestros planes ideales como familia es ir a un parque de diversiones. Nos encanta. Todo lo que sea velocidad y todas esas cosas a mí me gusta mucho”, detalla sobre las actividades favoritas de los Zárate-Weber.

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“Mi compañera, mi orgullo”.

Entretanto, confiesa que en casa hay roles bien definidos: “La nena me salió bastante más osada que el nene, así que muchas veces yo me quedo con él y van padre e hija. En eso conectan un montón”.

 “Somos muy divertidos y nos reímos de nosotros mismos. La verdad que tengo una familia hermosa”, dice emocionándose.

La historia de lucha contra el cáncer de mama de Natalie Weber

Este domingo 19 de octubre se conmemora el Día Internacional de la Lucha contra el Cáncer de Mama. A siete años de su primer diagnóstico, Natalie Weber comparte uno de los capítulos más difíciles de su vida, con un testimonio que refleja la importancia de escucharse, de no postergar los controles médicos y de entender que un diagnóstico a tiempo puede cambiarlo todo.

“Yo había perdido un embarazo y cuando fui a mi control con el ginecólogo, le comenté que la noche anterior me había detectado algo que parecía un granito cuando me estaba bañando. En un principio parecía propio de la situación que estaba viviendo, pero me ordenó una ecografía. La ecografía me salió bien e igualmente quise hacerme una mamografía. Ahí apareció una imagen rara, por lo que me mandaron a realizar una mamografía más unificada: había tres tumores con muchas microsdiversificaciones», cuenta a Revista GENTE.

A sus 30 años, se convirtió en un ejemplo de que el cáncer de mama no solo afecta a mujeres mayores y que la información temprana salva vidas.
A sus 30 años, momento en el que contrajo la enfermedad, se convirtió en un ejemplo de que el cáncer de mama no solo afecta a mujeres mayores y que la información temprana salva vidas.

¿Cómo fue vivir ese ese proceso de estudios antes de llegar resultado?

-Desesperante, porque cuando vos vas viendo la cara de los médicos y de los ecógrafos decís, «¿Qué pasa?». Y además nadie se quiere adelantar hasta la punción. Entonces es como que vivís un momento de incertidumbre en el que ya la cara te está diciendo que está todo mal. Yo tenía un bebé de recién nacido y era muy loco haber dado vida hacía cinco meses y pensar que ahora podía estar enfrentando la muerte.

-¿Cómo fue ese famoso llamado en el que te convocaron para contarte el resultado?

-Me llamaron para que vaya el día siguiente. «Voy ahora», les dije. Me contestaron que no porque no estaba el médico. Yo lo presentía. Fui al hospital con mi mamá y con mi psicóloga: «Mirá, las imágenes son muy feas. Yo te recomiendo que te hagas una punción», me dijo el médico.

-¿Qué sentiste?

-Lloré. No salía de la cama, tenía miedo. Es como que se te viene el mundo abajo. Le rogaba a Dios poder ver darle una madre a ese bebé de cinco meses, y poder verlo crecer porque para eso también lo traje al mundo. Al momento de hacer la punción le pregunté a la doctora si era mamá, y volví a pedir que me adelante algún resultado. Me contestó que no era mamá, pero me explicó que había dos tipos de cáncer. Esa fue la primera vez que escuché la palabra «cáncer», un término que inevitablemente asocias con la muerte. A los pocos días recibí el resultado. La frase del médico fue “tengo una buena y una mala”.  La mala es que era cáncer, la buena que era de tipo in situ.  “De esto no te vas a morir”.

Además del tratamiento médico, recurrió a constelaciones familiares y biodecodificación para afrontar el miedo a la recaída y fortalecer su mente.
Además del tratamiento médico, recurrió a constelaciones familiares y biodecodificación para afrontar el miedo a la recaída y fortalecer su mente.

-Y ahí empezó la otra lucha.

-Con muchísima terapia. Pasé quince días que no me levanté de la cama. Mauro estaba fuera, y mi mamá se vino a vivir conmigo. Era estar acostada, mirar el techo y decir: «Tengo cáncer». Necesitaba como amigarme con esa palabra que genera tanto pánico.

-Me quiero detener en algo de que me contabas… ¿Por qué fuiste a la consulta con tu psicóloga?

-Siempre hice terapia. En ese proceso las sesiones eran diarias. Cuando le conté que tenía que ir, ella me preguntó quien me acompañaba. Le conté que Mauro estaba de pretemporada, y me ofreció sumarse.

-¿Cómo reaccionó Mauro?

-Cuando se enteró quería dejar el fútbol, retirarse. Yo le dije: «No hagas eso porque esto puede salir bien o salir mal. Si sale mal, ¿qué vas a hacer? ¿Vas a arruinar tu carrera?».  Yo entendía que me quisiera acompañar, pero su carrera era el futuro de nuestros hijos. Él trabaja desde que tenía nueve años. En ese momento se hacía viajes tremendos en sus días libres, se quedaba acá diez horas, y se volvía o le pedía al técnico que lo dejara permanecer un día más.

El testimonio de Natalie Weber en el marco del Mes Rosa.
El testimonio de Natalie Weber en el marco del Mes Rosa.

-¿Cómo se lo contaste a él?

-El primer día. Enseguida viajó, se quedó una semana y cuando me llamó el médico para darme la noticia, él estaba en mi casa.

Una lucha por partida doble

“Yo tuve dos etapas. Hice 35 sesiones de rayos y me volví a vivir Italia. A los pocos meses, Mauro se lesionó, lo operaron y regresó a hacer la recuperación acá. Entre que terminé de hacer los rayos y el primer control deben pasar seis mses. Entonces, cuando Mauro vino a hacer la rehabilitación, me hice mi primer control y la patología había vuelto. Ahí se me presenta la opción de hacerme una mastectomía bilateral, y no lo dudé”, cuenta a Revista GENTE.

“El día anterior a esa segunda operación sabía que se trataba de una cirugía bastante grande de seis horas. En ese momento le dije a Mauro: ‘No le quites la posibilidad a mi mamá de ser abuela. Ponete en pareja con alguien». Yo quería que mis hijos tuvieran una imagen femenina en mi casa, no quería que vean al padre solo”, añade.

Natalie descubrió los primeros signos de su cáncer de mama tras un autoexamen, subrayando la importancia de los controles médicos regulares. Completó 35 sesiones de rayos mientras equilibraba su vida familiar y laboral, mostrando resiliencia y disciplina.
Natalie descubrió los primeros signos de su cáncer de mama tras un autoexamen, subrayando la importancia de los controles médicos regulares. Completó 35 sesiones de rayos mientras equilibraba su vida familiar y laboral, mostrando resiliencia y disciplina.

Y remata: “Si yo no lo iba a poder hacer, si no iba a poder ejercer mi rol, me hubiese gustado que otra mujer pueda acompañarlo. Sabía que toda la vida iba a ser la mamá de ellos, pero la realidad que mi hijo tenía cinco meses y no iba a acordarse de mí más que por una foto”.

-¿Qué información tenías acerca de esta enfermedad?

-Ninguna. Fui el primer caso de mi familia. Para mí el cáncer era como una enfermedad de adulto relacionada a lo emocional.

-¿Cómo reaccionó tu cuerpo a los rayos?

-Me generaban mucho sueño, pero intenté tener la cabeza ocupada. Me puse mi marca de ropa para no pensar. Entonces estaba todo el tiempo de acá para allá porque iba a buscar a mi hija más grande al colegio, y me fijaba los talleres por la ropa… que esto, que lo otro. Mi mayor preocupación era curarme. Todo mi contexto me ayudó muchísimo. Rezaba por no tener que hacer quimio porque una cosa es saber que estás enferma y otra cosa que el espejo te devuelva esa imagen. Tampoco quería que los chicos me vieran en tal estado.  

Natalie Weber.
Natalie Weber.

-Fuera de lo clínico, recurriste a otras cuestiones como la biodecodificación.

-Sí. Tenía pánico de que volviera, así que hice constelaciones, aunque tampoco es que quería responsabilizar a algo por lo que me estaba pasando. Muchas veces se habla del momento en el que estás enfermo, pero no se habla de cómo se queda psicológicamente cuando se cura. Repito: uno tiene pánico de volver a pasar por lo mismo y de no contarla después.

La etapa de reconciliarse con el cuerpo

“Cuando me volvió la enfermedad me quise sacar las dos mamas. Mi médico me recomendó que no, pero yo estaba decidida. Tuve y tengo un compañero que jamás me hizo sentir la falta de eso”, dice.

La modelo Optó por una mastectomía bilateral, tomando decisiones valientes para asegurar su recuperación y mantener su rol materno.
La modelo optó por una mastectomía bilateral, tomando decisiones valientes para asegurar su recuperación y mantener su rol materno.

-¿Te costó reconciliarte con tu cuerpo?

-No, porque estaba tan contenta de que mi primer control haya salido bien y de que estaba viva que… Aunque no te voy a mentir que cuando me hice la reconstrucción y, luego, los tatuajes en la cicatriz, me veía al espejo y no lo podía creer. Ese día volvía llorando en el auto.

-¿Y cómo estás hoy?

-Feliz, viva y sana. Mis tetas no serán las mejores del mundo, no podré hacer toples, pero no importa: estoy viva, disfruto mis hijos, mi familia, mi marido, y mis papás.

Natalie Weber.
Natalie Weber.

-¿Cuál es el mensaje que le queres dar a las mujeres?

-Que un diagnóstico temprano salva vidas, que aunque sea una o dos veces al año se dediquen ese día para hacerse los chequeos anuales. Lo mío fue de casualidad. Yo me di cuenta que tenía cáncer al mes de haber perdido un embarazo. Siempre pienso: ¿qué hubiese pasado si ese embarazo no lo perdía? Tal vez mi bebé en ese momento se fue para que yo me pueda curar. Porque claro, seguramente me hubiera dado cuenta después del embarazo y quizás no lo agarraba a tiempo…  

Entrevista: Leandro Mazza (@leandromazzaok)
Fotos: Diego García (@fotos_diego)
Video: Candela Casares
Estilismo: Lucho Castelli Donnet @luchocastellidonnet y Ernie Barrera @ernie_ba
Look: Santiago Artemis @santiagoartemis @artemisatelier y Marcelo Zanek @marcelo.zanek
Joyas: Bartolomé Joyas @bartolomejoyas

Redacción

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