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martes, julio 29, 2025

En pleno centro, un nuevo restaurante de sushi en un piso 23, para comer en una barra con la mejor vista del Obelisco

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El centro de la Ciudad tiene de todo. Desde el caos vehicular en hora pico con malones de gente ansiosa por alejarse del bullicio hasta los puntos más icónicos para los porteños como el Obelisco, el Teatro Colón, el Palacio Barolo y bellísimos edificios que hacen de Buenos Aires una postal entrañable. También están las terrazas, esos rooftop que permiten ver desde las alturas cada detalle de nuestra hermosa ciudad.

Tras un año de pruebas y ensayos, el hotel Buenos Aires Marriott inauguró en el piso 23 de su edificio ubicado sobre la calle Carlos Pellegrini al 500, un espacio para vivir una experiencia completa que incluye a una barra omakase donde se elaboran a la vista de los comensales diversas piezas de sushi en un ambiente de tranquilidad, donde suena música suave que invita al relax y al disfrute con una de las mejores vistas de la zona.

En O- Satori la propuesta es omakase, palabra japonesa que significa “me dejo llevar”. Y eso es lo que sucede cuando los clientes llegan: se entregan a las manos del itamae (chef japonés), que diseña un menú único cada noche, guiado en función de los productos más frescos, la estacionalidad y su inspiración del momento. “Queríamos traer a Buenos Aires una propuesta que no solo hable de cocina japonesa, sino que encarne su filosofía, su respeto por el producto y su búsqueda de equilibrio. O-Satori es eso: un ritual, una ceremonia, una pausa en el tiempo”, señala Esteban Macuka, Gerente de Alimentos y Bebidas del Buenos Aires Marriott.

Cómo es y que se come en O-Satori

El evento comienza cuando se abre la puerta del ascensor en el piso 23 y Kevin, el anfitrión, da la bienvenida con una sonrisa. Lejos de ser un salón protocolar el escenario es diferente: una piscina enorme, una barra con sillas altas, camastros blancos y una cúpula de vidrio que resguarda al espacio del viento pero que permite apreciar al centro porteño en su esplendor.

Desde sus paredes de cristal se pueden divisar al Obelisco, el Teatro Colón, el Palacio Barolo y las cúpulas icónicas de la ciudad. Una vista panorámica que invita a mirar Buenos Aires desde otra perspectiva. Es imposible no sacar fotos y quedarse unos minutos admirando la postal que la terraza del hotel ofrece.

Piezas únicas en la barra omakase  de O-Satori.
Piezas únicas en la barra omakase de O-Satori.

Cuando llegan todos los comensales, el anfitrión indica que es momento de tomar asiento (es una barra especialmente creada para este fin, las banquetas tienen respaldo y son confortables) para que el show comience. Antes, se aclara el precio del servicio que es actualmente $ 70.000 por persona e incluye la experiencia omakase de 11 pasos, -10 salados y el cierre dulce-, y todas las bebidas sin alcohol que se deseen beber. Quienes quieran degustar alguna bebida espirituosa pueden elegir en la carta vinos por botella o por copa, espumantes y cócteles de autor.

Gabriel y Leandro, los sushiman, comienzan a desplegar pescados frescos, platos, tablas y cuchillos en perfecto orden ante la atenta mirada de los visitantes. La importancia de la materia prima es primordial por eso utilizan lenguado de Mar del Plata, chernia del mar argentino; trucha, langostinos, salmón y truchón de los lagos de la patagonia y atún del océano Pacífico.

La vista desde la terraza de O-Satori, del hotel Marriot. Foto: Martín BonettoLa vista desde la terraza de O-Satori, del hotel Marriot. Foto: Martín Bonetto

Toda la pesca es totalmente fresca. En cuanto a los ingredientes especiales como el arroz el elegido es el kometo, uno de grano medio y redondeado con alto contenido de almidón. Utilizan una gran cantidad de productos japoneses para elaborar salsas propias, como la teriyaki de sauco. Para lograr la excelencia en el servicio y el menú, el hotel se tomó un año en la creación de la barra especial y capacitación de empleados.

Antes de inaugurar hicieron muchas catas gratuitas a los clientes hospedados para que brinden sus críticas y así saber qué había que mejorar. De esas catas una pieza fue elegida de manera unánime, por paladares de diferentes latitudes y es el roll Patagónico, que pasó a ser la pieza insignia: lleva trucha patagónica y hongos de pino. Tal es su aceptación que es el único roll que está fijo en una carta que cambia por estacionalidad.

Vistas inmejorables desde la terraza de O-Satori. Foto: Martín Bonetto. Vistas inmejorables desde la terraza de O-Satori. Foto: Martín Bonetto.

Kevin es el encargado de llevar el ritmo de la cena y es un nexo entre la cocina y los clientes, enterteniéndolos en los momentos en los que los sushiman están elaborando el paso siguiente. “O- Satori significa en japonés comprender los sabores en las alturas e ir más allá de los sabores, de los colores y de las texturas”, dice el anfitrión y continúa: “¿Qué tienen que ver los colores, las texturas y los sabores? Serán la base de los platos que nosotros comeremos esta noche”.

Cada corte, cada presentación, cada detalle del servicio está pensado para que el comensal viva un viaje sensorial profundo en un espacio muy exclusivo, con luz tenue y ambiente elegante.

Piezas ahumadas en O- Satori del hotel Marriot.Piezas ahumadas en O- Satori del hotel Marriot.

La dinámica es fluida, entre charlas y cuellos estirados para poder ver el paso a paso de lo que se comerá -que siempre es una incógnita- el anfitrión cuenta historias de la Ciudad como la del Palacio Barolo y su faro que se enciende a las 22 horas.

Piezas hechas a la vista de los comensales. Roll patagónico, la especialidad de la casa.   Fotos: Martín BonettoPiezas hechas a la vista de los comensales. Roll patagónico, la especialidad de la casa. Fotos: Martín Bonetto

En la barra aplican técnicas como flambeados, espumas, y ahumados. Desfilan tiraditos, nigiris, sashimis, rolls, tacos de langostinos y tartar de atún rojo, una delicia que da por finalizada la primera parte de la cena.

Antes del postre, los comensales cuentan con diez minutos aproximadamente para reposar en los camastros y observar la ciudad de noche. Los más valientes se abrigan para salir a la terraza abierta y sentir el brisa de la noche porteña con vistas al teatro más famoso de la Ciudad o una vista completa del Obelisco, monumento que dice presente entre las cúpulas más hermosas.

Cierre dulce de O-Satori Cierre dulce de O-Satori

Pasado el momento shooting, donde sin importar la edad de los comensales las fotos se hacen presentes, llega el postre. Delicado, elaborado y sutil, como todo la propuesta. La experiencia culmina a la medianoche, por lo que es un plan que dura como mínimo tres horas.

O- Satori: Carlos Pellegrini 551, CABA, piso 23. Para reservas: osatori.meitre. Instagram: @osatoribsas

Redacción

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