La reconstrucción del peronismo viene costando en todo el país, se vio claramente en lo difícil que resultó el armado definitivo en su bastión electoral, la provincia de Buenos Aires. Pero en Salta, esa unidad se ve aún más distante, con un peronismo dividido entre quienes responden al gobernador Gustavo Sáenz, principalmente la columna vertebral del Partido Justicialista local; los movimientos, organizaciones y partidos que responden al kirchnerismo, y un carril del centro que está representado básicamente por el ex gobernador Juan Manuel Urtubey.
Estos últimos dos espacios son los que desde las elecciones provinciales de mayo buscan la unidad sin hasta aquí recibir respuesta por parte del oficialismo provincial que, a pesar del último plantón del gobernador al Presidente en el acto de Tucumán, ha coqueteado permanentemente con el Gobierno nacional y acompañado sus necesidades en el Congreso.
Si bien las diferencias dentro el peronismo no son nuevas, la distancia se profundizó a partir de la intervención del Partido Justicialista provincial por parte del Consejo Nacional liderado por Cristina Fernández en febrero de este año bajo el fundamento del alineamiento de los legisladores salteños con el oficialismo nacional y para «resguardar la coherencia política del peronismo».
Este año la provincia renueva sus tres senadores y tres de sus siete representantes en la Cámara Baja. En esa ecuación, quien menos pierde es el bloque oficialista provincial, que solo pone en juego una banca, la de la diputada Pamela Calletti. Lo que le permitirá al mandatario salteño especular hasta último momento y medir el grado de conveniencia de acercamiento o ruptura con el Gobierno nacional.
Unión por la Patria es el bloque que más renueva y pone en juego todos sus representantes por la provincia, Nora Giménez y Sergio Leavy, en el Senado, y Emiliano Estrada, en Diputados. Los restantes son, el libertario Carlos Zapata, en la Cámara Baja y el eterno Juan Carlos Romero, quien si bien no pertenece al bloque de La Libertad Avanza, se presentó como su principal aliado en la Cámara Alta.
Fiel a su estilo, Sáenz intentará negociar con todos y colar en sus filas a sus más allegados. Pero esta vez el peligro acecha más de la cuenta, ya que la LLA ganó la capital salteña las últimas dos ocasiones, relegando en las provinciales de mayo a los candidatos oficialistas; para las nacionales por ahora es favorita, y ya apunta a la gobernación en 2027, acechando un lugar que ocupa el peronismo desde 1995.
En ese contexto, el gobernador se encuentra con tres escenarios: declararse prescindente y permitir que las elecciones se polaricen entre libertarios y un amplio sector peronista, intentando colar algún alfil en las filas del ahora frente Fuerza Patria. O negociar, romper con este último y permitirle a los suyos jugar con un frente propio “provincializando” la elección.
Esta última jugada lo expondría mucho de cara al futuro, pero aún no se descarta. Al no tener figuras de porte, le exigiría a él mismo ponerse al hombro la elección, presentándose como la única alternativa verdaderamente salteña, pero a riesgo de perder y con ello destruir su propio futuro.
Esa es la situación en la que se encuentran sus seguidores más fieles dentro del justicialismo local. Es así que mientras un sector declama la unidad, otro amaga con romper y presentarse con un frente provincial, y un tercero hace silencio a la espera de una resolución que saben, no será de ellos.
Dentro de los rupturistas se encuentran el diputado nacional saencista Pablo Outes, que llegó de la mano de la alianza con el por entonces Frente de Todos y que hoy critica el plan de Javier Milei alineándose a la última arremetida de los gobernadores, pero por otro lado habla de provincializar la elección y darle fuerza a los mandatarios locales por fuera de estructuras más amplias como la del PJ nacional, al que señala por la intervención al partido local y por considerar que busca ungir candidatos a dedo desde Buenos Aires.
Allí se alinea una buena parte del justicialismo más duro y fiel al gobernador como el secretario legislativo de la Cámara de Diputados de la provincia y apoderado del PJ salteño, Raúl Romeo Medina. En diálogo con Salta/12, el exlegislador sostuvo que la intervención decidida por las autoridades nacionales y que impuso al exministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Sergio Berni, tiene una única finalidad, «manejar las listas» para decidir «qué frente va a integrar el PJ».
«¿Estar juntos para qué?», preguntó en más de una oportunidad Medina, «si quieren imponer candidatos». «Esto se construye en base a la confianza y esa confianza está rota», concluyó.
Para el dirigente y el sector que él representa, lo más probable es que, como en las elecciones provinciales, terminen apoyando el armado de alguno de los partidos provinciales de Gustavo Sáenz como el frente Vamos Salta, por fuera del justicialismo.
Pero dentro del oficialismo también se escuchan otras voces, como la de la consejera y secretaria de la Mujer del PJ Soledad Troyano y el diputado provincial Luis Mendaña, para quienes urge la necesidad de construir una alternativa electoral “amplia y contundente”. Un frente opositor con «todos adentro». «Después discutiremos las diferencias, pero primero el objetivo es ponerle un freno al gobierno de Milei”, aseguró Troyano.
La dirigenta sostuvo que pensar en una “avenida del medio” en octubre es ilusorio, “la elección va a ser entre Milei y anti-Milei. Todo lo que se proponga por afuera de eso va a quedar sin chances, como ya se vio en otras provincias”.
“Hay un hilo que se está estirando cada vez más, y si no hay un proyecto nacional diferente antes de fin de año, ese hilo se corta”, sumó el exintendente de la localidad de La Caldera. Mendaña asumió que «el peronismo tiene la obligación histórica de convocar, de armar un proyecto nacional con gobernadores y legisladores».
Superar la discusión institucional y avanzar hacia la unidad
Mientras tanto, todo el arco peronista por fuera de la estructura del justicialismo local pide a gritos la unidad. Entre ellos el exministro de Juan Manuel Urtubey y ex legislador nacional Pablo Kosiner, para quien el peronismo debe «superar la discusión jurídica institucional de intervención sí, intervención no, para tener como referencia que hay que construir indefectiblemente una opción política sobre la base del peronismo pero que además convoque a otros sectores que coincidan en la necesidad de armar una opción clara y contundente contra la política de Milei».
Para el exdiputado, el peronismo debe pasar al plano netamente político, «si no nos moviliza la necesidad de ser una opción política clara contra el gobierno cruel de Milei, ya no nos moviliza nada», expresó.
«El peronismo debe ser la columna vertebral de un gran frente político y social contra este Gobierno nacional», insistió. Y agregó que esta situación y el gobierno de La Libertad Avanza «interpela(n) al peronismo, y si decimos que pertenecemos a una ideología que tiene como base la defensa de los intereses de los sectores más vulnerables, de los intereses nacionales y populares, y priorizamos las peleas personales de dirigentes, quiere decir que no entendimos nada sobre peronismo».
De la misma manera, opinó el exdiputado nacional Lucas Godoy. «Tenemos que conseguir la unidad para construir una alternativa a La Libertad Avanza, ese debe ser el horizonte contra quienes quieren destruir el Estado y hacer a la Argentina, en términos económicos, un país latinoamericano más, sin clase media, endeudados, empobrecidos y sin aspiración de movilidad social alguna», dijo.
Coincidencias de diagnóstico
A la hora de imaginar un posible camino hacia la unidad, todos coinciden en que es el peronismo local, sin la injerencia del poder provincial ni de las autoridades nacionales del justicialismo, quien debe definir el rumbo y las posibles candidaturas de cara a las elecciones legislativas de octubre.
«Acá no hay salvadores, tenemos que buscar representar al peronismo superando las diferencias históricas», indicó Romeo Medina, quien repitió que hoy el Partido Justicialista «es un sello de goma tironeado desde Buenos Aires”.
«No hay que discutir nombres ya, sino determinar la unidad con todos los sectores adentro y con gente dispuesta a dar pelea en el Congreso, al que Milei pretende obturar con su ya demostrado autoritarismo», añadió Godoy.
Y en eso también coincidieron en el diagnóstico de la situación, el desguazamiento del Estado, el endeudamiento y el empobrecimiento de la población, «discursivamente hay coincidencia en esta visión, el tema es que tenemos que animarnos a pasar a la acción», concluyó Kosiner.