A los pies de Nuestra Señora de Guadalupe, en la Ciudad de México, tiene lugar desde el 21 de febrero y hasta el domingo 24, el Primer Encuentro de Responsables y Coordinadores de Comunidades de Misioneros Digitales de América Latina y el Caribe, una iniciativa liderada por el Centro para la Comunicación (CPC) del Celam y el Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede.
Óscar Elizalde – Ciudad de México
El evento reúne en la sede de las Obras Misionales Pontificio Episcopales de México (OMPE) a 46 líderes de la pastoral digital y de comunidades de misioneros digitales de 20 países, algunos de ellos en representación de sus Conferencias Episcopales, otros vinculados al proceso sinodal de ‘La Iglesia te escucha’, y algunos más en representación de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosas y Religiosos (CLAR), de Cáritas América Latina y el Caribe, y del Instituto Fe y Vida, referente de la pastoral hispana en los Estados Unidos.
“La Iglesia aprecia su servicio”
El acto de apertura del encuentro estuvo presidido por Mons. Ramón Castro Castro, Presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), quien ha dicho en su mensaje de bienvenida “que la Iglesia aprecia mucho su servicio como comunicadores, sea que estén al servicio de causas pastorales, evangelizadoras o eclesiales, así también como de causas sociales, educativas o culturales, pero todas en pro del bien común, y ese bien común exige que la comunicación ayude a hacer hombres libres, no esclavos”.
Esta última idea la remarcó al señalar que “el criterio de verdad es sumamente importante, porque solo en la verdad existe una real y verdadera libertad. Sin verdad no hay libertad. La libertad al margen de la verdad se extravía a sí misma y a los sujetos, a las personas e incluso a pueblos o naciones”.
Por su parte, Mons. Daniel Blanco, obispo auxiliar de San José de Costa Rica y Coordinador del Consejo del CPC del Celam, expresó la alegría que para el Celam representa cumplir el “sueño” de concretarse este el primer encuentro “animados por el Magisterio del Papa Francisco y la alegría del Evangelio” y “en continuidad con el camino sinodal que venimos transitando como Iglesia latinoamericana y caribeña”.
“Fue precisamente el sínodo sobre la sinodalidad lo que hizo salir a la luz una realidad ya existente: el continente digital está lleno de cristianos (católicos y no católicos)”, continuó Mons. Daniel, “pero también muchas otras personas de buena voluntad, deseosas de compartir su experiencia de fe, aportar al camino eclesial y formarse para hacerlo cada vez mejor”.
Punto de llegada y de partida
Así que “este encuentro es un punto de llegada frente a los procesos que se han desatado en los últimos años en torno a la misión digital, y, al mismo tiempo, un punto de partida para tejer redes de evangelización en el ámbito digital que habitamos”.
También Mons. Francisco Javier Acero, obispo auxiliar de la arquidiócesis de México y miembro de la Comisión Episcopal de Pastoral de la Comunicación, se refirió a los desafíos de la “cultura de la inmediatez” para los misioneros digitales: “este cambio de época que vivimos es volátil, incierto, complejo y ambiguo. Ante esto debemos asumir la virtualidad como lenguaje, ambiente, ágora, comunidad, conexión, red sinodal donde se va gestando una nueva cultura que exige de los creyentes una nueva manera de pensar y de comunicarse para poder transmitir su búsqueda espiritual y hacerla creíble y seria para otras personas y comunidades.
Faros de esperanza
Con todo, “más que buscar número de seguidores tenemos que ocuparnos para sanar las heridas de nuestros destinatarios, ser constructores de la paz en nuestro continente, faros de esperanza en medio de tanta infoxicación”.
Por eso, continuó Mons. Francisco, “en los misioneros digitales debemos crear un liderazgo en donde coincidan los gestos del comunicador con el contenido. Para esto se necesita talento, fidelidad y abandonar cualquier tipo de ambición en seguidores y la preocupante autoreferencialidad, centrándose más en profesionalizar nuestro contenido novedoso y que llegue a todo tipo de gente especialmente a los más alejados”.
De igual forma, el obispo mexicano acentuó la perspectiva de la justicia en el trabajo de cerrar la brecha digital, sobre todo “la separación entre ricos y pobres en información en el mundo actual”. “Esto requiere un compromiso en favor del bien común internacional, así como la «globalización de la solidaridad» en las redes pensando que no todos los jóvenes tienen oportunidad para participar en las redes sociales”.
Un nuevo impulso misionero
Finalmente, el Secretario del Dicasterio para la Comunicación, Mons. Lucio Ruiz, reiteró el llamado de la Iglesia “a una responsabilidad responsorial, que debe brotar del amor, para que el agradecimiento sea performativo, nos transforme y cree dinámicas de unidad, de apoyo, de creatividad, de visión, de impulso misionero, basado en el testimonio, que proyecte una nueva presencia y vida de la Iglesia que lleve a Jesús a los nuevos contextos digitales”.
Al recordar al Papa Francisco y orar por su salud, Mons. Lucio también evocó sus palabras: “necesitamos salir al encuentro de cada persona, más aún, es nuestra misión hacerlo, especialmente de las personas más alejadas y de las que sufren (…). Ustedes conocen a sus coetáneos, saben que muchos están solos, que muchos no conocen a Jesús. Vayan, vayan y lleven al Señor, vayan y llenen sus ambientes, incluso los digitales, no para convencer, no para hacer proselitismo, sino para testimoniar la ternura y la misericordia de Jesús”.
La primera jornada del ‘Conecta2’, como se ha denominado este inédito encuentro, incluyó momentos de espiritualidad, la presentación de un informe diagnóstico sobre la misión digital, espacios formativos sobre la pastoral digital, socialización de testimonios y “buenas prácticas” en la misión digital y el desarrollo de mesas de trabajo para discernir los caminos que debe transitar la misión digital en América Latina y el Caribe.
Con la celebración de la Eucaristía, presidida por Mons. Daniel Blanco, y un espacio de convivencia en torno a la “cultura del encuentro”, concluyó este primer día.
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