Por Natalia Balmaceda*
Una vez que salimos del pediatra a los 16 años, y en función de los factores de riesgo de cada persona, lo mínimo recomendable es realizar controles médicos una vez por año. En tanto, los oftalmológicos deben ser cada seis meses debido a la exposición permanente a las pantallas.
En el caso de los controles para adultos, es fundamental menguar los riesgos porque pueden existir factores de riesgo hereditarios con altas comorbilidades, por lo que los controles deben comenzar temprano. Por ejemplo, los infartos en los hombres pueden ocurrir después de los 50, y en las mujeres antes o después de la menopausia.
Este no es un dato menor, porque si la persona se infarta antes de esos momentos cumbre, los hijos tienen probabilidades, por lo menos desde la estadística, más significativas de presentar la misma enfermedad a edades más tempranas. Por eso en determinadas cuestiones se recomiendan comenzar los controles con cierta anticipación.
Además, debemos entender que un control anual es significativo en términos de prevención, y deberíamos tomarnos el tiempo necesario para hacernos un chequeo completo.


Chequeos cardíacos
En este contexto, hay que entender que cuando se enferma el corazón, se puede enfermar eléctricamente o a nivel de bomba. En el primero de los casos, pueden aparecer algunas arritmias o problemas que hacen referencia a la función del corazón. Si es así, estamos hablando de insuficiencia cardíaca.
En tanto, existen un montón de enfermedades relacionadas al corazón que hoy empiezan a ser más significativas porque tenemos poblaciones más longevas. Actualmente, hay muchos adultos que vienen con cardiopatías congénitas por lo cual se hace más necesario realizar estudios de diagnóstico para poder objetivarlos.
*Licenciada en Enfermería.





