A una semana de la escandalosa detención de Elías Piccirillo, la cocinera de la pareja rompió el silencio y reveló polémicos detalles de la convivencia entre el agente inmobiliario y Jésica Cirio.
En una charla telefónica con el periodista Martín Candalaft y sin querer mostrar su rostro, la mujer contó que trabajó durante 6 meses del año 2024 para ellos, en la propiedad ubicada en el barrio privado El Yacht, ubicado en Nordelta.
«Dormía en una pieza que era para dos o tres chicas. A veces estaba la niñera que no podía dormir arriba porque estaba ocupada la habitación y tenía que venir abajo, donde había otras mucamas… Dormíamos en el piso, nos ponían colchones y el perrito también dormía con nosotras en la pieza», comenzó contando la empleada doméstica en DDM (América TV).

Además de contar que trabajaba en negro y las condiciones no eran las mejores, habló de cómo era la dinámica diaria con sus patrones: «Jésica y Piccirillo vivían juntos, yo los atendía a los dos… pero la verdad es que Elías era una mala persona. No fue muy amable que digamos. En general era así con todas las chicas. No era de saludar. No hablaba«, aseguró.
Y comparó su experiencia en la casa de la conductora y su pareja, con otras: «Yo he trabajado en varios lugares y los patrones siempre te decían un ‘buen día’, ‘buenas tardes’, pero Elías jamás. Él nunca te saludaba. Te podía pisar y no te saludaba», insistió.
El trato que habrían recibido las empleadas domésticas de Jésica Cirio y Elías Piccirillo
La mujer también se refirió al hermetismo del agente inmobiliario, ya que estaba muy atento a que no saliera ninguna información de su casa: «A las empleadas les decían que no podían sacar fotos ni grabar videos dentro de la casa. Les prohibían hablar entre ellas cuando no estaban en horario laboral. Es decir, cuando se iban de la casa, no podían hablar entre ellas«.
Y hubo un dato mucho más polémico: «En la habitación teníamos una cámara de seguridad. Fue por eso que yo me agarré con la secretaria de personal de la señora Jésica porque le dije que no podía tener una cámara en nuestra pieza porque es un asunto privado. O sea, nuestra pieza es una parte privada nuestra. Tenemos derecho a charlar con nuestros familiares por teléfono en nuestras horas de descanso. ¿Cómo nos van a poner una cámara ahí?», denunció indignada.

Al ser consultada sobre el posible motivo por el que se esforzaban tanto por vigilar todo lo que ocurría a su alrededor, mencionó: «El señor tenía varias cosas guardadas en habitaciones. Tenía mucha plata». Y siguió: «Vimos dinero en las mochilas., en las habitaciones. Cuando entramos a limpiar vemos las cosas que están ahí», aclaró.
Candalaft contó cómo fue la salida de la empleada doméstica de esta casa: «Cuando ella se va, arreglan su salida. Ella me cuenta que habló con una abogada, la abogada le dijo que tenía que pedir determinada cantidad de dinero y, finalmente, lo que termina arreglando es la mitad de ese dinero. Prefirió agarrar la plata y finalmente irse. Lo mismo pasaba con las otras empleadas», mencionó.