La ejecutiva nacional de Esquerra Republicana ha tomado una primera decisión ante la crisis interna que se ha desatado en el seno de la federación del partido en Barcelona. La dirección se ha reunido este martes por la mañana y ha apostado por la continuidad de forma provisional del actual equipo que dirige Creu Camacho en la agrupación local. Será, pues, una gestora encabezada por los miembros que no dimitieron la semana pasada la que se encargue de gestionar las discrepancias que se han producido en la formación y la que comande la federación hasta la celebración de un nuevo congreso.
En un comunicado emitido con posterioridad a la reunión que la ejecutiva nacional ha mantenido a las 8:15 horas, Esquerra Republicana ha señalado que la constitución de la gestora se ha acordado entre la actual dirección en Barcelona y la nacional. Esta dirección provisional la preside Creu Camacho, los miembros de la permanente que no han dimitido (son cuatro, los ocho restantes renunciaron entre el jueves y el viernes pasado), las presidencias de los distritos y la representación de las juventudes del partido (Jovent Republicà) en la ejecutiva de la ciudad.
La previsión es que esta gestora acuerde en los próximos días una fecha para la celebración de un congreso en el que se elegirá a una nueva ejecutiva. Según los estatutos, se debería convocar en el plazo de un mes tras la dimisión de más de la mitad de la permanente. La decisión corresponderá exclusivamente a la dirección provisional de la federación de Barcelona.
En este comunicado, ERC defiende la designación de una gestora para “asegurar la actividad de la federación, proporcional y plenamente ajustada a derecho” para garantizar, entre otros, “la atención a la militancia, la actividad política, la continuidad institucional, la transparencia e integridad en la presentación del presupuesto, la correcta celebración del proceso de primarias y una conducción ordenada del proceso congresual”.
Las últimas horas han sido vertiginosas en una federación cuyas costuras son frágiles. Después del último congreso celebrado a finales de abril, se había instalado una paz interna que el pasado jueves saltó por los aires con la dimisión de ocho de 13 miembros de la permanente: el hasta ahora secretario general, Miquel Colomé, Quim Bosch, Nil Font, Agnès Russiñol, Rosa Suriñach, Sheila Vidal, Max Zañartu y Esther Martín.
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Ramon Suñé

En una misiva, los dimisionarios cargaron contra la deriva política del partido y el funcionamiento de la cúpula de la federación barcelonesa. Acusaban a la presidenta Creu Camacho y a la vicesecretaria general de organización, Begoña Grau, de “subordinar” la federación a los intereses del grupo municipal en el Ayuntamiento de Barcelona.
Otra de las razones de este enfrentamiento tiene que ver con el calendario del proceso de primarias para designar alcaldable para los comicios de 2027. La dirección apuesta por poner en marcha esta elección a principios de año, mientras que los miembros que renunciaron a sus cargos en la dirección enmiendan este calendario. Fuentes de ERC recuerdan que ya hay cabezas de lista elegidos en las otras capitales de provincia (Girona, Tarragona y Lleida), mientras que en Barcelona aún no.
Por su parte, Creu Camacho -que ganó el congreso encabezando la lista opuesta a Junqueras- abogó en una carta a la militancia el pasado jueves por “superar viejas discrepancias y mirando hacia el futuro con unidad y ambición”. Camacho considera que hay que pasar pantalla de los conflictos internos, una línea que comparte la dirección nacional de los republicanos.
En una rueda de prensa ayer, el portavoz de ERC, Isaac Albert, criticó abiertamente la renuncia de ocho de los 13 miembros de la permanente barcelonesa: “Algunas personas que estaban en la dirección de la federación intentaron entrar para hacer política contra la dirección nacional. Esto no tiene ningún sentido”. En el seno de la ejecutiva a escala catalana hay malestar con esta afrenta y lamentan que con estas dimisiones se intente “paralizar” la actividad del partido en Barcelona.
Después de la designación de la gestora, la respuesta de los dimisionarios no se ha hecho esperar y, lejos de enterrar el hacha de guerra, mantienen el frente abierto. En primer lugar, rechazan la composición de esta dirección permanente porque “ya hacía de gestora” y creen que servirá para dilatar los plazos de celebración del congreso regional. Desde esta perspectiva, estudian llevar dicha gestora a la comisión de garantías del partido.
La federación barcelonesa tiene previsto reunirse el 13 de diciembre para, posiblemente, aprobar la Comisión Electoral de Barcelona. Los mecanismos se activarían para un proceso de primarias que tendría lugar el 27 y 28 de febrero. Los miembros que dimitieron consideran que el 13 de diciembre podría ser una buena oportunidad para aprovechar y renovar la permanente. Por ello, defienden que el congreso se haga antes de Navidad, puesto que sostienen que los estatutos obligan a su celebración dentro de un mes tras la dimisión de más del 50% de los integrantes de la dirección.
No obstante, en Calàbria recuerdan que las renuncias son de la permanente, pero que estas dimisiones no alcanzan al 50% del total de la ejecutiva (de la cual forman parte 26 personas). La convocatoria del congreso será inminente, pero cabe la posibilidad que no sea antes de Navidad. Y esa es otra de las discrepancias que ahondan en esta crisis.



