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sábado, mayo 17, 2025

¿Error de cálculo o desinterés? La decisión de Trump que está haciendo que América Latina mire a China con mejores ojos

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WASHINGTON.- Ante una sala repleta de líderes y funcionarios latinoamericanos convocados en Pekín, Xi Jinping no tuvo siquiera que mencionar a Donald Trump por su nombre para dejar en clara su postura en este momento de turbulencia global. “La intimidación y la coerción sólo conducen al aislamiento”, advirtió, al ofrecer al auditorio un claro contraste con el presidente norteamericano, mientras sigue la pulseada por la guerra arancelaria y el mundo intenta acomodarse a los volantazos de la política comercial y exterior de la Casa Blanca.

En Estados Unidos no pasó desapercibido que las promesas de Xi fueran escuchadas por tantos mandatarios latinoamericanos, como Luiz Inacio Lula da Silva, Gustavo Petro y Gabriel Boric: el líder chino les puso sobre la mesa 10.000 millones de dólares en nuevos créditos y exención de visados. Pero más allá de la preocupación de Washington por la cumbre en Pekín y las intenciones declaradas de la Casa Blanca de buscar jerarquizar el vínculo con la región -el secretario de Estado, Marco Rubio, llegó a afirmar “Las Américas, primero”-, no se advierte una estrategia consistente hacer frente a los avances de China.

El presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, en una conferencia de prensa en Pekín, China, el 13 de mayo del 2025. (Tingshu Wang/Pool Photo via AP)Tingshu Wang – POOL Reuters

La guerra comercial creó una situación que solo hacer mejorar el atractivo de China en América Latina. La visita de Lula y otros presidentes evidencia tanto el interés de Pekín como el de varios países de la región de establecer vínculos más cercanos. No he visto desde el gobierno de Trump ninguna discusión acerca de cómo contrarrestar este acercamiento”, señala a LA NACION el politólogo Julio Carrión, experto en temas latinoamericanos de la Universidad de Delaware.

Muchos de los líderes que viajaron a Pekín para el Foro Ministerial China-Celac quieren mantener al gigante asiático de su lado, principalmente como socio económico, pero otros también piensan en un vínculo reforzado como un contrapeso al poder de Estados Unidos en la nueva era Trump. Una lucha geopolítica de las dos mayores potencias globales de la que ya hace varios años América Latina es uno de los teatro de operaciones.

“Es claro que la mayoría de los países latinoamericanos están preocupados acerca de la volatilidad de la política comercial de Estados Unidos y de cómo se relaciona ese país con ellos”, indica Carrión. “No ver las relaciones actuales desde una perspectiva más estratégica es un gran error”, añade sobre el enfoque para la región de la política exterior norteamericana.

El presidente Donald Trump habla con el emir Sheikh Tamim bin Hamad Al Thani, en Doha, Qatar. (AP/Alex Brandon)Alex Brandon� – AP�

Aunque en sus casi cuatro meses de gestión Rubio buscó dar señales hacia América Latina -como su primera gira al extranjero, por Panamá, El Salvador, Costa Rica, Guatemala y la República Dominicana-, la guerra arancelaria; la dura política migratoria, con deportaciones masivas; las amenazas de apoderarse del Canal de Panamá, y la imprevisibilidad de Trump inquietaron a muchos dirigentes regionales, en especial a los que ideológicamente ya estaban en la vereda opuesta de Washington.

“No podemos vivir en un mundo en el que China tenga más influencia y más presencia que nosotros en nuestra región. Su creciente papel en el hemisferio occidental amenaza los intereses de Estados Unidos”, llegó a afirmar Rubio. Sin embargo hizo recortes significativos a los programas de la Agencia para el Desarrollo Internacional (Usaid), centrados en iniciativas de desarrollo a largo plazo, que según los expertos también envalentonan a China para su estrategia.

El secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio.(Julien de Rosa, Pool via AP)

No hay duda de que América Latina no es importante para Estados Unidos. Se podría argumentar con el lugar que ocupa, por detrás de Europa, de Medio Oriente, de Asia, que puede haber una falta de atención. El Departamento de Estado recortó los fondos destinados a estudiar la influencia de China en América Latina, por lo que cabe preguntarse por qué hacer algo así si se está interesado en lo que Pekín hace en la región“, explica a LA NACION el politólogo Joshua Eisenman, de la Keough School of Global Affairs, de la Universidad de Notre Dame, experto en las relaciones de China con Estados Unidos y los países en desarrollo.

“El problema de la administración Trump es que simplemente no está bien coordinada, no está bien priorizada y no está bien dotada de personal, por lo que no tendrá una política exterior coherente”, amplió Eisenman, que destacó que lo que China está haciendo en América Latina forma parte de su “gran estrategia”, comprometida con lo que denomina el Sur Global, “una especie de club de países del que se considera líder”.

El año pasado, el comercio bilateral entre China y América Latina alcanzó los 519.000 millones de dólares, el doble que una década atrás. El gigante asiático importa principalmente materias primas y exporta una amplia gama de bienes manufacturados, desde vehículos y electrodomésticos hasta semiconductores. Sus inversiones además financiaron importantes obras de infraestructura, como el puerto de Chancay, en Perú.

Vista de barcos pesqueros con las grúas del megapuerto de Chancay al fondo, a 78 kilómetros al norte de la capital peruana, Lima, el 29 de octubre de 2024.CRIS BOURONCLE� – AFP�

En tanto, las exportaciones de bienes de América Latina a Estados Unidos en 2023 fueron de 611.00 millones de dólares, mientras que las importaciones de la superpotencia en esa categoría totalizaron 486.000 millones, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Ese déficit de Estados Unidos se amplió en los últimos años.

En la cumbre en Pekín, Xi prometió que China aumentará sus importaciones de productos de alta calidad de América Latina, y que “incentivará a sus empresas a expandir sus inversiones en esa región”, en medio de las crecientes tensiones geopolíticas y el proteccionismo. Fue un tiro por elevación a Estados Unidos: se cuidó de no mencionarlo.

¿Cuál es el diagnóstico de China sobre sus socios en la región? Un nuevo informe que evalúa el entorno de inversión en América Latina, publicado por Dagong Global Credit Rating y el Instituto de la Iniciativa de la Franja y la Ruta de la Universidad Tsinghua, señala que cuentan “con abundantes recursos naturales, una vasta capacidad de mercado y una estructura social diversa, lo que supone un importante potencial de desarrollo a medio y largo plazo”.

El estudio destaca a Brasil, por “su tamaño económico, dotación de recursos y situación política estable”; a México, por ser un destino importante para la inversión extranjera directa “gracias a su ventaja de localización”; a Chile, por su “entorno institucional abierto y mano de obra de alta calidad”; a Perú, por su “sistema de inversión abierto y eficiente”, y a Colombia, por su “diversidad industrial y accesibilidad geográfica”. No hay allí mención a la Argentina.

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, pronuncia su discurso durante la ceremonia de apertura de la Cuarta Reunión Ministerial del Foro de China y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños en el Centro Nacional de Convenciones de China en Pekín, el 13 de mayo de 2025. (AP/Andy Wong)Andy Wong – AP

Petro, uno de los más enemistados con Trump, rubricó en Pekín el ingreso de Colombia a la nueva “Ruta de la Seda” de China, con el objetivo de estimular el comercio y atraer inversión directa. El acercamiento pone a prueba la relación de Bogotá con Washington, su principal socio comercial.

La oficina del Departamento de Estado para el Hemisferio Occidental recogió el guante y apuntó contra ese acuerdo y las intenciones chinas en la región. “Estados Unidos se opondrá enérgicamente a proyectos recientes y próximos desembolsos por parte del Banco Interamericano de Desarrollo [BID] y otras instituciones financieras internacionales para empresas estatales y controladas por el gobierno chino en Colombia (al igual que en otros países de la región donde la Iniciativa de la Franja y la Ruta tenga proyectos)”, publicó en X. El poder de voto en el BID es proporcional a los fondos que aportan cada país y Estados Unidos es el principal contribuyente.

Estos proyectos ponen en peligro la seguridad de la región. Los dólares de los contribuyentes norteamericanos no deben utilizarse de ninguna manera por organizaciones internacionales para subsidiar empresas chinas en nuestro hemisferio», advirtió. Hasta ahora, 21 países latinoamericanos se han unido a la iniciativa china.

En tanto, México adoptó hasta ahora un enfoque más cauteloso, a raíz de sus mayores lazos comerciales con su vecino del norte. “Ningún país de América Latina va a querer estar 100% con China o 100% con Estados Unidos”, señala a LA NACION Luis Schenoni, del Departamento de Ciencias Políticas del University College, de Londres.

Los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro, y de China, Xi Jinping, e Moscú, al margen de las celebraciones del 80° aniversario de la victoria en la Gran Guerra Patriótica de la Unión Soviética, el 9 de mayo de 2025. Zhang Ling� – XinHua�

El experto destacó el hecho de que el gobierno de Javier Milei –alineado con Estados Unidos- renovara 5000 millones de dólares del swap con China, un delicado equilibrio teniendo en cuenta que la Argentina fue el único país de la Celac que no firmó el documento final del foro en Pekín.

Para Eisenman, el espejo del avance chino en la región está en lo que ocurre desde hace varios años en África, continente del que China es el mayor socio comercial y donde explota las enormes reservas de recursos naturales, como cobre, oro, litio y minerales de tierras raras.

“Deberían entender que es el preludio de la estrategia de China en América Latina”, analizó el experto. “A veces se hace la vista gorda. Así que si los latinoamericanos no aprenden las lecciones que han aprendido los africanos, y piensan que de alguna manera son especiales, cometerán los mismos errores”.

Esta semana, mientras Xi recibía a los líderes latinoamericanos y Trump avanzaba con acuerdos multimillonarios en Medio Oriente, otra señal de la preocupación de Estados Unidos sobre el avance chino en la región provino de Miami. Durante la 10ª Conferencia de Seguridad Hemisférica, en la Universidad Internacional de Florida, el almirante Alvin Holsey, jefe del Comando Sur, alertó sobre los riesgos que eso implica.

Con sus proyectos de infraestructura están sentando las bases para potenciales oportunidades militares. Tendríamos que estar muy preocupados por eso, y asegurarnos de contar con el apoyo de nuestros socios en el futuro”, advirtió Holsey, que el mes pasado visitó la Argentina. Se reunió con Milei y viajó a la Base Naval de Ushuaia, donde la Armada avanza en la construcción de un polo logístico antártico.

El presidente Javier Milei recibió al jefe del Comando Sur, el almirante Alvin Holsey, y a su comitiva.

Para Schenoni, en tanto China avance en áreas que son sensibles, como satélites y bases de distintos propósitos, allí sí se activarán las alarmas de Estados Unidos. “Es lógico que la disputa por el control del Canal de Panamá, la base aeroespacial china en Neuquén y proyectos en Chile despierten una ofensiva mucho más abierta de Estados Unidos”, dijo, al mencionar la estación en Bajada del Agrio, a la que Washington mira con recelo. “A China le gusta la idea de ir llenando los vacíos que va dejando Estados Unidos en la región”, añadió.

En ese sentido, el viceministro de Relaciones Exteriores chino, Miao Deyu, fue otro de los funcionarios que buscó seducir a la región esta semana. “El objetivo de los pueblos de América Latina es construir su propia patria, no ser el patio trasero de ningún otro país”, dijo, una afirmación tomada como una réplica directa a la famosa Doctrina Monroe, la política exterior de Estados Unidos del siglo XIX que proclamaba la exclusión de potencias europeas del hemisferio occidental.

Irene Mia, experta en temas latinoamericanos del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), destacó que mientras que las administraciones anteriores pasaron por alto a la región, la visión de Trump de “Estados Unidos primero” ha ido más allá de la “negligencia” y se convirtió en una “posición de abierta hostilidad”.

“Su gobierno ve a América Latina principalmente como una amenaza para la seguridad, asociándola con el narcotráfico, el crimen organizado y la migración, mientras que también percibe sus lazos con los rivales geopolíticos de Estados Unidos, en particular China, como incómodamente cercanos. A partir de esta lectura, el enfoque estadounidense se ha vuelto esencialmente negativo, priorizando la acción unilateral y el dominio en lugar de la asociación», escribió en un reporte.

“En un revival de la Doctrina Monroe, la región está siendo tratada menos como un socio igualitario y más como una esfera de influencia que debe controlarse de acuerdo con los intereses estratégicos estadounidenses», agregó, una agenda que enfrenta “riesgos de cortoplacismo”.

Redacción

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