Fumar en las playas catalanas se va a acabar y beber alcohol en las rutas de bares de Barcelona, también. Al menos estas son las intenciones de Generalitat y del Ayuntamiento de Barcelona, respectivamente, que preparan prohibiciones para regular estas dos nocivas actividades. Las dos normas nacen con buena voluntad, pero pueden ser un brindis al sol si no son capaces de hacerlas cumplir.
Si usted está leyendo estas líneas tumbado en la arena con un pitillo en la boca, tranquilo. La norma sobre el tabaco en la playa todavía no es de aplicación general. Solo hay una veintena de municipios que la tienen en vigor. No obstante, procure mirar a su lado para evitar que el humo de su cigarrillo moleste a los vecinos de toalla. En cambio, las rutas de borrachera, conocidas como crawl bar, sí tienen las horas contadas y, como explicamos hoy en la sección de Vivir, el veto se podrá aplicar a finales de este mes.

Un cartel informativo en una de las playas en las que está prohibido fumar
Mane Espinosa
Cada vez que nos enfrentamos a un problema colectivo, emerge la vena regulatoria y se piden nuevas leyes para multar o penar a los que vulneran la convivencia. Prohibir es la vía fácil, pero si después no hay nadie que vigile, la ley queda en papel mojado y sus impulsores pierden toda la credibilidad. Una reciente investigación publicada por el Banco de España señala que solo entre 1995 y 2020, se aprobaron 206.000 leyes, contando todas las administraciones públicas del país y Catalunya y Andalucía lideran la producción legislativa de las comunidades autónomas.
Volvamos a la costa. Catalunya tiene 280 km de playas que pertenecen a 76 municipios, diez de las cuales no tienen policía local. Me imagino la cara que pondrán los alcaldes de estas localidades costeras cuando les llegue la instrucción de la Generalitat prohibiendo fumar en sus playas. “Pues, vale”, dirán. Y acto seguido se preguntarán cómo espera el Govern que se haga cumplir esta sensata normativa si apenas disponen de efectivos para regular el tráfico. Más allá de los carteles que se colocarán con las pertinentes advertencias de multa, el cumplimiento quedará en manos de la mayor o menor conciencia de los fumadores y de la paciencia del resto para evitar que la falta de policía cause más de un encontronazo entre bañistas a cuentas del humo. Veremos.