Fernando Castán
Redacción deportes, 10 feb (EFE).- La selección española de rugby cerró el domingo con su clasificación para el Mundial de Australia 2027 una larga travesía del desierto, de más de 25 años, en la que al combinado nacional le ha pasado de todo.
El nivel deportivo del XV del León, si bien no es para luchar por ganar la Copa del Mundo, ni siquiera para entrar en sus cuartos de final o en las semifinales, sí es el de los conjuntos que habitualmente entran en la fase de grupos, como pueden ser Portugal o Uruguay.
España hoy se encuentra en el decimoctavo puesto de la clasificación de World Rugby, la federación internacional, tan solo dos puestos por detrás de Portugal, que en Francia 2023 derrotó a Fiyi, en la que fue su primera victoria mundialista, y empató con Georgia, y dos por delante de Rumanía que no hace mucho era la séptima potencia europea por detrás de las del Seis Naciones.
Por otra parte, es un deporte que tiene un arraigo social importante, aunque a menudo invisible, en España a nivel de clubes en ciudades como Valladolid o Sant Boi de Llobregat (Barcelona) y que, aunque sea semiprofesional también se desarrolla, poco a poco, hacia una mayor profesionalización. Los encuentros de la selección en el peculiar Campo Central de la Complutense de Madrid llenan sus gradas y las entradas se agotan.
El pasado noviembre, en Valladolid, ante Fiyi, el seleccionado español colmó dos tercios del estadio José Zorrilla y en 2016 la final de la Copa del Rey cubrió el recinto en su totalidad para presenciar el choque entre los dos conjuntos locales: el VRAC Quesos Entrepinares y El Salvador.
El XV del León tendría que haber disputado las dos últimas Copas del Mundo, la de Japón 2019 y Francia 2023, si nos atenemos a los méritos deportivos. Sin embargo fue descalificada por haber alineado jugadores que no eran elegibles.
En el primer caso fue por haber jugado con Mathieu Belie y Bastien Fuster, de origen francés. Pero antes de que se revelara esta irregularidad, España cayó (18-10) en Bruselas, en un choque en el que era clara favorita y se vio perjudicada por el arbitraje del rumano Vlad Iordachescu. Curiosamente, la nacionalidad del colegiado era la misma que la de una de las rivales de España por una plaza en Japón 2019.
Tras pitar 28 golpes de castigo contra España por solo ocho contra Bélgica, Iordachescu acabó el encuentro de la capital belga siendo perseguido por varios españoles que le recriminaban su parcialidad en un encuentro que les mandaba a la repesca. Era marzo de 2018.
Para rizar el rizo, de cara a Francia 2023 sucedió algo similar. Peor, si cabe. En este caso, el protagonista fue un sudafricano del club Alcobendas, Gavin van der Berg, y una salida de España en tres años no declarada que le convertían en inelegible para competir con Los Leones. Al igual que en 2018 se llegó a celebrar la clasificación, pero España no fue al Mundial. Todo para nada.
Esta crisis se llevó por delante a la directiva de Alfonso Feijóo y, posteriormente, al seleccionador de entonces, Santiago Santos. Miguel Ángel Martín, «Hansen», sucedió al primero y el argentino Pablo Bouza a Santos.
Lo peor de esta fase no fue la descalificación, sino la muerte de Kawa Leauma, en 2021, en un accidente posterior al encuentro de la fase de grupos disputado en los Países Bajos. El delantero neozelandés de Ordizia ni siquiera se había alineado en ese partido, pero había viajado con la selección hasta Ámsterdam.
En 2023, llegó Bouza de la mano de la nueva directiva de «Hansen» y se abrió una nueva fase en la selección. Nueva generación de jugadores, nueva estructura. El 9 de febrero de 2025 se han recogido buena parte de los frutos de esa cosecha, a pesar de que la selección no disputó su mejor encuentro ante Suiza.
De hecho, Bouza declaró en la rueda de prensa posterior al choque de Yvernon-les-Bains, en Suiza, que había sido el peor desde que se hizo cargo de XV del León.
Durante el encuentro ante los helvéticos hubo momentos en los que aparecieron los fantasmas del pasado, en particular los del encuentro de Bruselas de 2018. Minutos superados por los de Bouza con un marcador de 13-43.
Unos fantasmas, finalmente, olvidados y espantados. EFE