Por estos días, la cordillera chubutense vive su transformación más esperada. La nieve cayó como bendición y de manera tímida, hace unas semanas, y comienza a entregar su blanco a las cumbres de esta ciudad donde los clásicos nunca pasan de moda. Cuando alguien la menciona, es imposible no pensar en sus dos íconos: el centro de esquí La Hoya y La Trochita, el entrañable tren que parece salido de otra época. Pero hay mucho más.
Centro de esquí La Hoya
El centro de esquí, a tan solo 13 kilómetros de la ciudad, se prepara para abrir sus pistas en julio, rodeada de un paisaje que parece pintado: montañas blancas, bosques nevados y el cielo limpio de los Andes.
El viaje comienza por un camino de ripio entre árboles congelados y, si hay suerte, algún guanaco curioso que aparece a saludar. Desde el estacionamiento, la experiencia se acelera: boletería, rental, y la primera aerosilla que te lleva a la base. Allí está la confitería El Zorro, donde el aroma a café y sopa caliente se mezcla con la emoción de los que se calzan las botas por primera vez.
La aerosilla cuádruple regala una vista majestuosa durante sus 15 minutos de ascenso. Abajo, la pista Intermedia y los esquiadores debutantes; al frente, la montaña imponente, esa que intimida y atrae por igual.
Para quienes se inician, la pista de principiantes es amplia, segura y siempre vigilada por instructores atentos. Los más osados se animan a las laderas más altas, donde la nieve polvo, seca y persistente, es perfecta para maniobras técnicas y aventuras veloces.
Tiene en total, 30 pistas para todos los niveles, 8 medios de elevación el centro se destaca como uno de los más confiables del país. Su geografía en forma de hoya, de allí su nombre, favorece la acumulación de nieve y alarga los días de disfrute en la montaña.
Los que no esquían también tienen su lugar. Trineos, caminatas y una confitería con delicias para todos los gustos: hamburguesas caseras, goulash de cordero, osobuco con polenta cremosa y una carta de postres que incluye churros, brownies y cheesecake. Un banquete de montaña que calienta el cuerpo y el alma.
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- Vigencia: hasta el 31 de mayo
La Trochita: viaje a otra era
El invierno le sienta bien a La Trochita. El Viejo Expreso patagónico que une Esquel con Nahuelpan se viste de película bajo los copos que caen suaves sobre los rieles. La locomotora a vapor resopla como un animal antiguo y su silbato marca la hora exacta: las 10 de la mañana. Es momento de partir.
Adentro, la madera cruje y el fuego de las salamandras entibia el vagón. Afuera, la ciudad se aleja mientras las montañas se acercan. Son solo 18 kilómetros de ida y vuelta, pero suficientes para sentir el pulso de la Patagonia más auténtica.
En Nahuelpan, el tren se detiene frente a una hilera de casas bajas. Hay tortas fritas recién hechas, artesanías mapuches y un museo de culturas originarias que invita a aprender en silencio. Luego, la locomotora cambia de extremo y el viaje de regreso comienza, más sereno, con el corazón lleno.
Tarifas en la Trochita para Vacaciones de invierno (julio)
- Internacional $ 109.000
- Residente Nacional Mayor $ 62.500
- Residente Nacional Jubilado $ 46.000
- Residente Nacional Menor (de 6 a 12 años) $ 44.000
- Residente Provincial Mayor $ 50.000
- Residente Provincial Menor (de 6 a 12 años) $37.500
- Res Nac Estudiante Universitario $ 46.000,00
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El bosque que habla
Pero Esquel no termina en la nieve ni en los rieles. En el Parque Nacional Los Alerces, espera un gigante milenario: el Alerce Abuelo. Con más de 2.600 años, este árbol vio pasar imperios y civilizaciones, y sigue ahí, erguido, sabio, imponente.
Para conocerlo, hay que navegar el lago Menéndez hasta Puerto Sagrario y caminar un sendero entre selva valdiviana, miradores y escaleras de madera. El aire huele a laurel y humedad, el verde es profundo, húmedo, vibrante. De pronto, el sendero se abre y aparece él: 57 metros de altura, más de dos metros de diámetro, testigo de eras.
Mirarlo es un acto de humildad. Estuvo aquí mucho antes de nosotros y, con suerte, seguirá después. Es un recordatorio de que somos apenas visitantes en esta tierra.
También podés ir a la Bahía de los Palos, un rincón imperdible dentro del Parque Nacional Los Alerces. Se accede por la portada sur, donde también se encuentra el circuito que recorre el Complejo Hidroeléctrico Futaleufú y es ideal para ir con una excursión organizada.
Para llegar en auto particular: desde Esquel, hay que circular por la Ruta Nacional N.º 259 hasta Trevelin, y desde allí hay que desviarse por la Ruta Provincial N.º 34.
Laguna La Zeta: paseos suaves y vistas amplias
Para quienes prefieren caminatas tranquilas, la Reserva Natural Urbana Laguna La Zeta es un rincón ideal. A solo 4 kilómetros del centro, ofrece senderos señalizados, vistas panorámicas y una app con realidad aumentada que suma datos al paisaje.
El circuito Plaza de los Cerros es uno de los más lindos: 7 kilómetros entre claros, terrazas y estaciones para observar las montañas que rodean el valle. Algunos trayectos se pueden recorrer en bici o con raquetas si la nieve lo permite. Es un paseo cercano, accesible, y lleno de belleza.
Novedades
Una de las principales novedades de la temporada es el vuelo directo entre Córdoba y Esquel, que permitirá una conexión más rápida desde el centro del país.
