En el corazón del Eje Cafetero colombiano, Pijao ha marcado un hito al convertirse en la primera ciudad lenta de América Latina, tras un proceso de nueve años que culminó con su ingreso oficial a la red internacional Cittaslow.
Este reconocimiento distingue a este pequeño municipio del Quindío por su apuesta por el turismo sostenible, la preservación cultural y un modelo de desarrollo que prioriza el bienestar y la autenticidad sobre la prisa.
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El movimiento Cittaslow nació en Italia en 1999 y agrupa a localidades de menos de cincuenta mil habitantes que mantienen vivas sus tradiciones y promueven el “buen vivir”.
Actualmente, la red cuenta con 189 municipios en el mundo y defiende la calidad de vida, la protección del entorno natural, la identidad local y los oficios tradicionales.
En Pijao, estos principios se reflejan en la vida cotidiana: largas conversaciones en la plaza, caminatas por calles adoquinadas y la contemplación del paisaje cafetero forman parte de la experiencia diaria.
El proceso de integración de Pijao a la red comenzó en 2006 con la creación de la Fundación Pijao Cittaslow, cuyo objetivo era rescatar el valor de la arquitectura tradicional y el paisaje.
Mónica Flórez, exconcejal y representante del movimiento en Colombia, fue una de las principales impulsoras de la iniciativa.
Bajo su liderazgo, la comunidad emprendió campañas para recuperar fachadas, proteger los páramos y reducir la contaminación auditiva y visual.
El respaldo de la administración local, encabezada por el alcalde Alberto Peña Valencia, y la colaboración de entidades como la gobernación, la Universidad del Quindío y el Sena, resultaron fundamentales para consolidar el proyecto.
La filosofía de Cittaslow en Pijao se manifiesta en la defensa del medio ambiente, la promoción de energías alternativas y el fomento del turismo responsable, con especial atención a jóvenes y mujeres. “Estos son los puntos que se tienen en cuenta desde la red, además, hemos querido fomentar el turismo responsable que beneficia a un sector en particular que son los jóvenes y las mujeres”, explicó Flórez. El movimiento también ha impulsado la economía local a través de pequeños alojamientos, cafés de origen y emprendimientos que priorizan los productos de cercanía.
La transformación de Pijao ha tenido un impacto tangible en la vida de sus habitantes y en la percepción del municipio a nivel nacional e internacional. El turismo ha crecido, atraído por la autenticidad y la tranquilidad que ofrece el destino. Los visitantes pueden recorrer senderos ecológicos, avistar aves como colibríes, explorar el páramo de Chilí o disfrutar de la Cascada Sagrada. En el casco urbano, la experiencia se completa con helados artesanales, cafés tradicionales y la hospitalidad de los locales.
El camino hacia la integración a Cittaslow no estuvo exento de desafíos. La recuperación arquitectónica exigió la participación activa de la comunidad, mientras que la reducción de la contaminación auditiva requirió sensibilizar a la ciudadanía sobre la importancia de la convivencia y el respeto. Al principio, la música en bares y discotecas generó tensiones, pero el impulso del movimiento permitió resolver estos inconvenientes y consolidar la tranquilidad como un valor central.
La Fundación Pijao Cittaslow, que lideró el proceso durante casi una década, cerró su personería jurídica en abril de este año, dando paso a un movimiento cívico que continúa promoviendo los valores de la red en Colombia. Flórez ha llevado la experiencia de Pijao a otros municipios y foros nacionales e internacionales, contribuyendo a posicionar el concepto de “ciudad sin prisa” en la región.
El atractivo turístico de Pijao radica en su oferta diferenciada: experiencias ligadas a la cultura cafetera, la naturaleza y la vida local. Las fincas tradicionales permiten conocer el proceso del café desde la semilla hasta la taza, mientras que los alojamientos pequeños y la gastronomía de proximidad invitan a los viajeros a sumergirse en la autenticidad del lugar. “Muchos viajeros de Colombia y el mundo quieren viajar a destinos más responsables, alojamientos más pequeños, buscar comida cero kilómetros, encontrar experiencias locales y sumergirse en la cultura, que es básicamente lo que hemos hecho como movimiento Cittaslow”, señaló Flórez a Bienestar Colsanitas.
El recorrido de Pijao hacia la red Cittaslow se enmarca en una historia de resiliencia. El municipio superó crisis como la caída del Pacto Cafetero en 1989, el terremoto de 1999 y el conflicto armado, que dejaron huellas profundas en la comunidad. La apuesta por el turismo sostenible y la preservación cultural ha permitido relanzar su imagen y ofrecer una alternativa de desarrollo basada en la identidad y el respeto por el entorno.
Quienes deseen conocer Pijao deben planificar su visita con antelación y estar dispuestos a dejar de lado las expectativas de lujo. El municipio se presenta como un refugio de tranquilidad, naturaleza, cultura y tradición, donde la originalidad y el ritmo pausado son parte esencial de la experiencia.