Estados Unidos contra América Latina: Guerra hasta el 2028

Desde la publicación de nuestro artículo titulado “Estados Unidos en guerra contra América Latina”, las noticias no hacen más que confirmar que Trump pretende montar una ofensiva militar prolongada contra nuestra región. Al despliegue del buque de guerra y portaaviones más grande del mundo, el USS Gerald R. Ford, se le suma un entramado logístico destinado a sostener operaciones militares hasta, por lo menos, 2028.

Investigaciones periodísticas sobre contratos del Pentágono revelan compras masivas de alimentos para tropas y buques en Puerto Rico, con contratos de abastecimiento durante todo 2026 y licitaciones de productos alimenticios que se extienden hasta noviembre de 2028, destinadas a sostener el actual despliegue de unos 15 mil efectivos en el Caribe. Trump ha decidido desarrollar una guerra contra América Latina y el Caribe durante todo su mandato presidencial.

Medios como The New York Post y cadenas internacionales coinciden en las cifras: 11 buques de guerra, incluido el Gerald Ford, un submarino nuclear y alrededor de 15 mil efectivos desplegados en el área. Varios análisis, como los de Reuters y The Guardian, hablan del mayor despliegue militar estadounidense en el Caribe en más de 35 años, desde la invasión de Panamá de 1989. The Latin Times lo tituló así, literalmente: “Estados Unidos ha acumulado más misiles en el Caribe de los que utilizó para derrocar al régimen de Gadafi”.

El salto de calidad en los ejercicios militares y la base de operaciones en Puerto Rico

Mientras la Casa Blanca vende la operación “Lanza del Sur” como “lucha contra el narcoterrorismo”, el Pentágono hace otra cosa: entrena, prueba y afina su capacidad de intervención directa en América Latina.

El ejercicio Tradewinds 2025, en Trinidad y Tobago, no es un simple operativo de cooperación. Reunió a más de mil efectivos de 26 países, con maniobras combinadas de infantería de marina, fuerzas especiales, vigilancia aérea y ciberdefensa. Es un salto nítido respecto de las ediciones anteriores. El propio Fiscal General de Trinidad y Tobago declaró que “EEUU va a intensificar sus ejercicios en el país”.

La reapertura de la base de Roosevelt Roads en Puerto Rico y la llegada de miles de efectivos convierten a la isla en una enorme base logística para buques, helicópteros, aviones de combate y drones. En paralelo, el Cuerpo de Marines informó que la 22ª Unidad Expedicionaria de Marines intensifica sus entrenamientos anfibios y terrestres en Puerto Rico, bajo el paraguas de Lanza del Sur. Reconocimiento, desembarcos, fuego combinado aire-tierra: el manual clásico de una intervención anfibia, practicado a pocos cientos de kilómetros de la costa venezolana y de varios países caribeños.

“El puerto de Chancay no le ha gustado a Trump” (Boluarte dixit)

Una de las motivaciones del imperialismo estadounidense para desarrollar esta ofensiva es bloquear el desarrollo de infraestructura que permita la profundización de las relaciones comerciales entre América Latina y China. El símbolo más claro es el megapuerto de Chancay, en Perú, construido y operado por la estatal china COSCO, eje de una nueva ruta directa entre Asia y Sudamérica que reduce tiempos y costos logísticos. En paralelo, siguen las conversaciones entre el gobierno de Brasil y el gobierno de la República Popular China, sobre un corredor ferroviario bioceánico para conectar a Brasil con el Pacífico a través del puerto de Chancay.

Analistas del Colegio de Guerra del Ejército estadounidense califican a Chancay como un “riesgo para la seguridad hemisférica”. Según Expediente Público, en base a un estudio del think-tank estadounidense CSIS y un conteo de CEPAL/ECLAC, empresas chinas serían las principales inversoras o administradoras en 37 de 118 puertos en nuestra región. La propia golpista Dina Boluarte reconoció públicamente que el puerto de Chancay “no le ha gustado” a Trump.

El imperialismo estadounidense, en descomposición y colapsando, rechaza aceptar que países que considera parte de su “patio trasero” desarrollen relaciones políticas y comerciales soberanas con la República Popular China.

Trump busca terminar con todo gobierno que no se subordine a EEUU

La agresión contra Venezuela, por lo tanto, es la punta de lanza de una agresión contra toda América Latina y el Caribe. El Pentágono es consciente de que no es viable una acción militar sostenible en el tiempo contra Venezuela sin la colaboración de Colombia. De ahí se desprende que Trump haya decidido aislar y sancionar personalmente a Gustavo Petro. Petro ha denunciado explícitamente que Estados Unidos busca incidir en las elecciones presidenciales que tendrán lugar el 31 de mayo de 2026.

Sin embargo, terminar con el gobierno de Petro en 2026 no se trata de una cuestión únicamente militar para el gobierno de EEUU. Estamos ante un operativo político coordinado por el trumpismo en toda la región para terminar con todo gobierno que no se subordine al imperialismo estadounidense.

En Honduras, Trump intervino públicamente a escasas 72 horas de la votación, expresando su apoyo al opositor de derecha Nasry Asfura. Trump incluso amenazó con cortar la ayuda económica de EEUU a Honduras si la oficialista Rixi Moncada resultaba electa. Para rematar, la Casa Blanca anunció el indulto del ex-presidente hondureño Juan Orlando Hernández, condenado por narcotráfico.

En relación con Brasil, que al igual que Colombia tiene elecciones presidenciales en 2026 (en este caso, el 4 de octubre), es importante señalar que Eduardo Bolsonaro (hijo de Jair Bolsonaro) se trasladó a EEUU y colabora abiertamente con el equipo de Trump para revertir la inhabilitación política de su padre (preso por golpista).

El gobierno de México, por su parte, ha denunciado, a través de un informe público detallado, que las movilizaciones de la “Generación Z” contra Claudia Sheinbaum fueron promovidas por la ultraderecha mexicana en coordinación directa con la ultraderecha internacional vinculada al trumpismo.

Una operación política de esta escala requiere una respuesta coordinada por parte de todos los partidos políticos que nos negamos a aceptar el sometimiento de nuestro continente al imperialismo estadounidense.

Basta de silencio opositor: Argentina no puede ser parte de una guerra contra Venezuela

En este escenario, la oposición en Argentina se tiene que despertar y tiene que alzar su voz. Según reconstruyó Carlos Pagni en La Nación, cuando Javier Milei se reunió en Naciones Unidas con el secretario de Estado Marco Rubio, éste “le pidió el apoyo para una sola línea de acción exterior de los Estados Unidos: el conflicto con Venezuela”. Es inaceptable que Argentina se pliegue a una agresión militar estadounidense contra Venezuela.

Sin embargo, el propio Pagni afirma, en ese mismo artículo, que “la oposición en la Argentina tiene poco que decir acerca de este panorama. Sobre todo el peronismo, que está afónico por una gran derrota electoral”. El silencio aturde. Ningún resultado electoral coyuntural puede condicionar lo que debe ser una posición de principios en defensa de la soberanía latinoamericana. Los partidos políticos que reivindican la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas y rechazan su transformación en una base de operaciones de la OTAN en el Atlántico Sur producto de la ocupación británica, no pueden callar ante el copamiento militar de EEUU en toda la región y ante la amenaza de una agresión militar directa contra un país hermano. Siempre hay que recordar la solidaridad de Perú con Argentina durante la Guerra de Malvinas. Y siempre hay que recordar, también, que el carácter dictatorial del régimen de Galtieri no era argumento válido para no estar con Argentina contra la Inglaterra “democrática” de Thatcher. Acá no estamos discutiendo el carácter del gobierno de Maduro: acá estamos discutiendo que tenemos que combatir una guerra de Estados Unidos contra toda nuestra región.

Coordinación regional en todos los planos: político, diplomático, militar y social

El llamado de Gustavo Petro a una coordinación entre países para rechazar las imposiciones unilaterales de EEUU ha sido muy importante. También las declaraciones de Lula ante la cumbre UE-CELAC: “sólo tiene sentido en este momento si discutimos esta cuestión de los buques de guerra estadounidenses en los mares de América Latina”. En Argentina ya se ha realizado una reunión en la CTA de los Trabajadores para desarrollar una campaña contra la guerra de EEUU: llamamos a todos los partidos y organizaciones populares a sumarse.

Todos los pronunciamientos e iniciativas de movilización son puntos de apoyo que tienen que servir como base para construir una coordinación regional política, diplomática, social y también militar que hoy aún no existe. Es necesario exigir, explícitamente, el retiro del USS Gerald Ford y de la IV Flota de nuestra región. Es necesario dejar en claro que, frente a las agresiones militares unilaterales estadounidenses, habrá una respuesta militar coordinada en defensa de nuestra soberanía. Es necesario reafirmar con total claridad que la lucha contra el narcotráfico la debe desenvolver de forma soberana cada Estado nacional sobre su propio territorio, respetando el derecho internacional. Es necesario coordinar con todos los sectores que, dentro de Estados Unidos, rechazan la decisión de Trump de iniciar una guerra contra América Latina.

Hay que adquirir conciencia de que estamos frente a un nuevo momento histórico, y actuar en consecuencia. Estemos a la altura de nuestro himno nacional: “Coronados de gloria vivamos, o juremos con gloria morir”. Con el Che Guevara, afirmamos con convicción que preferimos morir de pie antes que vivir arrodillados. Y recordamos a la compañera María Antonia Berger, una de las tres sobrevivientes de la Masacre de Trelew, que, herida de gravedad, escribió, con su propia sangre en la pared del calabozo, “Lomje: libres o muertos, jamás esclavos”.