Esta fotografía causa un cierto estupor al haber sido enfocado el nuevo y gran conjunto arquitectónico desde el nivel de la muralla de Mar. He visto otras similares de igual encuadre, pero desde una posición elevada que ya no provocan tanta sorpresa.
Llama mucho la atención que un bloque de tal categoría, propiedad de una burguesía económica y socialmente encumbrada, aparezca con la planta noble hundida y cegada a causa de semejante y ya inútil mamotreto.
Cuando levantaron su gran edificio sabían que la muralla de Mar iba a ser pronto derribada
Así las cosas, parece mentira que aquella gente tan adinerada no hubiera escogido otro lugar más atractivo y visualmente más refinado.
Hay respuesta para todo ello, que por lo tanto merece ser razonada.

La muralla de Mar fue la última construida y la más tardía en ser derribada
DESCONOCIDO / IMAGEN CEDIDA POR EL ARXIU FOTOGRÀFIC DE BARCELONA
Este bloque era y sigue siendo conocido como los Porxos d’en Xifré, pese a que no corresponde a la realidad. Vayamos por partes.
El americanu Josep Xifré fue el primero en mandar construir allí su soberbio conjunto, que no fue culminado hasta 1836, debido a la pésima consistencia del terreno y los muchos problemas que ello generó. La mitad del bloque da fachada al Pla de Palau, el lugar más relevante de la época; la otra mitad y principal da al paseo Isabel II.
Casi a renglón seguido, Alejo Vidal Quadras, de familia originaria de Sitges enriquecida en Cuba y convertida en banqueros barceloneses, se sintió atraído por la vistosa presencia de aquellos Porxos y se afincó casi arrimado en 1842, pues tan solo los separa la muy estrecha calle Llauder. Explica que desde un buen principio los ciudadanos otorgaran el mismo nombre de Porxos Xifré a los dos bloques, cuando en verdad este merecía el nombre de Vidal Quadras.
Y más tarde se añadieron otros dos en la parte trasera y menos solemne, que pertenecían a Pere Collaso Gil, padre de Josep, alcalde muy breve pero repetidor en nada menos que cinco ocasiones.
Pero volvamos a los Porxos Vidal Quadras. Cierto que el lugar elegido era desafortunado, pero con futuro: la muralla de Mar estaba ya sentenciada por inútil; había sido la última puesta en pie (1555) y la más tardía en ser derribada (1881).
Fue significativo que la familia López-Bru, en trance de instalarse en el palacio Moja, se alojara allí, en donde nació Claudio, segundo heredero del título. La popularidad de este Porxo vino dada por la seductora horchatería del muy simpático valenciano Tio Nel·lo.
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Eixample-Unesco
Me duele que una genial obra revolucionaria, gozadora de admiración universal y exhibidora de bondades urbanísticas y arquitectónicas de la más variada condición no haya merecido todavía el reconocimiento de la Unesco: ingresar en su lista del patrimonio mundial. El Eixample era pionero en no pocos terrenos: fue el primero en España; tuvo la ambición de ser ilimitado; brindaba la misma dimensión a todas las calles para evitar la división social y ofrecer la misma insolación y ventilación; Cerdà, antes de proyectar su plan, incorporó la estadística y las curvas de nivel, situó un plátano de sombra cada ocho metros y se convirtió en la ciudad con más árboles alineados de Europa, destinó el centro de todas las manzanas a convertirse en jardines o huertos, tuvo muy en cuenta la visionaria previsión del tráfico futuro con la incorporación de unos chaflanes únicos en Occidente, introdujo la proximidad de los 15 minutos…, todo para mejorar las condiciones de vida. La Rambla no fue aceptada, fracaso que viví muy de cerca, ni tampoco el Eixample en su primer intento. Ahora va la vencida.